Cientos de familias que construyeron sus casas en terrenos ganados a la ciénaga perdieron prácticamente todo su escaso patrimonio, luego de las inundaciones provocadas por las lluvias de la tormenta tropical “Cristóbal”. “Así está toda la casa, lo perdí todo, todo lo que había trabajado”, expresó Apolinar Pérez, quien nos permitió entrar en su predio inundado. Apolinar Pérez y su esposa Karla Elizabeth Ceballos viven en una de las colonias de Chicxulub Puerto con mayores índices de marginación, que colindan con el libramiento Progreso-Uaymitún.
Los Pérez Ceballos, al igual que todas las familias que habitan ese segmento, tuvieron que abandonar sus viviendas para refugiarse con familiares.
Nuestro entrevistado relató que por la inundación perdió toda su ropa, las cajoneras, su nevera, algunos electrodomésticos, así como algunos juguetes de sus nietos, pues se los llevó la corriente del agua luego de la creciente.
“Lo único que pude salvar fue una mesa, una estufa y un dispensador de metal, los cuales se encuentran en un cuarto en construcción”, relató nuestro entrevistado, mientras recorría las dos piezas de su casa hecha de tablones, láminas de zinc y de cartón.
Don Apolinar, que es pescador, nos dijo que luego de la lluvia ubicó su nevera ciénaga adentro, pero el domingo por la mañana ya no la encontró, pues hay personas que recorren la ría en alijos y se apoderan de algunos enseres domésticos que flotan en el agua.
Refugiados con su hija
Mientras relataba la tragedia que viven él y su esposa, que por cierto es diabética, hipertensa y con antecedentes de lesiones en el pie que tardan mucho tiempo en sanar, don Apolinar rescataba un banquillo de madera y sillas que no se llevó el agua.
A lado de su vivienda está la que habita su hija con su esposo, que está construida de concreto sobre una plataforma, la que, por fortuna, no se inundó; ahí se encuentran refugiados en espera de que las aguas bajen de nivel.
El pescador ribereño trabaja por cuenta propia; sin embargo, desde que inició la actual contingencia sanitaria no sale a pescar y ahora, con el paso de la tormenta “Cristóbal”, tampoco lo hará por las marejadas que aún predominan.
Añadió que para colmo no ha recibido el apoyo del programa federal Bienpesca, que consiste en 7 mil 200 pesos que bien le servirían para comprar algunas cosas que perdió.
Su esposa Karla Elizabeth narró cómo la corriente de agua provino del Poniente y que los agarró de sorpresa.
Al otro lado de la carretera hay dos cenotes de agua dulce, de los cuales comenzó a brotar mucha más agua que la acostumbrada.
Don Apolinar dijo que la corriente de agua que llegó de golpe proviene del Puerto de Abrigo de Yucalpetén, ubicado a varios kilómetros de distancia, que al ingresar a la dársena invadió la ciénaga y provocó que el agua subiera de nivel, lo que se sumó a la lluvia.
Mascotas ahogadas
En el interior del predio de la familia Pérez Ceballos el agua alcanzó casi 60 centímetros de alto; lo único que se pudo rescatar fueron algunos juguetes y una antigua estufa; todo lo demás salió flotando y desapareció: trastes, juguetes, neveras y algunos electrodomésticos. Salvaron dos pollitos, dos gallinas y dos perros; se ahogaron cuatro cachorros de una perrita recién parida.
“Yo soy diabética e hipertensa y padezco obesidad; no puedo entrar en contacto con el agua porque tengo pie diabético; el agua estaba más profunda y ahorita estoy refugiada en casa de mi hijo”, comentó Karla Elizabeth.
Relató que se refugiarán en la casa de su hijo, mientras que otros vecinos se fueron a encomendar a otros lados, algunos a albergues, otros a casa de parientes.
La señora Ceballos comentó que a su vecina doña Isabel y a su esposo se les echó a perder el refrigerador cuando subió el agua de golpe, a pesar de que está construida de mampostería y piedra; también ellos perdieron todos sus artículos eléctricos.
Doña Karla mencionó que se mojaron las actas de nacimiento, las calificaciones, CURP y otros documentos de ella y de sus hijos. “Los papeles de la lancha de mi marido también se mojaron; estoy muy triste; no pensé que esto nos ocurriera. Mi plancha nueva, que ni siquiera había estrenado, también se mojó; nos iba a servir a mí y a mi hija. Lo poco que se ha salvado ya le empezó a salir hongos porque la humedad daña todo a su paso, incluso las fotografías y los cuadros”, señaló.
Piden ayuda al Alcalde
Ambos esposos dijeron que no quieren ser desalojados o reubicados, pues han trabajado durante varios años en construir su casa.
–Llevamos 4 años que nos dieron este terreno, lo trabajamos, lo construimos y algo así nunca nos había pasado; esta fue la primera vez que nos pasó, incluso me puse a llorar, concluyó la entrevistada, quien pidió ayuda al alcalde de Progreso.
En la colonia Miguel Hidalgo hay 200 predios o más inundados, lo mismo que en otros municipios costeros.
José Manrique
Por Redacción Digital Por Esto!