El 60% de los hombres de mar se ha reincorporado a la actividad
A dos semanas de que se reanudó la pesca en la costa yucateca sólo el 60% de los hombres de mar se ha reincorporado a la actividad y con resultados poco alentadores, ya que no sólo se registra baja captura, sino que, además, los precios de venta son muy bajos debido a la poca demanda de los productos marinos, según expusieron pescadores de Dzilam de Bravo, San Crisanto y Santa Clara.
Por si fuera poco, el mal tiempo que ha prevalecido durante varios días después del paso de la tormenta tropical “Cristóbal” ha impedido condiciones climáticas favorables para hacerse a la mar.
Dzilam de Bravo es uno de los 18 municipios del Estado que hasta ayer estaba libre de COVID-19 y, precisamente para no bajar la guardia en las medidas de prevención y evitar contagios, el Ayuntamiento autorizó que sólo se podía salir a pescar tres días durante la primera semana de reactivación económica.
Situación muy difícil
El alcalde Daniel Armando Herrera Rivera explicó que, en conjunto con los pescadores, se acordó que a partir de la segunda semana se podía salir a la mar cinco días y así continuará el lunes próximo.
Sostuvo que la situación económica que vive Dzilam es muy difícil debido a que el 99.9 por ciento de la población se dedica a la actividad pesquera y lamentablemente no se tienen las mejores condiciones para una rápida recuperación debido a que no hay demanda de los productos marinos porque no se han normalizado las actividades en general.
Es decir –continuó–, al mantenerse todavía semiparalizada la mayoría de las actividades productivas y comerciales todavía no se restablecen las fuentes de trabajo y, por lo tanto, la gente no tiene dinero para comprar lo que hacía antes.
Asimismo, las actividades turísticas que implican el funcionamiento de restaurantes, hoteles, paseos y demás servicios tampoco se han reactivado plenamente con los consiguientes impactos negativos en la comercialización de productos del mar.
En la comunidad hay un padrón de 600 pescadores locales, pero en total suman unos mil 300 si se incluye a los 150 que ya viven en la localidad y que provienen de Champotón, Veracruz y Tabasco, además de los que llegan de Dzilam González, Dzidzantún, Tekal de Venegas y Teya.
Vedas y precios
La situación de los pescadores ha sido de lo peor este año porque desde el principio la actividad fue muy baja en vista de que estaban las vedas de las diferentes especies y la poca captura se agravó por la contingencia sanitaria y luego por los efectos de las tormentas tropicales y mal tiempo en general.
Las fechas de las vedas son las siguientes: mero, febrero y marzo; langosta, febrero a julio, y pulpo, del 16 de diciembre al 31 de julio.
En un recorrido efectuado ayer por los reporteros de POR ESTO! encontraron a varios hombres de mar cuando preparaban sus artes de pesca para trabajar el lunes próximo, mientras que otro tanto salió a pescar desde las cinco de la mañana con la esperanza de regresar con producto entre las cuatro y seis de la tarde.
Varios de los entrevistados sostuvieron que además de que hay poca pesca, los precios de venta son bajos y en ocasiones eso ocasiona que en lugar de tener alguna ganancia registren pérdidas porque gastan más en gasolina para el motor de la lancha, en comida y demás insumos.
–En estos días nos hemos adentrado hasta a 12 y 15 brazas y solo traemos 50 kilos de producto, con lo que sacamos cuando mucho 200 pesos para el día, acotó el señor Francisco Molina.
Como ejemplo de los bajos precios señalaron que el kilo de mero se los rematan en 70 pesos el kilogramo en tamaño mediano y 110 el grande; rubia, 70 pesos y canané, 80 pesos.
Malos olores
Estimaron que la baja captura puede obedecer a que la suciedad de los poblados (residuos de granjas y productos de sumideros, por ejemplo) fue arrastrada al mar por el enorme volumen de agua que trajo la tormenta tropical y, en consecuencia, algún tipo de contaminación aleja a los peces.
Varios pescadores coincidieron también en que no solo a la orilla de la playa, sino incluso hasta a unos seis kilómetros mar adentro, se siente olor a podrido que proviene de la suciedad arrastrada hasta las aguas marinas.
Al respecto, el director de Pesca del municipio, biólogo Paúl Herón Ortega Tun, dijo que a ciencia cierta no se sabe los impactos que esa contaminación pudiera ocasionar en las especies y si es factor para tener una baja captura.
Respecto a la posibilidad de que esas descargas puedan causar una marea roja debido a que proporcionan cantidades importantes de nutrientes, consideró que eso solo puede conocerse con base en investigaciones de especialistas y estudios de laboratorios.
Remarcó que la situación difícil que viven los pescadores no sólo de Dzilam, sino de toda la costa yucateca, requiere de apoyos del gobierno a fin de brindarles otras oportunidades y alternativas de trabajo para que pueden mejorar sus ingresos.
Pueblo solidario
Vale la pena señalar que la población de Dzilam ha destacado por su espíritu solidario en situaciones difíciles, tal como lo demostró en días pasados por la pandemia del coronavirus y por los daños ocasionados por las tormentas tropicales. Una de esas acciones fue la decisión adoptada por voluntarios y autoridades de disponer de 20 lanchas para capturar durante un mes siete toneladas de productos marinos para regalar entre familias necesitadas de la propia comunidad, así como de Dzidzantún y Dzilam González. A Dzoncauich también se le apoyó con pescados pero mediante el cobro de una cuota simbólica.
El alcalde Herrera Rivera dijo que de igual forma se establecieron acuerdos mutuos con comunidades vecinas para realizar una especie de trueque en la que Dzilam aportaba carne y los demás, verduras y frutas.
En ese sentido y también con la ayuda de donantes privados, se logró distribuir entre la población 2.5 toneladas de pollo; cuatro toneladas de papaya; cuatro toneladas de sandía; dos toneladas de tomate; mil 100 kilos de limones y carne de ocho reses. Asimismo se han dado cinco paquetes de despensas a 850 familias.
Indicó que el pasado jueves el Gobierno Federal distribuyó mil 50 despensas, pero “sólo vinieron a meter relajo, porque una señora de nombre Alpha Tavera entregó con criterio personal los apoyos dejando a mucha gente fuera que sí necesitaba de la ayuda”.
Continúa la Ley Seca
En cuanto al hecho de mantenerse el puerto libre de coronavirus, el alcalde explicó que las medidas han sido estrictas como la revisión y sanitización de vehículos en las dos entradas de la comunidad.
Añadió que al principio y durante dos meses los proveedores solo podían llegar a los retenes de entrada donde los comerciantes acudían a buscar las mercancías. De igual manera los taxis y camiones del transporte público hasta ahí llegaban nada más, de tal manera que el usuario tenía que acudir a esos accesos para abordar las unidades.
Agregó que la Ley Seca en Dzilam se mantiene y estará vigente hasta el último día de este mes, al considerar ilógico permitir la venta de cervezas y bebidas con alcohol cuando la gente no tiene dinero y lo poco que dispone es para la comida. “Si quienes gustan beber tienen a mano las cervezas y carecen de dinero, son capaces de robar para su vicio y por eso prolongamos la prohibición hasta fin de mes”, dijo.
En cuanto las afectaciones de “Cristóbal”, manifestó que 410 casas se inundaron y sufrieron daños mayores, en tanto que otras 40 resintieron otros desperfectos. Apuntó que con recursos del Ayuntamiento se construirán los primeros siete cuartos para los más afectados y posteriormente se buscará con el IVEY alguna estrategia para apoyar a los otros damnificados.
Asimismo se dañaron extensas superficies de papaya maradol y otros cultivos, así como también se ahogaron 40 cerdos, 60 carneros y unos 200 pollos que criaban diferentes personas.
(Rafael Mis Cobá)