Yucatán

Un Federico de los Tantos Corrales en Yucatán1

Georgina Rosado Rosado

¿Un poeta nace o se hace? Yo creo que un poco de ambos. Nace cuando brota como Federico Corral en terreno fértil, en el ombligo de un territorio y de un vientre plagado de historia y nostalgia, de climas extremos y arquitecturas hechas para el ensueño, rodeado de una peculiar familia que el mismísimo García Márquez envidiaría y convertiría, si viviera, en personajes de alguna novela de realismo mágico. Pero entonces, porque no todos los nacidos en Parral, Chihuahua, y miembros de su extensa familia son poetas, tienen su sensibilidad, su afán de devorar libros y esa férrea voluntad que lo llevó a la aventura de recorrer nuevos e inhóspitos caminos; de salirse de su amada casa aunque esto le destrozara en parte el alma. ¿Cómo logró entonces convertirse finalmente en un magnífico poeta, narrador, ensayista y editor?

Es preciso conocer y entender lo que le permitió a Federico convertirse en editor y director de Ediciones Tintanueva; obtener diversos premios y reconocimientos como la mención honorífica en el IV Premio Internacional de Poesía Manuel Bandeira 1998, en Sao Paulo y el Premio Nacional Carlos Pellicer para obra publicada 2002 como editor del libro. A esto le siguieron otros reconocimientos de los que mencionaré solamente algunos: el Premio Internacional Luis Cernuda para editoriales independientes por la colección Autores del 2000, Málaga, España; premio Programa de Publicaciones 2004 del Instituto Chihuahuense; premio Brasil Hispanoamericano de Literatura 2006 por Cartografía de una casa; Premio Nacional de Poesía de los XXXIX Juegos Florales de San Juan del Río 2009, por Los verdaderos ángeles no tienen alas (de plumas y huesos).

Lo que estoy segura permitió a Federico convertirse en poeta es precisamente una cualidad, de la que quizás alguna vez renegó, la de poder desdoblarse, convertirse en lo que su primera epígrafe nos dice “en un yo además de un mí, que en realidad es un él y es un tú pero también es un nosotros” (Zulai Marcela Fuentes). Es decir cuando se obtiene la capacidad de convertirse en diferentes versiones de sí mismos sin abandonar nuestra esencia.

Contrario a lo que se piensa, en el inicio de la humanidad no fueron los grupos más adaptados a su entorno los que evolucionaron, sino todo lo contrario, fueron aquellos que ante un medio ambiente inhóspito tuvieron que desarrollar su creatividad e ingenio para sobrevivir. Lo mismo sucede con los seres humanos, con los individuos cuando se es diferente, con una sensibilidad y formas distintas de ver la vida, cuando se sufre acoso y te llaman “loquito, loco o locote” en la escuela y los caminos comunes se comienzan a cerrar. Entonces no queda otra que acompañarse de amigos imaginarios, de personajes de papel y lápiz, como lo hizo él, desde edad temprana, y refugiarse en la biblioteca para devorar libros. En sus propias palabras “Fue la crueldad, sin duda, la que me llevó a refugiarme en el universo del arte, por un lado escribía cuentos y versos, por otra dibujaba y manchaba papeles con acuarelas, además de componer canciones, reciclar botones, fichas de refrescos, estampas de luchadores…”

Ante una dolorosa realidad de acoso e incomprensión, algunos perecen, pero otros y otras no. Escapan del dolor, lo sublimizan y reinventan nuevas realidades. Así nace la poesía, así la literatura surge, construyendo en el imaginario nuevos mundos. Y así, creo yo, nació Federico, uno de los tantos Corrales, desdoblándose en múltiples Federicos. Porque tampoco creo en las casualidades, aquellos con los que lo confundieron o él suplantó durante su vida, no eran otros Corrales, sino las múltiples formas a las que su alma se acomodó en un accidentado camino.

Después de leer su libro “El otro Federico. Más allá de la ficción”, estoy convencida de que él es en realidad su medio hermano, también Hugo al que suplantó en la Ciudad de México y hasta Eloy, el buscado por la justicia con el que fue confundido en un aeropuerto, porque esa es la virtud de un verdadero literato, representar las múltiples facetas y claroscuros que forman la humanidad.

“¿Quién soy yo? La respuesta tarda siglos en llegar… ¿Qué soy yo? Una nueva herida se abre” (Olivia Félix). Reza otro de los epígrafes que incluye en su libro. No cabe duda que uno de los peligros que se corre cuando se adquiere la costumbre de andar por la vida inventando realidades alternas es olvidar por momentos tu propia esencia.

Alguien le preguntó hace poco a Federico, cómo logra la capacidad admirable que encontramos en sus libros de reproducir diálogos, en los que el carácter y la personalidad de los personajes se encuentran bien definidos y convincentes, una capacidad que muy pocos logran en sus novelas. Sentí entonces la tentación de responder, aunque no estaba dirigida para mí la pregunta. ¿Qué?, ¿no te das cuenta que Federico, antes que nada, es un gran actor? Y los grandes actores no imitan, ni fingen ser lo que no son, se funden con sus personajes, los viven, piensan y sienten, sufren sus tristezas o disfrutan sus alegrías.

Cuando desde niño o niña se aprende a actuar y vivir realidades alternas como una manera de sobrevivir lo demás es cuestión de estudio y disciplina si se quiere crear poesía. Por lo tanto, yo les diría a l@s estudiantes de literatura, que si bien los cursos, talleres y miles de libros leídos ayudan a adquirir técnicas apropiadas para el buen escribir, nada sustituye la capacidad de sentir para crear y hacer literatura. Es imprescindible desarrollar la sensibilidad que te permite llorar a la menor provocación, reír a carcajadas por cualquier cosa, y andar por la vida abrazando personas como es común en Federico. Porque lo que hizo a nuestro amigo Corral un verdadero poeta fue su capacidad de sentir la vida con tanta intensidad que a veces deseó la muerte para no sufrirla, aunque finalmente abrazó la vida porque logró con mucho esfuerzo y apuros la capacidad de crearla y recrearla para su placer y el nuestro. Disfrutemos entonces con él su virtuosa creación y demos la bienvenida a uno de los tantos Federicos que hoy nos acompaña en otra tierra de ensueño y de grandes poetas, Yucatán.

1 Comentarios al libro “El otro Federico: Más allá de la ficción. Realizados durante la presentación realizada el lunes 2 de marzo en el Centro Cultural Regional del ISSSTEY.