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Yucatán

Sobrellevan pandemia en condiciones difíciles

Familias que habitan en el Sur profundo

Familias que viven en asentamientos irregulares ubicados en el “Sur profundo” de Mérida, manifestaron que gracias a los apoyos que reciben de la Fundación Palestinos y de otros organismos privados y oficiales han logrado sobrevivir durante los últimos tres meses, ya que los jefes de la casa se quedaron sin empleo por la pandemia del COVID-19.

Antonio Osorio Vázquez, presidente de la citada fundación, dijo que entre las poco más de 500 familias que viven en condiciones de pobreza extrema, se han distribuido en los últimos tres meses más de 1,250 despensas; todas habitan en siete asentamientos irregulares ubicados cerca de la comisaría de Dzununcán, como La Guadalupana, Emiliano Zapata III, Las Torres y San Luis Dzununcán, por mencionar algunas.

La fundación también promueve actividades culturales y deportivas desde hace más de tres décadas entre sectores vulnerables, así como programas de reforestación que se tuvieron que suspender por la pandemia.

Testimonios

Cristina Guerrero Acosta comentó que desde hace seis años vive en la Emiliano Zapata III y que fue hace dos años cuando el Instituto de la Vivienda del Estado de Yucatán (IVEY) comenzó a regularizar los terrenos y les construyeron una pequeña habitación.

Dijo que en ese rumbo de la ciudad habitan alarifes, plomeros, carpinteros, electricistas, comerciantes ambulantes, etc., la mayoría de los cuales perdieron sus empleos y para poder sobrevivir salen a buscar “trabajitos”; las despensas los ayudan para sobrellevar la situación.

Por su parte, Martha Ku Pat dijo que su esposo Jorge Carlos Mezeta es albañil y trabajaba con uno de sus sobrinos que es contratista, pero a raíz de la contingencia se quedaron sin trabajo; hubo días en los que no tenían para comprar alimentos y era muy triste ver a sus tres hijos pidiendo que comer, por lo que agradecen la ayuda de Palestinos.

Dijo que durante el paso de la tormenta “Cristóbal” su casa de madera con techo de lona y láminas de cartón no soportó los fuertes aguaceros, se mojó toda la ropa y hasta una vieja televisión que estaba asentada en el piso de tierra; su baño, ubicado en uno de los rincones, sólo era un cobertor colgado a una cuerda y, como regadera, una llave de jardín con tubo de plástico.

Moscos y maleza

Por fortuna cuentan con un pequeño cuarto que les construyó el IVEY, en donde se refugiaron toda una semana con sus tres hijos, en un espacio donde apenas pueden vivir dos personas.

Cuando llegamos a vivir aquí hace seis años había muchos moscos, maleza, pero al no contar con una casa comenzamos a construir una de cartón que nos costó mucho esfuerzo, pero hoy en día estamos contentos porque ya estamos a punto de regularizar el terreno y con un poco más de sacrificio esperamos construir una casa para nuestros hijos, señaló.

A su vez, María del Carmen Blanco y su esposo Juan Carlos Arcos, que laboran como comerciantes en las fiestas de los pueblos, comentó que mucho antes de la pandemia se quedaron sin trabajo porque las fiestas patronales se suspendieron 15 días antes y aquí, en Mérida, no les permitían vender ni en la vía pública y les pedían que se quedaran en sus casas; sin embargo, “gracias al Ser Supremo hubo muchas personas que nos ayudaron, sobre todo la fundación Palestinos que, junto con un grupo de empresarios, nos apoyaron con café, galletas, harina, frijol, arroz, pastas para sopa”.

Comentó que desde hace 15 años van de pueblo en pueblo vendiendo juguetes y productos de bisutería, incluso en pueblos de Campeche y de Tabasco, pero al no poder viajar por la pandemia decidieron vender empanadas y salbutes por las mañanas y las noches, lo que les permite subsistir un poco mejor que sus vecinos, muchos de ellos sin empleo hasta la fecha, pero que reciben ayuda de otras organizaciones civiles, como el Buen Samaritano.

Ningún caso aún

Por fortuna, ninguna de las personas de ese rumbo se ha enfermado, pero la experiencia que están viviendo es una de las más terribles y que lo mejor es cuidarse y cumplir con las medidas de sanidad porque, según se dice, el COVID-19 llegó para quedarse.

La encargada del Comedor de San Luis Dzununcán, Noemí Hernández González, dijo que a diario entrega alimentos a unas 86 personas de ese rumbo, especialmente a las que tienen niños o cuidan a personas de la tercera edad. Precisó que hoy no habrá entrega de comida porque no tiene dinero para comprar los productos que necesita para elaborar los alimentos.

Finalmente dijo que los habitantes de ese rumbo reconocen la labor de Palestinos, que desde hace muchos años distribuyen juguetes en Navidad, cobertores en tiempos de frío y despensas no sólo durante la contingencia, sino todo el año, sobre todo entre las familias de muy escasos recursos y eso es una bendición.

(Víctor Lara Martínez)

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