Roldán Peniche Barrera
Yucatán Insólito
Hablo de hace medio siglo.
Para nuestra sorpresa de jóvenes acostumbrados a las cantinas meridanas de aquella época, donde sólo se admitía a hombres al “estilo de Toby” en las historietas, nos encontramos en EU que la mitad de los clientes de los bares yanquis eran mujeres. Bebían al mismo ritmo con que lo hacían los hombres… ¡y vaya que tenían “aguante”!
El bar yanqui estaba hecho para beber y “ligar” (como ahora dicen los adolescentes). Y ese hábito continúa. Sólo tenemos que leer los libros de Bukowski para informarnos a este respecto. Hay chicas guapas dispuestas a pasarla bien, pero así mismo damas de la tercera edad, feas y fumadoras (de aquel tiempo) que beben, bailan y todo lo demás (una vez cerrado el antro a las 2 de la madrugada).
La disciplina del bartender
Cuando el reloj del bar marcaba diez minutos para las dos, se escuchaba la voz del bartender: “Sólo quedan diez minutos para cerrar: quien desee beber una última cerveza que la pida”. Claro que casi todos abrumaban al cantinero con “la del estribo”, al decir de Infante. Pero en cuanto sonaban las dos, el servidor recorría la barra (el mostrador en verdad) y recogía los envases o vasos vacíos o medio vacíos antes de que algún guardián de la ley asomara por allá. Ocasiones hubo -observé- en que cierto sediento parroquiano insistía en pedir una más, pero el bartender pecaba de estricto y “no” era “no”.
Hoy en Mérida las damas
también beben en el bar
Si Ud. acude a un bar por las noches a beberse una cerveza, observará el antro colmado de chicas con sus “margaritas” o “sus medias de seda” y aún tequilas, felices de la vida. La cosa ha cambiado y la mujer meridana ha logrado ponerse a la altura del hombre en la “tomadera”.