“Vengan a darse una vueltecita a este maravilloso lugar para conocerlo, es un pueblo tranquilo, hospitalario y muy bonito; vengan a conocer su historia y a probar su rica comida”, compartió el señor Víctor Manuel Bojórquez Jiménez, de 79 años y oriundo del municipio.
Tras ser nombrado como nuevo Pueblo Mágico de México, la localidad ha recibido de forma gradual, una notable afluencia de visitantes, quienes arriban para descubrir los encantos del legendario e histórico lugar que fue escenario de acontecimientos importantes.
A decir de los propios lugareños, la reciente denominación de Pueblo Mágico, no ha influido en un aumento de la plusvalía en las diversas actividades desarrolladas en la comunidad, lo que está atrayendo es al turismo.
“Todo mantiene su precio, no hay aumento por el momento, el hecho de ser nombrado Pueblo Mágico no ha influido en el costo de los servicios. Asimismo, el estilo de vida no ha cambiado, la gente continúa con sus actividades cotidianas”, relató Bojórquez Jiménez.
El septuagenario reconoció el paulatino desarrollo que ha tenido el municipio a lo largo de varias décadas, que aunado a su historia, han contribuido al nombramiento para ofrecer al visitante una oferta de experiencia turística, a partir de la riqueza natural y cultural que posee.
Los fines de semana son los días cuando se registra una gran afluencia de visitantes, quienes abarrotan los restaurantes locales, ya que ante la pandemia, el cupo es limitado para un número determinado de personas, por disposiciones de las autoridades de salud.
Para el visitante y de acuerdo a su economía, hay una variedad de servicio gastronómico cuyo precio oscila desde los 70 pesos por una ración de comida en una fonda o cocina económica, hasta los 120 pesos en algunos de los restaurantes.
Asimismo, si el turista quiere permanecer todo un día en Maní, puede adquirir una habitación en el único hotel de la población. “Posada Maní”, es un hotel que cuenta con un total de 28 cuartos disponibles. El costo por habitación para una estancia de 24 horas tiene un precio de 450 pesos. Cada cuarto cuenta con dos camas y está disponible para tres personas adultas y un niño.
Para llegar a la localidad existen tres rutas de acceso por carretera; desde el Nororiente pasando por Mama, Chumayel, Teabo y Tipikal; desde el Poniente pasando por Muna, Ticul y Dzán; o desde el Sur pasando por Tekax, Akil y Oxkutzcab. El costo por el viaje, oscila entre los 65 a 80 pesos, dependiendo de la ruta.
“Bendito Dios, el pueblo de Maní es tranquilo, su gente es amable y hospitalaria. La vida en la comunidad no ha cambiado. Últimamente ha estado llegando mucha gente a visitarlo”, expresó el poblador Víctor Manuel Bojórquez Jiménez.
En la localidad, los visitantes encontrarán tres restaurantes de comida regional con varias décadas de servicio y ampliamente conocidos, así como cocinas económicas, fondas, cafeterías, entre otros establecimientos de alimentos y bebidas en la parte céntrica y periferias de la localidad.
En su visita, el turista puede llevarse como recuerdo hermosas prendas y productos que forman parte de la artesanía local. Dichos productos las pueden adquirir en las diferentes tiendas de artesanías y boutique situadas en el municipio, así como hogares de las familias que fungen como talleres de bordado.
JG