Yucatán

Alfarería en Ticul, tradición desde hace más de 100 años

Desde hace más de 100 años los artesanos de Ticul se han entregado a esta labor, en la cual plasman su creatividad e ingenio para crear obras de arte, que representan una fuente de sustento para poder salir adelante con sus familias.

En la actualidad el municipio de Ticul es el único en el Estado que cuenta con aproximadamente 60 talleres de alfarería, lo cual es muy visible desde la entrada de la urbe en donde es muy fácil poder contar de uno en uno los establecimientos, tales como:

“Beh Kat” (Camino del Barro) de Betzy Ayala Cach; “Los Cantaritos” del señor Manuel Pech Tzun; la alfarería de la familia Peralta; la alfarería de Enrique Ayala; “Izlumi”, de Luis Miguel Segura Esquivel; “Alfarería González” de Jorge Daniel González; “La Perla del Sur”, de la familia Segura; la alfarería de la familia Martín en la calle 19; y la de la familia Alfaro; entre otras, las cuales expenden estas obras que van desde los negritos, flamencos, macetas, fuentes, mariposas, mestizas, ranas, catrinas, calabazas, confidentes, réplicas de dioses mayas.

Según nos platicó el señor Manuel Pech Tzun, propietario de la alfarería “Los Cantaritos” ubicada en la calle principal, su familia lleva la sangre de artesanos pues desde hace más de 100 años su bisabuelo, el señor Manuel Pech, empezó a trabajar en esta labor. La batuta se la heredó a su abuelo, el señor Lucas Pech para que este después se la diera al padre del entrevistado, el señor Lorenzo Pech, y ahora el actual propietario se la heredará a su hijo Manuel Pech Segura, cumpliendo así con la quinta generación en la alfarería.

En la actualidad cuenta con 19 empleados, entre ellos dos mujeres que lo ayudan a pintar y vender las piezas.

Coronavirus COVID-19 afecta a los artesanos

Por su parte, el Lic. Luis Miguel Segura Esquivel, propietario de la alfarería “Izlumi”, ubicada en la calle principal de la ciudad de Ticul, indicó que en la actualidad los artesanos de la ciudad están atravesando una difícil situación por el impacto del coronavirus COVID-19, ya que sus ventas más importantes las realizan en su mayoría en hoteles y restaurantes de la Riviera Maya, pues este provee piezas artesanales, platos, vasos, así como souvenires para los turistas.

“Debido a esta contingencia de salud nos han cancelado pedidos importantes de barro, lo que sin duda afecta nuestra economía; sin embargo, sobrevivimos de la poca venta que nos puedan hacer los clientes locales, de Mérida y de pueblos circunvecinos, ya que en su mayoría adquieren alcancías, maceteros, jarrones flamingos y adornos para sus jardines.

“En la actualidad cuento con 12 empleados, a los cuales tengo que ver la manera de poder continuar pagándoles aunque las ventas no se estén dando, inclusive ya estamos en las redes sociales para trabajar envíos, uno tiene que ingeniárselas para poder continuar”, afirmó.

De la misma manera nos explicó que este oficio lo heredó de sus antepasados y que su hijo continuará con el legado familiar de la elaboración de artesanías.

El procedimiento

“Los alfareros de Ticul adquirimos la materia prima en una población llamada Tepakán, del Estado de Campeche, estos obreros nos lo venden en pitas a la mayoría de los alfareros de la ciudad; una vez adquirido nosotros nos encargamos de secarlo por dos días y posteriormente lo empezamos a machacar o deshacer.

“De la misma manera acudimos a la comunidad de Chapab de las Flores, en donde otras personas nos venden el polvo de sascab, para posteriormente mezclar todo junto con agua hasta formar la masa, la cual nosotros moldeamos para elaborar jarrones, platos, vasijas, macetas o en su caso lo aplicamos a moldes para sacar imágenes y otro tipo de piezas; una vez creado se mete a un horno elaborado de tierra roja y otras mezclas a temperaturas elevadas para que se cueza, para que al final los pintores y decoradores le pongan su punto final”, afirmó el entrevistado.

Competencia dura

Por su parte, el joven Adolfo Delgado Ayala, encargado de la alfarería “Beh Kat” (Camino del Barro), manifestó que lo que más demandan los clientes son las figuras de jarrones, animales, maceteros, así como adornos para los hogares, como los flamencos y tortugas.

“El precio del bulto de barro ronda entre los 30 pesos y el del polvo cuesta 40, hasta ahora los precios se han mantenido debido a que en esa Entidad también hay una fuerte competencia y las piezas ya finalizadas las vendemos desde 50 hasta los 400 pesos; de igual forma ofrecemos precio de mayoreo, el cual es aún menor, dependiendo de lo que el cliente quiera, pues son baratos, porque si uno lo compra en Mérida, Quintana Roo o Campeche les cuesta el doble.

“Los colores, como todo artículo, son parte no sólo de la moda, sino también de la creatividad de cada artesano que convierte el barro en una atractiva figura para el hogar, como el azul, rojo y naranja.

“Debido a la competencia que existe en la localidad, son dos actividades que se desarrollan, la alfarería y la fabricación de zapatos; esto recrudece aún más la venta de dichos artículos debido a que cuando algún taller de alfarería lleva a cabo la elaboración de alguna pieza, éstos inmediatamente son ‘fusilados’ (copiados) por la competencia, lo que afecta los ingresos.

“Luego, a todo lo largo de los talleres están a la venta las mismas figuras pero fusiladas, esto afecta a la persona que de su inspiración lo haya elaborado”, externó el entrevistado.

Grandes obreros

El señor Enrique Ayala Cach indicó que durante varios años se ha dedicado a realizar piezas de barro para grandes alfarerías.

“En la actualidad estos me entregan los materiales y yo me encargo de moldearles e inclusive sacar uno que otro modelo para vender, existen otros artesanos que con sólo ver la figura realizan nuevos modelos, los cuales están muy solicitados.

A mí me gusta ser independiente y evitar tener problemas con ventas de piezas, por lo que acepto encargos de todos y les entrego el producto ya elaborado, sobre todo en bodas, XV años, gremios, etc.”, finalizó.

Con información de Guillermo Contreras Cruz Por Redacción Por Esto!