Artesanos que laboraban en la Zona Arqueológica de Chichén Itzá, antes de la contingencia sanitaria provocada por el Coronavirus, realizaron ayer por la mañana una manifestación pacífica a la entrada de la comunidad para solicitar al Gobierno la reapertura de la zona para poder trabajar.
Los manifestantes indicaron que ya llevan seis meses sin trabajo y sin ningún tipo de apoyo, por lo que se encuentran desesperados al no hallar otra manera de llevarles sustento a sus familias.
Pisté es la comisaría más grande del municipio, cuenta con más de 5 mil habitantes y la gran mayoría vive del turismo, por lo que cuesta trabajo sostenerse ante el cierre del sitio arqueológico.
Efraín Cetz, uno de los artesanos que salió a las calles para manifestarse, indicó que los habitantes de Pisté y casi todas las comisarías de Tinum dependen del turismo y la derrama económica que deja, por lo que necesitan que Chichén Itzá comience a operar de nuevo.
“Lo que realmente nos enoja es que ni el Gobierno Estatal se ha dignado a informar sobre una fecha oficial para la reapertura del sitio”, agregó.
Cetz manifestó que las continuas largas obedecen a que las autoridades no consideran necesario el inicio de operación de las zonas arqueológicas.
“Para ellos quizá no, pero para los cientos de familias que hoy no tienen para comer sí es necesario”, puntualizó.
Otras personas reunidas en el sitio indicaron que el argumento de que, con la reapertura de la zona se produciría un mayor número de contagios, no es muy lógico, “pues se ha autorizado el funcionamiento de centros comerciales, lugares donde se concentra una gran cantidad de gente en espacios cerrados y Chichén Itzá es un sitio al aire libre y por ende más seguro”.
Al respecto, Eliseo Pat, otro humilde artesano que se unió a la manifestación organizada por sus compañeros, precisó que lleva casi seis meses sin poder llevar un sustento a su casa, situación idéntica al de cientos de artesanos.
“No estamos pidiendo que nos regalen algo, pedimos que se nos dé la oportunidad de trabajar, necesitamos comer, pagar agua, luz… nuestros hijos necesitan tomar clases virtuales y para ello es necesario adquirir fichas para el tiempo aire”, agregó.
De igual forma, Aurelio Couoh, otro de los afectados, exhortó a las autoridades a tener un poco de empatía para con la gente humilde, pues el cierre de la zona arqueológica no solo afecta a los artesanos, afecta a la gran mayoría de habitantes de Pisté y comunidades aledañas, “desde el que vende aguas frescas, hasta el comerciante o el propietario de un pequeño puesto de comida”.
Es tanta la desesperación de los afectados con el cierre de la zona arqueológica que, acompañados de sus hijos, algunos han comenzado a ofrecer sus productos en distintos puntos de Pisté con el fin de obtener unos pesos y apoyar en el sostenimiento de su familia.
Alfredo Osorio / Feliciano Sánchez