Yucatán

La Expedición 364 en el cráter de Chicxulub y el misterio de la vida en la Tierra

Esta investigación recuperó material del cráter formado por el choque del meteoro en Chicxulub para entender cómo se recuperó la vida
Por Esto!

La zona del cráter de Chicxulub, formado por el impacto de un meteorito hace más de 66 millones de años, ha sido objeto de diversos estudios e investigaciones científicas debido al material que puede ser encontrado en ella.

Una de las más destacadas es la Expedición 364, que contó con la participación de geólogos internacionales y fue financiada por el International Ocean Discovery Program (IODP), coordinada por el European Consortium for Ocean Research Drilling (ECORD) y apoyado por el International Continental Scientific Drilling Program (ICDP).  

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De acuerdo a información consultada en el libro “Cenotes y Grutas de Yucatán”, se trata de una de las exploraciones más ambiciosas realizada en el siglo XXI.

El objetivo de esta expedición fue extraer muestras de material recuperados en excavaciones a más de mil 500 metros de profundidad en la zona del impacto del meteorito responsable de la última extinción en la historia del planeta Tierra.

Las muestras recuperadas fueron enviadas a una nueva etapa de estudios a Bremen, Alemania, para ser analizadas ya que con ellas se puede descubrir cómo se recuperó la vida en la Tierra después de la desaparición de los dinosaurios.

Estos trabajos, que tuvieron lugar en las aguas del Golfo de México, iniciaron el 8 de abril de 2016 con un grupo multidisciplinario de distintas nacionalidades que tuvo como líderes a Sean Gulick, del Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas; Joanna Morgan, del Imperial College de

Los resultados de estas investigaciones demostraron que tras el choque del asteroide quedaron muy pocos microfósiles conocido como foraminíferos que pudieron volver a diversificarse, ya que el cráter no quedó cerrado totalmente a la circulación del agua, según explicó el doctor Jaime Urrutia Fucugauchi, del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Asimismo, indicó que estos microfósiles empezaron a aparecer en las primeras capas del sedimento, es decir, alrededor de 30 mil años después del impacto.

El cráter, de unos 25 kilómetros de profundidad, se formó en 10 o 15 segundos; en tanto, el asteroide de tipo condrítico (como los restos más antiguos del Sistema Solar) se volatizó y sus fragmentos quedaron en la parte superior y debajo el material con comportamiento dúctil.

Con información de Ciencia UNAM

LAF