Privados de clases presenciales, los adolescentes se refugian en la televisión y en las aplicaciones durante el confinamiento y la mayoría ha trastocado sus rutinas.
En promedio, se levantan después de las 9 de la mañana, no obstante que la transmisión de contenidos educativos es de 8:00 a 12:30 horas; igual, no se preocupan porque hay retransmisión a las 16:00 horas.
Después de un desayuno-almuerzo, los jóvenes buscan un espacio para consultar sus redes sociales, enviar mensajes y hacer videollamadas a fin de ponerse al día con sus amigos.
Luego de que llevan a cabo alguna labor en casa, los jóvenes ven serie de TV durante más de tres horas; luego se bañan y alistan para tomar sus clases en la modalidad Aprende en Casa.
Ejercicios
Algunos padres de familia han implementado ejercicios para que los adolescentes puedan gastar energías y se duerman antes de la medianoche. Estos ejercicios van desde zumba en línea, estiramientos, improvisación de pesas con materiales reciclables o un espacio en el exterior para hacer rutinas de saltos con cuerdas, etc.
Los jóvenes expertos en tecnología organizan reuniones virtuales entre familiares y amigos, e incluso tienen línea directa con algún profesor para la resolución de dudas.
Conatos de pleito
Los conatos de pleito entre hermanos se agudizan durante el confinamiento; los padres tratan de tranquilizar a sus hijos para que entiendan la situación del encierro, traten de ser tolerantes, pacientes y empáticos con los demás integrantes de la familia.
Los psicólogos recomiendan que, cuando las cosas se salgan de control y no se sepa cómo actuar, llamen a los números de apoyos ya establecidos para que reciban orientación en la forma de tratar a uno o varios hijos adolescentes, quienes, por su edad, son más propensos a dejarse llevar, no entienden bien sus emociones, aunado a que el encierro les causa estrés y frustración.
(Melly Manzanero)