CHUMAYEL, Yucatán, 28 de abril. Llegó el día que cientos de personas del municipio y visitantes esperaban con ansias, el inicio de la tradicional fiesta de Chumayel, misma que ahora queda en el recuerdo tras su suspensión como medida para evitar la propagación del Covid-19.
Como nunca se había visto un 28 de abril, la población lució vacía, triste y solitaria, sin ese estruendoso tronar de los voladores y el ajetreo por el arribo de numerosos jaraneros y familias que llegaban con alegría y devoción para quedarse por una semana completa para disfrutar de las festividades en honor al Santo Cristo de la Transfiguración.
Cada año, la cuenta regresiva inicia el 6 de mayo tras la culminación de la tradicional fiesta; a partir de ese momento, nuevamente las familias y visitantes comienzan a hacer planes para el próximo evento, desafiando al destino que para esta ocasión sorprendió en gran manera.
A través de las redes sociales, la ciudanía ha externado esa mezcla de sentimientos que representan la cancelación de los festejos; no hubo vaquería ni tampoco estreno de esas elaboradas prendas regionales, las calles que solían llenarse de vehículos ahora están vacías, así como la plaza principal y el Palacio.
Los fieles devotos no visitarán el Santuario del Señor de Chumayel para saludarlo, pero en sus corazones y desde sus hogares revivirán esa promesa de fe para un emotivo encuentro para el 2021, desde luego siguiendo las medidas sanitarias para combatir la pandemia.
Este año, no se efectuó la tradicional siembra del árbol de la ceiba, que anticipa la apertura de los festejos, en un ambiente de auténtica fiesta y algarabía que reúne a habitantes de la comunidad y numerosos visitantes; ese peculiar ritual que menciona Antonio Mediz Bolio en su libro “La Tierra del Faisán y el Venado”.
Tampoco hubo el singular convivio por las calles de la comunidad para anunciar el inicio de la fiesta en honor al Santo Cristo de la Transfiguración; un recorrido al compás de la angaripola, ejecutada magistralmente por la agrupación de Arturo González y de Julián y su orquesta jaranera.
Como es representativo de dicha actividad, durante el trayecto, jóvenes, adultos e incluso mujeres participaron sosteniendo los timbales que avivaron el ambiente del contingente. El convite representa la singular ceremonia de invitación y preparación a la noche de gala regional.
Sin duda, la fiesta de Chumayel, una festividad de tradición viva por excelencia, conlleva una serie de actividades que la hacen única y muy representativa en el sur del estado, mismas que esperarán un año más para su celebración.
(Texto y fotos: Carlos Ek Uc)