Aunque el Ejecutivo envió al Congreso estatal la iniciativa para la nueva Ley de Educación, Yucatán se encuentra en desacato, pues las homologaciones con la legislación federal debieron hacerse, a más tardar, el pasado 15 de mayo.
La Secretaría de Educación (Segey) ha sido rebasada en cuanto a las diferentes encomiendas que le ha dado el Legislativo, pues tiene otros pendientes de relevancia.
Por ejemplo, la obligatoriedad de que se enseñe en todos los niveles de educación básica la lengua maya y el lenguaje de señas.
Asimismo debe cumplir con la disposición aprobada por el Legislativo en el sentido de que los salones en las escuelas, de preescolar a preparatoria, no podrán exceder los 30 alumnos, con el fin de mejorar la calidad de la educación, bajar los niveles de “bullying” (acoso) y de estrés docente.
Crear nuevos turnos
Lo anterior implicará forzosamente la contratación de nuevos maestros, así como la construcción o adecuación de infraestructura escolar o, al menos, la apertura de nuevos turnos en las escuelas, pero hasta el momento no se sabe cómo enfrentará la dependencia las exigencias que se han derivado de la aprobación de diferentes disposiciones que ha llevado a cabo el Congreso del Estado, sobre todo ante el incierto panorama económico que enfrenta el Ejecutivo, primero, por la pandemia del COVID-19 y, luego, por los estragos de la tormenta tropical “Cristóbal”.
Además, tiene que cumplir con las disposiciones de implementar la educación emocional en las aulas, pero desde el mismo Congreso del Estado se ha señalado que hasta el día de hoy no se ha hecho nada sobre el particular, a pesar de que en septiembre próximo deberá impartirse esta nueva materia.
Otra disposición que ha dictado el Congreso para que se cumpla es lo relativo a crear las condiciones para que estudiantes de carreras vinculadas con la educación puedan realizar su servicio social apoyando a alumnos, desde primaria al nivel medio superior, que tengan alguna discapacidad o requieran ese tipo de acompañamiento.
De igual forma, la dependencia debe crear y establecer protocolos en los planteles escolares ante la posible desaparición de estudiantes y la Segey debe inspeccionar que las instituciones educativas cuenten y apliquen dichos protocolos de emergencia.
Mucho por hacer
Sobre el tema, el diputado presidente de la Comisión de Educación, Luis María Aguilar Castillo (Panal), dijo que “vemos con beneplácito que se haya metido la iniciativa, pues la venimos esperando desde hace mucho tiempo, pues de acuerdo a la ley teníamos hasta el 15 de mayo para armonizar la reforma constitucional y las leyes secundarias”.
Expuso que esta nueva ley que se presenta se deberá estudiar a fondo, pero se sabe que en general busca que se dé una educación de excelencia y, con ello, contempla la preparación continua y de excelencia para maestros y maestras, además de la revaloración de la función de los maestros y que los niños se formen de una manera crítica y analítica.
También vienen temas sobre el mantenimiento de las escuelas y los recursos que se deben asignar para tener espacios dignos.
Comentó que se incluyen también varias de las disposiciones que se han establecido en reformas a la ley hechas por el Congreso y habrá que checar los tiempos que la autoridad estableció para cumplir con cada punto.
Un reto grande
“Es un reto grande cumplir con las expectativas y con las disposiciones que se han marcado y, una vez que se apruebe la nueva ley, debe haber un ordenamiento o un proceso de organización por parte de la Segey para ir atendiendo todos los pendientes con los que tiene que cumplir”, señaló.
En particular mencionó el cumplimiento de que los grupos no tengan más de 30 alumnos en las aulas, lo cual luce como un gran reto porque se requieren salones y recursos, lo mismo que para la enseñanza de la lengua maya y del lenguaje de señas.
“Hay que buscar los recursos, si en una escuela tienen grupos de 40 y los reduces a 30 entonces ya tienes 10 estudiantes en el aire. El Estado hace un promedio de 100 aulas al año y para llevar a cabo la disposición necesitas mil aulas, y con este número hablamos de 10 años, pero hay que ser firmes en lo que se va organizando porque, si no hay los recursos y los maestros, luce complicado. Hay que contratar y se necesita mucho recurso”, expuso.
Antecedentes y obligaciones
De acuerdo con las disposiciones aprobadas en la Legislatura pasada por el Congreso del Estado, los salones en las escuelas de preescolar a preparatoria no podrán exceder los 30 alumnos.
Esta medida entró en vigor desde el curso escolar que aún no termina y con plazo hasta el año 2022 para que todas las escuelas de educación básica y media superior cumplan con la norma. La propuesta de la nueva Ley de Educación deberá plantear los nuevos tiempos para que se cumpla con la disposición.
Lengua maya y lenguaje de señas
Además, se debe cumplir con las reformas constitucionales que se aprobaron el año pasado y que obligan a la Secretaría de Educación a impartir la Lengua Maya y el Lenguaje de Señas en el nivel básico. Este tema debe estar incluido también en el nuevo ordenamiento.
En el decreto se dieron 180 días para armonizar estos cambios y hoy se tienen que estipular no sólo los tiempos, sino los recursos humanos y materiales de los que se dispondrá para cumplir con la disposición.
Educación emocional
Desde la tribuna del Congreso del Estado se ha señalado que han pasado 6 meses desde que se estableció en la Ley de Educación del Estado el implementar la educación emocional en las aulas, pero hasta el día de hoy no se ha hecho nada y en septiembre próximo deberá implementarse esta nueva materia.
Desaparición de estudiantes
Otro tema a considerar es que la Segey debe establecer protocolos para los planteles escolares ante la posible desaparición de estudiantes. Serán los directores escolares los responsables de dirigir y coordinar los esfuerzos de profesores, trabajadores sociales, alumnos y padres de familia, así como implementar los protocolos escolares que emita la Secretaría.
Servicio Social
La Segey también debe establecer las condiciones para que estudiantes de carreras vinculadas con la educación puedan realizar su servicio social apoyando a alumnos, desde primaria al nivel medio superior, que tengan alguna discapacidad o requieran ese tipo de acompañamiento.
Esto significa que estudiantes de escuelas públicas o privadas de las carreras de psicología, psicopedagogía, puericultura, educación, trabajo social y demás carreras o licenciaturas afines tengan la opción, de acuerdo con sus planes de estudio, de realizar su servicio social apoyando y acompañando a personas con o sin discapacidad que así lo requieran, de preescolar, primaria, secundaria y media superior.
(David Rico)