Yucatán

FILEY, un bálsamo anímico

Cristóbal León Campos*

A través de un comunicado público, el Director de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY), Rafael Cobos Argüelles, expresó su compromiso y voluntad para que la edición 2020 pueda celebrarse a fines de año en vez de cancelarse, como parecía que sucedería, asumiendo como desde el 2017, una gran responsabilidad, tal y como expresa en el aviso: “Como Director de la Feria, haré los esfuerzos que estén a mi alcance para, atendiendo el llamado de nuestras autoridades, contribuir con la realización de la Feria, para que se evite una afectación mayor a la que ya enfrentamos, apoyando de manera directa a reducir el impacto que está causando esta pandemia a Yucatán y seguir acercando al mundo a nuestra Entidad, poniendo de esta manera nuestro granito de arena para la recuperación económica que se requerirá en el futuro inmediato”.

Creo a mi entender, que esta carta-compromiso es también un llamado a la solidaridad de quienes nos dedicamos de una u otra forma a la cultura en Yucatán, es la puesta en marcha de la voluntad de seguir más allá de la adversidad que pudiera invitar a la apatía o al pesimismo; habrá sin duda quienes ante la decisión emitan juicios y críticas, alegando irresponsabilidad o un gran riesgo por el reto que significa por los tiempos y la situación tan compleja de salud pública, pero me parece, que justamente lo que ahora necesitamos es poner en marcha el deseo de continuar haciendo de los proyectos importantes como lo es la FILEY, una realidad continua que ayude a mitigar el daño social, económico y emocional que la pandemia y la cuarentena pudiera causar en el ánimo de Yucatán.

Los efectos de la pandemia de Covid-19 serán muchos, no hay duda de ello; en realidad, será precisamente cuando pase la cuarentena el momento en que se dejarán ver un sinfín de asuntos por resolver, y es ahí, en lo complejo, en lo difícil del vivir diario, en el aire contagioso de la desesperanza; en donde, sin lugar a dudas, la cultura tiene su función social elemental y urgente.

No es menos casual, que una de las acciones recomendadas tanto por autoridades gubernamentales, instituciones educativas y culturales, así como por promotores, escritores y amantes de los libros sea la lectura convertida en una herramienta y un aliado para aminorar el impacto psicológico-emocional presente en estos días aciagos que atraviesa la humanidad. Son los libros y es la lectura; bálsamo anímico ante la obstinada crudeza real.

La duda es natural ante todo hecho humano, es claro que no se trata únicamente de poner a la voluntad por delante sin el uso justo de todos los elementos necesarios para la concreción en buenos términos de un evento como el que significa la FILEY, por eso es tan relevante la coordinación de las partes, directivos, instituciones, Gobierno, editoriales, escritores, promotores culturales y de lectura, lectores y público en general; pues las ferias son espacios de celebración, que si bien significan incremento económico para los sectores participantes, también aportan los canales de recreación que la sociedad requiere, más aún cuando hablamos de la cultura y en particular de todo aquello relacionado con las letras; pues los tiempos venideros requerirán del empeño por salir adelante, sin dejar de ser críticos, claro está, pero sí reconociendo las acciones fructíferas y con real impacto. La FILEY lo ha sido y debe seguirlo siendo, será un gran reto sin lugar a duda, creo esa es ya la importancia medular de poner en marcha esta celebración de la lectura, los libros, las letras y los seres humanos.

La cultura tiene un lugar sobresaliente en el engranaje del tejido social, la cultura escrita es síntesis de esas grandes expresiones que se construyen todos los días en el quehacer cotidiano, es para nosotros, quienes tenemos la oportunidad de ser parte de ese quehacer humano, una oportunidad renovada para contribuir al bienestar.

Pongamos nuestros granitos de arena para dar a la FILEY 2020 ese sello e impulso que necesitamos todos y todas, al igual que dijera Antonio Gramsci, “ante el pesimismo de la inteligencia” pongamos el “optimismo de la voluntad”…

*Integrante del Colectivo Disyuntivas