Gracias a los materiales recuperados en el subsuelo de las áreas del centro y a la verificación de los datos generados a partir de la prospección, en las obras de infraestructura urbana y el empleo de prospección geofísica en el Centro Histórico de Mérida, es que T’Hó –ciudad maya- ya es parte de la historia de la ciudad.
La ciudad maya de T’Hó sirvió como cantera para la construcción de Mérida. De las crónicas históricas y planos antiguos se deduce la importancia que tuvo T’Hó en el panorama regional, sólo comparable en Yucatán con Chichén Itzá, Uxmal e Izamal.
La antigua T’Hó fue desapareciendo para dar paso a la Mérida colonial y contemporánea, hasta el punto de que sus últimos basamentos monumentales fueron destruidos en el siglo XX.
Recientes estudios e investigaciones con tecnologías modernas, muestran que aún quedan bajo el subsuelo del Centro Histórico de Mérida importantes vestigios de esta gran y poco conocida ciudad maya de más de 2 000 años de antigüedad.
De las crónicas mayas y coloniales
Los edificios de T’Hó, según refiere fray Diego de Landa en el siglo XVI, alcanzaban una gran altura, que los conquistadores españoles fundaron “aquí una ciudad y llamaron la Mérida”, en memoria de la ciudad de ese mismo nombre en Extremadura, caracterizada por sus antiguas construcciones romanas.
Landa incluso elaboró un croquis de una de esas notables construcciones mayas, que se observó en el centro de la joven ciudad de Mérida. En ese croquis aparecen cuatro edificios que conforman una plaza construida sobre una plataforma monumental más antigua que la plaza superior.
Hasta principios del siglo XX, en el Centro Histórico de Mérida aún era posible sorprenderse con los vestigios de dos de los principales basamentos mayas prehispánicos, el del Cerro de Baklu’umchan, rebautizado como de San Antón, en el barrio de San Cristóbal y el del Cerro de San Benito, sobre el cual se construyó a principios de la Colonia el convento de San Francisco, que posteriormente fue la Ciudadela de San Benito, ubicado en las calles 54, 56 y 65 y 69.
Estas grandes plataformas mayas, sobre las que debieron levantarse dos de los principales templos y palacios de T’Hó, ocuparon una superficie de más de 20 mil m2 cada una de ellas, de acuerdo con la documentación histórica y algunos registros fotográficos.
Con información de Arqueología Méxicana
GCS