Yucatán

Yucatán Insólito; La Casa de Diego de Landa, hoy ¿un restorán?

Añaden que ahí se hace el mejor poc-chuc de Yucatán. Otros dicen que en Teabo, como el cronista D. Antonio Novelo y Medina. Y otros jalan agua para sus molinos. Pero todo esto sale sobrando cuando lo que pretendemos es ubicar la casona del fraile Diego de Landa, construida acaso durante la primera mitad del siglo XVI

¿Es o no es la casa de Landa la dicha?

La conocimos en los años 70

Eran los tiempos cuando gobernaba el Dr. Francisco Luna Kan el Estado y una mañana nos encargó el mandatario (fungimos como Jefes del Departamento de Promoción Cultural de su gobierno) una comisión para desempeñar en cierta hacienda vecina de Maní.

Emprendimos nuestro compromiso y al pasar por el pueblo de Maní nos detuvimos a conocer la mencionada casa de Landa. Ya en esa época se le veía sumamente arruinada: hecha de palos con techos de paja no parecía la casa de una autoridad religiosa. No lejos de ella veíanse (de acuerdo con el testimonio de la gente más vieja del pueblo) una gran ceiba que había servido para quemar a un número de indios mayas (¿Parte del auto de fe de 1561?), y un enorme cenote; más allá, un convento, verdadero lugar del citado auto de fe.

40 años más tarde

No regresamos a Maní hasta 4 décadas después. Entonces ya la casa de Landa había cambiado; es más, había desaparecido. Con todo, algunas personas nos mostraron otra casa asegurando ser la de Landa. Ya era entonces un restaurante donde no entramos.

Pero el Dr. Novelo, siempre curioso, entró al sitio a probar la comida asegurando haberse engullido el poc chuc más sabroso del mundo. Nosotros nos hemos sorprendido: ¿La casa de Landa convertida en un restorán? Tendremos que visitarlo algún día y dar fe.

Lo que nos traen los tiempos.

Al imaginarte

Sólo con tu amigable presencia

desatas nudos imposibles,

recreando realidades plausibles,

movimientos oníricos, con cadencia.

Atragantándome con las palabras

intento expresar mi simple sentir,

mis vergüenzas, también, intento cubrir,

echando magia y abracadabras.

De lejos, igualmente te siento

¡Me pone tan feliz ese momento!

El eterno presente es alegría.

Ando coqueteando con la envidia,

luchando con mi propia desidia.

Poco a poco se va la cobardía.

Juan Manuel Góngora B.

Por Roldán Peniche Barrera