Teresa Ochoa Godoy, R.J.M.
Política o politiquería
Ya avizoramos la megaola letal de desempleos ocasionada por la pandemia del coronavirus. Y ahora un programa serio de 30 mil empleos derrocado por tierra sólo por la inconciencia de algunos diputados… ¿Qué no saben que el pueblo los ha privilegiado contratándolos para mirar por el bien común? ¿Qué buscan? ¿Un puesto pseudopolítico, de “politiquería” que idolatra el ego y el partido por encima del bien común —que es sinónimo de justicia social?
Porque la auténtica política es sinónimo de humanismo, responde a la clásica definición del hombre como “animal político”, animal social, que desde su nacimiento se va planificando viviendo de los demás y para los demás. Y sólo así se va desarrollando integralmente; de lo contrario, se irá forjando un monstruo, violento destructor de sí mismo y de los demás; jamás será constructor de paz.
Este resbalón de votar frenando un programa de trabajo equivale a valorar el dinero dañando a miles de personas y sus familias. Equivale a actuar en contra del principio fundamental de la Etica social: la economía al servicio del hombre, priorizando a la persona humana sobre todas las cosas o instituciones —llámense préstamos o “parejura” de partido. ¿Dónde quedó la justicia?
Sólo hagamos conciencia del ABC de la Etica del trabajo. La Declaración Universal de Derechos Humanos afirma:
“Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas satisfactorias del trabajo y a la protección contra el desempleo (art. 23, l)”.
Es evidente el fundamento del derecho universal al trabajo, como factor humanizante de desarrollo conjunto de sí y de los demás por su ayuda mutua. En su rica doctrina laboral, Juan Pablo II explicita el trabajo como el “Grande y fundamental derecho del hombre”. Y llega a mostrar que es “clave de toda la cuestión social”.
Nuestro mundo clama por la salud del coronavirus; pero mucho más por la salud auténticamente humana y trascendente, eterna, que se inicia aquí y ahora con lo que en cristiano llamamos “caridad política”. Pero no basta con mirar sólo hacia afuera, si no empiezo por mí mismo: este es el tiempo propicio para VIVIR LA CARIDAD POLITICA.
EN TODO Y CON TODOS AMAR Y SERVIR.