Yucatán

COVID-19 cumple medio año de ´vivir´ en Yucatán

Yucatán es el séptimo estado con más casos de COVID-19 en el país, y se han cumplido seis meses de vivir con este virus.
Foto:Víctor Gijón

Hace seis meses una mujer de 57 años que regresó de España marcó la llegada del coronavirus a Yucatán: el pasado 13 de marzo el secretario de Salud estatal confirmó el primer caso en la entidad.

Desde que comenzó la pandemia a nivel 16 mil 619 personas se han contagiado y 2 mil 179 perdieron la vida a causa de la nueva enfermedad originada en China.

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Ante tal panorama y de acuerdo a los últimos datos oficiales, el Estado se ubica en el séptimo lugar a nivel nacional por la tasa de casos por cada 100 mil habitantes, sólo superado por Tamaulipas, Coahuila, Sonora, Baja California Sur, Tabasco y la Ciudad de México.

Los reportes más recientes indican un descenso en las cifras de contagios y de fallecimientos. Este sábado por tercera vez en lo que va de la semana se reportaron ocho personas muertas a causa de la enfermedad, además de 81 casos confirmados adicionales.

A medio año de la contingencia sanitaria en Yucatán, únicamente los municipios de Cantamayec y Dzilam de Bravo permanecen libres de contagios y decesos a consecuencia del coronavirus.

Si bien las localidades son diferentes entre sí y se encuentran a más de 120 kilómetros de distancia, existen ciertos factores que las hacen similares: hasta el último conteo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), ambos tienen menos de 3 mil habitantes y las dos comunidades se dedican a actividades del sector primarios; Cantamayec al campo, apicultura y ganadería, mientras que Dzilam de Bravo a la pesca, el agro y la producción de cabezas de ganado.

Cantamayec

Cantamayec se encuentra ubicado a 125 kilómetros de la capital yucateca, tiene frontera con Sotuta, Mayapan, Yaxcaba y Tixmehuac, y únicamente alrededor del 20 por ciento de su población viaja constantemente a otros de la entidad por motivos labores, mientras que el 80 por ciento restante se dedica a la agricultura de autoconsumo. 

Tiene cerca de 2 mil 47 habitantes y mantienen filtros sanitarios laxos en las fronteras con las localidades vecinas.

El secreto, aseguran, está en que no hay mucho flujo de ellos fuera de sus casas, quienes salen dicen salir lo indispensable como ir a trabajar la milpa, hacer compras, realizar pendientes y retornar a sus domicilios.

La mayoría de los pobladores no portan sus cubrebocas, porque confían en la ausencia del virus.

Hilario Caamal, quien se desempeña como campesino, aseguró que si bien no utiliza el cubrebocas la mayor parte del tiempo evita salir.

“Es una enfermedad muy peligrosa y hay gente preocupada, pero yo me cuido” indicó. 

Estuardo Basilio Ortiz comentó que le preocupan sus cosechas, ya que algunos de sus cultivos les entraron gusanos, y lamentó no estar al pendiente de su milpa, pues fue parte de los pobladores a quienes les realizaron estudios por ser caso sospechoso de COVID-19.

Manuel Chan, comisario ejidal del poblado, celebró que los casos de coronavirus no han llegado a la comunidad y consideró que los pobladores están sumando para que el municipio continúe con cero incidencias.

El representante de los campesinos señaló que, a pesar de los grandes rezagos en materia educativa de los hombres y mujeres de campo, no han descuidado las medidas de higiene como el constante lavado de manos. Sostuvo que están atentos a las recomendaciones de las autoridades.

Por Guillermo Castillo