Yucatán

Don José, 11 años de refrescar a los meridanos

A pesar de la la contingencia sanitaria por COVID-19, Don José no deja de refrescar a los meridanos con agua de coco, actividad que realiza desde hace más de 11 años.
Foto: David Rico

Con coronavirus, o sin el, la gente tiene la necesidad de refrescarse, de tomarse o saborear un buen coco, aunque cierto es que la pandemia ha generado que bajen mucho las ventas, porque tienen miedo y ha perdido la confianza, pero no hay que bajar la guardia, seguir trabajando, y no hay de otra que salir a pedalear”, señaló ayer Don José Gabriel Couoh Pacheco.

Don José lleva más de 11 años vendiendo cocos afuera de la escuela primaria “José Esteban Solís”, ubicada en la calle 65 entre 90 y 92 del centro; ahí tiene ya su clientela que lleva de todo: aguas envasadas de coco, de a medio y de litro, cocos enteros, así como otras a las que llama bolitas, que es la fruta, pero suave, sin la fibra que la cubre. 

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“Tengo el que está sazón, tiernito, blanqueado, tengo el que no está pelado y el agua, y prácticamente a la gente le gusta de todo”, comentó. 

Señaló que con la contingencia por COVID-19 la chamba ha bajado y ahora hay que esforzarse más, pero por fortuna la gente sigue teniendo sed y, sobre todo, las ganas se saborear un coco fresco.

Eso sí, dijo, hay que pedalear más, porque mucha gente tiene temor de comprar alimentos y frutas, por el coronavirus, pero en su caso explicó que todo lo prepara y maneja con mucha higiene, con el lavado de manos y usando sanitizante y alcohol en los espacios donde prepara la venta. 

Narró al reportero que todos los días se levanta a las 3.30 de la mañana, a pelar y blanquear los cocos, a llenar las botellas de agua de coco, de a medio y de a litro, para que a las 7.30 u 8 de la mañana ya esté en la calle, buscando la comida del día a día. 

A veces se gasta, a veces no, pero siempre se le pone el mismo esfuerzo”, expuso, y comentó que son alrededor de 70 u 80 cocos los que usa en el día. 

De los precios, varia en función del tamaño, pero el agua cuesta 18 la botella de medio y 35 la de a litro, de las bolitas es por tamaño, de alrededor de 30 pesos.

Su venta empieza en la zona de Mulsay de ahí por la zona centro, por las calles 69, 67, 65, 63, 78 y anexas, siempre en zigzag para no dejar a nadie sin degustar un coco fresco. 

La situación es difícil pero no imposible. Sí ha caído la venta en un 40 o 50 por ciento, y mucha gente no tiene confianza, hay miedo, pero por eso hacemos todo higiénico, como nos han dicho que se haga en esta etapa de COVID-19”, comentó.

Con información de David Rico 

Por Redacción Digital Por Esto!

JG