PROGRESO, Yucatán, 28 de abril.- “El oficio de la sastrería está por concluir en este puerto, debido a que los sastres tenemos trabajo limitado y los adolescentes no se interesan por la labor, que fuera muy productiva en antaño”, dijo don José Exaltación Córdova Cobá, lector del POR ESTO! y uno de los pocos sastres del puerto.
Dejó su diario un momento y mencionó que cuenta con 77 años de edad, de los cuales 50 ha dedicado a la sastrería, oficio que concluirá con esta generación, pues los que quedan ya son septuagenarios.
El sastre debe dominar varios tipos de trazos para hacer prendas de vestir, entre estos los trajes, camisas y los pantalones.
“Aprendí el oficio de mi padre, don Conrado Córdova Pech (+), quien junto con mis dos hermanos nos enseñó el oficio en la década de los sesenta; ser sastre era tener mucho trabajo, el oficio tenía gran demanda, dejaba dinero, inclusive llegaban jóvenes interesados en aprender el oficio y hasta nos pagaban para aprender la sastrería.
“Habían sastres que se agrupaban a veces de 3 a 4 y tenían su local para atender a sus numerosos clientes, pero con el paso de los años todo cambia, recuerdo las navidades, fin de año, los festejos de San Telmo, hoy suspendidos por el Coronavirus. Los clientes desde varios meses atrás compraban sus cortes de tela para la hechura de sus camisas y pantalones, al igual que los informes escolares.
“Los clientes esperaban en mi taller sus pantalones para disfrutar de las celebraciones, de aquellos años cuando el trabajo para el sastre nos favorecía para las bodas y quince años; hacía trajes para el novio y chambelanes. En realidad eran las épocas doradas de la sastrería, cuando todos querían visitar al sastre.
“En la actualidad hay trabajo y sale para la comida, los principales clientes son las personas robustas, a las cuales los pantalones no les quedan y es cuando acuden al sastre, al igual que van a los almacenes de ropa y las camisas no les arman. Una hechura de pantalón se hace en un día, al igual que una camisa; el costo del pantalón varía de acuerdo a la persona junto con el corte de tela, pero está entre los 180 y 200 pesos, las camisas entre los 120 y 150, solo hechuras, cada quien trae la tela que sea de su preferencia.
Pero ahora las personas prefieren acudir al almacén, realizar la compra de su ropa, les es más cómodo, aunque también vienen al sastre para que les corte los bajos o les haga algún ajuste a su prenda de vestir.
“Ahora hay ropa de paca, que muchas personas compran y las prendas para las bodas y quince años hay rentadoras para las prendas que emplearán ese día de la celebración, así que la vida para los festejos es más sencilla.
“Invito a los jóvenes a que aprendan el oficio y lo primero que dicen es ¿cuánto voy a ganar?, a diferencia que antes pagaban por aprender; pero todo es parte de los tiempos”, finalizó.
(Texto y foto: Julio Jiménez Mendoza)