A 15 días de la implementación de las medidas para evitar el contagio de coronavirus mucha gente que vive al día y no ha podido trabajar está sufriendo por falta de dinero para comprar sus alimentos.
Eso dijo ayer en entrevista con POR ESTO! el reverendo Orlando Castro Pacheco, presidente de Interiglesias, y al mismo tiempo hizo un llamado a las autoridades para que atiendan con despensas cuando menos una vez a la semana la necesidad de la mayoría de la gente que es pobre.
Lo planteó así:
–La realidad es que mucha gente carece de satisfactores básicos, que su economía ha sido afectada, nosotros oramos para que Dios de alguna manera les provea, de una forma materialmente, físicamente.
También estamos orando por las autoridades para que Dios las bendiga y les dé sabiduría para trabajar en beneficio de la población. Hay medidas que son pertinentes, muy adecuadas, pero también se pueden tomar medidas que pueden afectar a las familias. Asimismo queremos enviar un mensaje a la comunidad de que hay que hacer a un lado los odios políticos y sociales, y ahora más que nunca unirnos; se trata de sumar, no de restar, unirnos en programas que beneficien a la población, sin estar viendo tintes políticos, sociales o denominacionales, porque un feligrés es un ciudadano.
–Veo que es grande su preocupación, reverendo Orlando, ¿qué es lo que está viendo que pasa?
–Nosotros como pastores vemos que muchos de los feligreses están al día y al no trabajar, al no poder hacer lo que normalmente hacen, no generan ingresos, porque no todos son empleados, muchos trabajan por su cuenta, y al no poder hacerlo porque se ha prohibido están sufriendo por falta de recursos. Por eso nos preocupa y pediría a nombre de los pastores y de las iglesias, que las autoridades agilicen esas entregas. Si van a llegar esos apoyos que los den sin tanta burocracia. Ahorita ya son 15 días, pero va a ser un mes más y la gente necesita, hay que hacer a un lado los odios políticos y sociales y atender a la gente, porque ya hay mucha inconformidad.
–¿Está molesta la gente?
–Sí, la gente está hasta furiosa. Le dicen: “Quédate en casa”, ¿pero los apoyos? ¿Cuándo llegan? No se les está pidiendo que se les mantenga, sino que se les dé cuando menos una despensa semanal, lo mínimo, porque ya no tienen que comer. Los que trabajan por su cuenta no tienen.
–¿Es mucha gente la que está así?
–Yo creo que hay más pobres que ricos, yo creo que una gran parte, un gran porcentaje son los pobres. Las familias ricas yo no digo que no tienen necesidad, que no se enferman, pero esto ha golpeado más a los pobres que son un gran porcentaje de la población, son la mayoría.
Todo esto se refleja de otra forma, y en otros estados no siempre lo buscan por un cauce legal, pero como ahora sí que se trata de sobrevivir, hay que atender esta situación.
-¿Tienen ustedes muchos feligreses que se encuentran en esa mala situación?
-Sí. De todas las iglesias que hay en el Sur, el Poniente, en los municipios. A unos las empresas los mandan a su casa con su semana de sueldo, pero otras empresas los mandan sin dinero, les dicen que ya no hay trabajo. Yo veo la inconformidad, que ya se extendió bastante.
No desde el escritorio, sino con centros de acopio
-Nosotros oramos por las autoridades, no estamos en contra de ellas, pero estas cosas no se manejan desde el escritorio, sino con centros de acopio, como cuando el huracán. En ese tiempo el gobernador donó despensas, y salíamos y se repartían esas despensas a las familias. Hay que tomar cartas en asunto porque si no eso se va a recrudecer y van a ser terribles las consecuencias.
–¿Ya hay hambre en el pueblo yucateco?
–Definitivamente sí. Son más de 15 días, y en las comunidades que trabajamos con Interiglesias, no hemos visto nada todavía. Hasta ahorita no hemos visto respuesta, no ha habido respuesta. Ningún apoyo para la gente que vive al día y se quedó sin poder trabajar. Está esperando en su casa la gente. De los que trabajan por su cuenta, a pesar del coronavirus muchos salían porque tienen que llevarle de comer a sus familias, pero ahora con estas nuevas medidas que son como un toque de queda, para que nadie salga, ya no pueden hacerlo, porque puede haber reacción, ya que, por ejemplo, los antimotines les dicen que se vayan a sus casas. Hay gente que en realidad solo sale a dar su vuelta, porque no ha entendido la peligrosidad de este virus, pero otros salen por una necesidad, y allá está la injusticia.
Oficinas cerradas
–¿Me decía usted que llamó a las oficinas federales?
–Sí. Yo llamé a esas oficinas federales para ver quién puede darle despensas a la gente, pero en vez de que estén atentas por lo que está pasando, están cerradas. Hemos estado buscando comunicarnos para decirles que actúen, que la gente necesita atención, necesita despensas, pero no hay nadie.
–Yo creo que cuando menos Diconsa debería estar abierta y repartiendo despensas, ¿no?
–Eso es lo que pensamos. Yo les digo a los pastores: no es un momento de hermetismo, debe haber comunicación, que apoyen a la gente, y si no hay para todos se distribuye, pero el caso es que haya algo, que no estemos en cero.
Fortalecidos espiritualmente
–Por otra parte, reverendo Orlando, en lo espiritual, ¿qué hace Interiglesias actualmente?
–En primer lugar, hablamos de nuestro Dios maravilloso y de su iglesia. Él ha prometido bendecirnos, protegernos y sustentarnos como sus hijos que somos. No importando las condiciones externas que parezcan difíciles o amenazantes, como en este caso esta epidemia de coronavirus.
Como Iglesia, nosotros estamos fortalecidos espiritualmente, tenemos la fortaleza del Señor a través de su Palabra, a través de la oración, a través de la presencia del Espíritu Santo.
Es innegable que esta situación ha causado pánico, psicosis, consternación a nivel mundial; por ejemplo, cuando revisamos la historia de las pandemias, como en la gripe española de 1918 a 1920, que fue aterradora, pues murieron 50 millones de personas en todo el mundo, que consternó a la humanidad. La peste negra o muerte negra, de 1347 a 353, fueron 6 años que afectó a un tercio de la población, llegó al Asia, y en Alemania 1 de cada 10 habitantes perdió la vida.
A nosotros en cierta manera nos afecta lo que está pasando. Sabemos que las profecías se están cumpliendo, y nos afecta pensar que no todos están preparados, porque la persona que no conoce la Palabra, no conoce el amor de Dios, no sabe que en Dios hay esperanza, ve el futuro desde otra óptica, desde otros lentes. También nos afecta como a todo el mundo, a nivel local y nacional, y a nivel mundial, porque no nos podemos reunir para hacer nuestros cursos bíblicos para alabar a Dios, y ya tenemos un mes.
Unos templos desde el 15 de marzo cerraron, otros el 22, y sucesivamente han ido cerrando. Pero ahora ya aumentó a más tiempo, porque hasta el 30 de abril es el cierre. El comunicado oficial a nivel federal dice que el cierre es del 30 de marzo hasta el 30 de abril, es la instrucción del área religiosa del gobierno, y como muchos no hacemos actividades, en ese aspecto está afectando a la Iglesia.
Cadenas de oración y ayuno
Pero, por otra parte, Interiglesias tiene 50 iglesias con las que hemos estado muy activos, aunque no se abren los templos hemos estado muy activos como soldados de Cristo, porque del 22 al 29 realizamos una semana de cadena de oración, de ayuno, diariamente había ayunos con 5 ó 7 iglesias de Interiglesias ayunando, y se agregaron otras de otras denominaciones.
Y el domingo 19 fue un gran clamor, de avivamiento, de liberación, para que este virus ya no siga haciendo tanto estrago en las familias, para que el Señor proteja a las comunidades. Este gran clamor abarcó México, Venezuela, República Dominicana, una Iglesia que tenemos en Canadá, y Houston, como 50 iglesias, y otras que luego se agregaron sin avisarnos y no las contabilizamos.
También lo que estamos haciendo ahora como iglesia en que no podemos tener los servicios físicos en los templos, es que las familias están realizando oraciones, se celebran devocionarios familiares un día a la semana. La familia lee la Biblia, cantan, oran, y se presentan las necesidades de todos, de todo el mundo –concluyó el reverendo Orlando Castro Pacheco.
(Roberto López Méndez)