En el Día del Maestro
VALLADOLID, Yucatán, 15 de mayo.- El Prof. Ramón Navarrete Rosado nació en esta ciudad el 22 de mayo de 1904; vivió su infancia y primeros años de su adolescencia inmerso en los acontecimientos sociales de la revolución civil vallisoletana y del pueblo mexicano, lo que indudablemente influyó en su carácter y personalidad.
Cumplió sus estudios primarios en la ciudad de Mérida y aprendió diversos oficios que le serian de gran utilidad en sus actividades magisteriales futuras.
Apasionado lector de todo el acontecer social de esa época, se compenetró de la doctrina e ideología educativa del Gobierno del Presidente Alvaro Obregón, quien en 1922 promulgó e inició la creación de las escuelas rurales de México, con el propósito de incorporar a los mexicanos campesinos al desarrollo social y económico que desde entonces ambiciona nuestra nación.
En 1926 acudió, junto con otros grupos de jóvenes vallisoletanos y meridanos, al llamado que el Gobierno Federal hizo para que en algunas rancherías del ex departamento de Valladolid se organicen las primeras escuelas rurales federales en el Estado.
Solicitó como requisitos básicos para desempeñar estos cargos, conocimientos de la problemática rural, disposición de servicio, iniciativa y dominio de nuestra lengua maya.
Inició sus actividades como promotor social del medio rural en los poblados de Xocén y Chichimilá, proporcionó la organización de estas comunidades entorno a sus escuelas a través de la instrucción básica y práctica de sus alumnos, logró la participación de los adultos y, junto con los líderes de estas comunidades, el interés para mejorar sus condiciones de vida.
Dos años después, en 1928, la Secretaría de Educación Pública le da el nombramiento de maestro federal, comisionándolo para organizar la Escuela Rural Federal No. 1 en la ranchería de Muchucuxcáh, Tekom.
Su intuición, idealismo y entrega le permitieron llevar a la práctica un modelo de escuela transformadora, logrando en pocos años una escuela integral con hortalizas, milpa, cocina, casa del viajero y del maestro, teatro y campo deportivo, así como sus correspondientes cooperativas familiares; la inauguración de dichos anexos escolares fue motivo de reconocimiento de diversas autoridades.
En 1932 le asignaron la responsabilidad y el reto de organizar una escuela similar a la lograda aquí en nuestro municipio, ahora en Ucí, Motul, de la zona maicera a la henequenera.
Con todo su esfuerzo entusiasmo y amor social, consiguió que la escuela de Ucí sea calificada como una escuela rural completa y se designó como un centro de cooperación pedagógica de esa zona escolar.
Tres años después regresó a nuestro terruño, ahora para dirigir una nueva escuela rural federal en Chan Yokdzonot, ratificando su capacidad de líder social y demostrando su interés para que la escuela no solo se viera como un ente aislado de instrucción para los niños, sino como un detonador de desarrollo comunitario, utilizando la capacidad de los campesinos para el beneficio de todos ellos.
Para 1937 el crecimiento del sistema educativo federal a nivel del Estado de Yucatán, obligó a la estructuración administrativa a dividirse, quedando el Estado con 10 zonas escolares y correspondiendo a Valladolid ser la sede de la décima.
La educación rural era responsabilidad de la federación y las escuelas urbanas del Gobierno del Estado. La decisión de las autoridades educativas a nivel central y estatal fue unánime al designar al inspector de la décima zona escolar.
La experiencia acumulada, los logros alcanzados, el reconocimiento de las autoridades de las comunidades de esta zona, fueron elementos suficientes para que la Secretaría de Educación Pública otorgara al maestro Ramón Navarrete Rosado este nombramiento, pasando a ser el primer inspector escolar en esta zona.
De manera empírica aplicó el proceso administrativo, al elaborar su plan de trabajo tomando como elemento nuclear lo que ahora se conoce como evaluación formativa.
Durante la etapa de supervisión se dedicó a realizar su programa de visita a las escuelas rurales, compartiendo con sus alumnos y maestros experiencias de aprendizaje significativas para el conocimiento de su realidad y la manera de transformarla, proporcionando en estas visitas comunales una comunicación efectiva entre los padres de familia, autoridades y maestros. Capacitó y supervisó la conversión de cada escuela en un modelo de escuela integral.
El maestro Navarrete Rosado, como todo buen maestro y como un buen vallisoletano, no sólo dedicó sus capacidades intelectuales y sociales al sistema educativo, congruente con la necesidad de que el maestro debe estar involucrado en la problemática de su comunidad.
Colaboró con varios ayuntamientos de Valladolid como integrante de la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material, así como asesor en las aéreas educativa y cultural; nunca buscó el poder por el poder ni en el área educativa ni en la política civil.
En 1937, el mismo año que la SEP le dio reconocimiento por su trabajo como maestro rural al nombrarlo inspector escolar, contrajo nupcias con la también maestra Rosita Esquivel Villanueva.
A don Ramón lo recordamos también como deportista, en especial en el béisbol, pues fue un gran promotor de ese deporte infantil en el medio rural. El Prof. Ramón Navarrete Rosado fue inspector de la décima zona escolar de 1937 a 1966 y durante este tiempo, su paradigma fue siempre la imagen educativa del maestro.
Su doma: la responsabilidad social en el servicio, todo lo que inicia tiene definitivamente un final, los intereses de grupo son fuertes.
Don Ramón sintió en los últimos años repercusiones en su salud, lo cual, unido al tiempo de casi 40 años de intensa actividad en el Magisterio, fueron motivo suficiente para su decisión de que tanto él como doña Rosita, se jubilaran en ese año. Como es conocido por todos nosotros, después de varios años de dolencia falleció el 13 de noviembre de 1973.
Si bien es cierto que al profesor Ramón Navarrete Rosado le han otorgado varios reconocimientos, poniendo su nombre a varias escuelas y buen número de homenajes, el mejor reconocimiento se lo siguen dando la gran cantidad de maestros que terminaron de formarse en las escuelas rurales de su décima zona federal.
Incuva ha rendido también homenaje al gran maestro rural que dignificó a Valladolid tanto a nivel estatal como a nivel nacional, rindió su reconocimiento a un vallisoletano que fue un incansable trabajador social con una ética que únicamente pueden calificar los que lo vieron actuar congruente y honesto, que dejó una tabla de valores a su esposa, quien ahora se ha reunido con él.
A sus hijos, quienes han recogido y transmitido a sus nietos y bisnietos para continuar manteniendo presente al maestro Ramón Navarrete Rosado.
Varias asociaciones cumplen una y otra vez más su compromiso de honrar a los vallisoletanos que, con su actuación personal, laboral y social, contribuyen o contribuyeron a forjar el prestigio de nuestro muy querido Valladolid, como lo hizo el maestro Ramón Navarrete Rosado, honor a quien honor merece.
Una prueba más de ello son las palabras del maestro distinguido 2012 del Estado, Prof. Elly Marby Yerves Ceballos, le dedica a su maestro Prof. Ramón Navarrete Rosado; en las que reconoce cómo esa figura que fue importante en su formación. Estos datos fueron proporcionados por la nieta del rememorado, la maestra Mayra Alcocer Navarrete.
(Manuel Vázquez Rivero)