Conmemoran en la Catedral de Mérida los 100 años de existencia de los Caballeros de Colón en Yucatán, celebración que fue presidida por el obispo auxiliar Pedro Sergio de Jesús Mena Díaz, quien los felicitó y pidió para “que el señor los siga bendiciendo, permanezcan en el camino de Cristo para continuar construyendo el reino de Dios en la tierra.”
Durante su sermón, puntualizó brevemente que el reto de los Caballeros es permanecer, “porque vienen con un nuevo impulso para responder los nuevos retos del mundo como la sobreexcitación sexual, la educación de los niños y los jóvenes para que sus vidas sean para hacer el bien. Damos gracias a dios por su presencia en el estado.”
En otro tema, hizo un llamado a que más personas se sumen a la iglesia católica, que debe crear en todos los bautizados disponibilidad para responderle, esto dijo, debe ser un proyecto personal de todos, pidió “tener la capacidad de escuchar, cuando hay disponibilidad de un corazón se escucha, cuando no, se odia, por eso no se queda nada en el corazón, porque lo que entra por un oído sale por otro”.
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Hizo hincapié en que hacen falta respuestas a la vocación, porque “muchos oyen, pero no escuchan” este aseguró que también es responsabilidad de los padres de familia, no solo de la iglesia.
“Los padres de familia son intermediarios para que los niños y jóvenes se acerquen a dios, en la medida que hagan esta labor, conozcan la palabra, se incrementarán las vocaciones sacerdotales.”
El mensaje que debemos transmitir es eterno, apuntó, “porque la palabra de dios es eterna, solo las estrategias son las que cambian”, al hacer referencia al pasaje del evangelio de esta mañana, reiteró “no solo se trata de escuchar, sino de permanecer, y reconoció que este es un buen momento para que haya discípulos misioneros.”
Los Caballeros de Colón son una organización fraternal católica de beneficencia fundada en 1881 por el sacerdote Michel McGivney, que se rigen bajo los siguientes principios: caridad, unidad, fraternidad y patriotismo.
En Yucatán se instaló la orden por conducto del primer arzobispo monseñor Martin Tritschler y Córdova el 19 de enero de 1921.