Gabriel Zapata Bello
El campo de la Medicina y el Servicio de Salud de Cuba son reconocidos internacionalmente por su gran humanismo, su progresión científica y su cobertura social, pero también por su espíritu solidario, el cual ha llevado atención médica a diversas naciones que atraviesan epidemias o contingencias, como actualmente atraviesa México.
La medicina yucateca, desde la fundación de la Escuela de Medicina de Yucatán en 1833, ajustó sus enseñanzas y prácticas médicas a las teorías y métodos de la medicina francesa1 y así fue durante el siglo XIX. Por su parte, la Independencia de Cuba de España a fines de dicho siglo y a inicios del XX permitió una mayor aproximación de las distintas actividades profesionales del país antillano con el resto del mundo, como fue el caso de la medicina.
En noviembre de 1851 llegó a Mérida, procedente de La Habana, el Dr. Salvador Riera, médico español formado en Cuba, quien trajo y difundió la Homeopatía; ésta no fue bien recibida por el gremio médico yucateco hasta el año 1853, cuando el cólera asiático invadió la Península y la mayoría de los enfermos de esta epidemia tratados por el Dr. Riera encontraron la salud con su terapéutica.2
A fines del siglo XIX llegó a Yucatán el humanista y médico cubano Eduardo Urzáiz Rodríguez, quien hizo de la enseñanza de la obstetricia su apostolado y que en virtud de sus excepcionales cualidades humanas fue enviado a los Estados Unidos a especializarse en Psiquiatría, por lo que a su regreso inició la creación de la especialidad y de la cátedra de la materia en 1907, así también se hizo cargo del Asilo Ayala.3
Si hay una rama médica a la cual la salud yucateca deba mucho a la mayor de Las Antillas es la Neurocirugía. Esta disciplina se inició en el país antillano en 1934, cuando el médico cubano Carlos Ramírez Corría regresó de sus estudios en Francia y realizó las primeras intervenciones quirúrgicas en pacientes con afecciones traumáticas y tumores cerebrales. En los años 40 se consolidó dicha especialidad y es cuando un médico yucateco, el Dr. Raúl Cárdenas Torre, realiza en 1944 sus estudios de especialización con Ramírez Corría en el Hospital Calixto García.
En esos años los únicos tratamientos que se brindaban en Yucatán para los padecimientos derivados de traumatismos cerebrales eran limitados y se efectuaban en el Hospital Asilo Ayala; sin embargo, al retorno de Cárdenas Torre, con el apoyo de otros médicos y especialmente con el acompañamiento de su mentor cubano se fundó el Instituto Neuropsiquiátrico de Yucatán “Carlos Martínez Corría”, ubicado enfrente del Parque Zoológico del Centenario el 31 de enero de 1954, en honor al médico antillano que había mostrado desinterés y atención voluntaria a las clases necesitadas de nuestro medio.
Con el instrumental donado por Martínez Corría se realizó aquí la primera operación de cráneo en el sureste mexicano el 1º de febrero de 1954, siendo el paciente un norteamericano que había sufrido un gravísimo accidente automovilístico, habiendo sido operado con éxito.4
El Hospital Clínico Docente “Gral. Calixto García” de la Universidad de La Habana fue fundado en enero de 1896; dicho nosocomio permitió en la primera mitad del siglo XX que numerosos galenos yucatecos realizaran sus estudios de especialización en ramas diversas de la salud. Podemos citar a los doctores Cirilo Montes de Oca Ramírez (radiología), Alberto Colomé Bauzá y Carlos Avilés Cuevas (urología), Eduardo Laviada Arrigunaga (diabetes) y Luis Alberto Navarrete Ruiz del Hoyo (cirugía) entre otros.5
En 1951 iniciaron las misiones de intercambio universitario entre estudiantes y profesores de medicina cubanos y yucatecos. El 6 de agosto de ese año vino un grupo de la comunidad médica de la Universidad de La Habana y pocos días después salió para la capital cubana un grupo encabezado por el rector Dr. Eduardo Urzáiz Rodríguez, el Dr. Arturo Erosa Barbachano, los Dres. Hernán Casares Ponce, Xavier Pérez Abreu y Joaquín Jiménez Trava, así como una docena de estudiantes de medicina yucatecos que visitaron los hospitales de la Universidad de La Habana, el Calixto García, así como las Unidad Sanitaria de Marianao, en las cuales, además de sus labores de observación, se les permitió en algunos lugares realizar labores de atención y asistencia.6
La metodología y los criterios de lo mejor de la ciencia médica cubana marcaron sin duda la evolución de la medicina y de los Servicios de Salud de Yucatán, desde la enseñanza hasta la práctica médica, lo cual contribuyó notablemente a la evolución y mejora de los sistemas de salud del Sureste mexicano durante el siglo pasado.
En los momentos actuales de emergencia sanitaria y de combate a una enfermedad que rápidamente ha invadido continentes y países, y en el que algunos médicos distan de hacer honor al juramento hipocrático de atender y librar a nuestra población de un peligroso virus, sean bienvenidos los médicos de Cuba, nación hermana con quien tenemos una larga y honrosa relación de amistad y solidaridad.
gazabe@gmail.com
1) Enciclopedia Yucatanense, Mérida, Yucatán, 1944, Tomo IV, p.343.
2) Op. cit p.344.
3) Op. cit pp.317 y 339.
4) Trayectoria del Instituto Neuropsiquiàtrico de Yucatán durante el cuarto de siglo de su fructífera existencia, Novedades de Yucatán, 22 de enero de 1979, p.11
5) Diccionario Biográfico Peninsular, Edit Marina, Mérida, 1971, 264 p.
6) Erosa Barbachano, Arturo, La Escuela de Medicina de Mérida, Yucatán, Edic UADY, Mérida, 1997 p.198