Los adultos mayores, por su condición vulnerable, sufren más estragos emocionales durante el confinamiento, especialmente si viven solos y no tienen familia, afirmó ayer el Dr. Aarón Palomo Euán, integrante de la Sociedad Internacional de Neurocirugía y del Colegio de Psicólogos de Yucatán.
A los adultos mayores el confinamiento les genera ansiedad, incertidumbre y temor; en el caso de los que viven solos, el sentimiento de soledad va a crecer; sus patologías añadidas como diabetes, hipertensión o problemas cardiovasculares, se van a complicar porque no sólo se dañan físicamente sino psicológicamente porque no pueden salir y no tienen lo necesario para vivir, indicó
Los adultos mayores tienen una gran necesidad de afecto por parte de sus seres queridos y al no tenerlos los deprime, a tal grado que su sistema inmunológico baja y se vuelven vulnerables ante los virus. Al no poderse quedar en su casa, se arriesgan a tener que salir a la calle en busca de qué comer sin guardar las medidas de higiene necesarias que los ayude a reducir el contagio, dijo.
Estas personas son muy propensas a sufrir problemas psicológicos, por lo que es necesario que si una persona detecta que en la calle hay un adulto mayor con algún problema, debe dar parte a las autoridades gubernamentales para que los atiendan, valoren y les expliquen sobre el COVID-19, los motiven a salir adelante y aumenten sus ganas de vivir.
Tenerlos pendientes
A su vez, los vecinos de los adultos mayores que viven solos deben de mostrarles afecto, no de besos y abrazos, sino de estar pendiente de ellos, ayudarlos a comprarles su mercancía o sus medicamentos y, en su caso, ir por ellos al centro de salud para evitar que se expongan; con estas acciones el adulto mayor se sentirá querido y tendrá pocos problemas emocionales durante y después del confinamiento, subrayó.
El Dr. Palomo Euán manifestó que, en el caso de los adultos mayores que viven en asilos o casas hogares y que en este momento tienen poco o nulo contacto con sus familiares, estas instituciones deberán de proveer personal calificado como médicos, enfermeras, psicólogos, así como protocolos de actuación que cuiden la calidad de vida física, psicológica y social dentro de las instalaciones para tener en óptimas condiciones a sus residentes.
Los adultos mayores con familiares deben estar en aislamiento con sana distancia, en lugares protegidos y vigilados por si tienen alguna patología que necesite asistencia por parte de alguien que los cuide, como lo es un familiar o un enfermero.
El estar aislado genera mucha incertidumbre a nivel de la amígdala cerebral, que es la encargada de detonar los miedos y la ansiedad, especialmente con dolor en la frente, que les aumenta la tensión y concentración.
Los familiares de adultos mayores que presentan deterioro cognitivo-demencial deben de apoyarlos con terapias de concentración por escrito, dándoles indicaciones en la misma vía y estar pendiente de que tomen sus medicamentos.
Saturación informativa
El entrevistado manifestó que durante el confinamiento no se deben exponer a los adultos mayores a una saturación excesiva de información ni tampoco desinformarlos, sino que hay que darles información real de acuerdo con sus capacidades.
Asimismo los familiares deben propiciar que los senescentes se distraigan con juegos de mesas, películas, música, actividades físicas, de relajación y respiración, así como implementarles rutinas, horarios establecidos de comida y de ser posible apoyarlos para que puedan contactarse con sus demás seres queridos con llamadas telefónicas, mensajes y video llamadas.
Externó que si se toman las medidas anteriores es poco probable que el adulto mayor tenga algún problema psico-social, porque durante el confinamiento se divirtieron, estuvieron medicados, se alimentaron saludablemente y estuvieron en contacto con sus seres queridos.
En caso de que durante el confinamiento se hubiera registrado la pérdida de un familiar o un amigo es importante llevarlos a un psicólogo para que se les realice una terapia conducta y social que haga comprender al adulto mayor cómo sucedieron los hechos y logre aumentar su amor a la vida.
Crisis de ansiedad
Durante el confinamiento, si el adulto mayor tuviera alguna crisis de ansiedad es importante contactarse con los números ya conocidos de atención psicológica para que se le pueda dar una atención emocional y psicológica, porque muchas familias creen poder resolver el problema sin darse cuenta de que lo agravan.
Con las pláticas familiares constantes, se reduce la ansiedad de los adultos mayores, pues comprenden que el miedo es un factor normal adaptativo del ser humano, que hay que vivirlo y que es pasajero, concluyó.
(Melly Manzanero)