Habitantes de los terrenos invadidos, conocidos como el IVEY de la comisaría Flamboyanes en Progreso, Yucatán, se enfrentan a la educación a distancia, ya que esa zona no cuenta con energía eléctrica por lo que los niños no pueden acceder a las clases por televisión.
“Es fácil decidir por parte de las autoridades educativas que las clases sean en línea, debido al COVID-19, pero vivo en una zona donde no hay electricidad y menos Internet para que hagan su tarea mis tres hijos, que están en diversos grados, al inicio de la contingencia empeñé mi teléfono celular y lo perdí” comentó Marcelino Acosta.
El señor Acosta, padre de familia originario de Cárdenas, Tabasco, dijo que cuando se pueden conectar con teléfonos prestados, muchas veces nos saben en qué canales se transmite, por lo que sus vástagos no están estudiando.
Añadió “vivo la realidad de muchos en este puerto, el inicio de la pandemia en marzo a todos tomó por sorpresa, nadie tenía ahorros, tuve que empeñar mi celular y al no tener trabajo se perdió”.
“Menos puedo comprar una computadora o tablet, habilité mi casa como una pequeña tiendita y cuánto más puedo ganar, la estoy pasando muy difícil”.
“Somos padres, que no somos hábiles con la tecnología, no sabemos inscribir en links y menos abrir páginas o plataformas, como nos piden. Debe de haber otras formas de llevar la educación a casa.
“Mi predio es muy humilde y tiene una dimensión de seis por siete metros, donde habitamos 6 personas y no tenemos baño”.
Sin embargo la primaria Manuel Ávila Camacho, ya comenzó hacer la entrega de los útiles y libros, además que los profesores conscientes de la situación que atraviesan las familias de la zona invadida, decidieron elaborar los cuadernillos de trabajo, para que los niños de esa manera puedan incorporarse a la educación a distancia.
Alfredo Canto May