Yucatán

Conoce al doctor Luis David Arjona Canto, "Médico del Año del Estado de Yucatán"

“Un médico nunca deja de aprender”, aseguró el doctor Luis, quien este miércoles recibe el premio Médico del Año del Estado de Yucatán"
Con 60 años de experiencia, Luis Arjona recibirá hoy el reconocimiento como el “Médico del Año” / Daniel Silva

A sus 91 años de edad, el doctor Luis David Arjona Canto asegura que extraña dar consultas y dar clases en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), por lo que ante la noticia de que será reconocido como el “Médico del Año del Estado de Yucatán”, lo dejó sorprendido, ya que asegura que en su más de 60 años como galeno sólo se ha dedicado a hacer su trabajo y compartir sus conocimientos con las generaciones más jóvenes.

Como informamos oportunamente, en días recientes, los legisladores aprobaron que el médico Arjona Canto reciba hoy el reconocimiento al “Médico del Año del Estado de Yucatán”. Por lo anterior, el veterano cardiólogo aseguró que a pesar de que ya se retiró del servicio, aún sigue preparándose.

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“Un médico nunca deja de aprender”, aseguró el doctor Luis, quien añadió que el compartir conocimientos con los jóvenes era una de las actividades que más satisfacción le daba, pues siempre trató de enseñarles el valor de la competitividad, así como el de la responsabilidad y la disciplina.

En ese tenor, el cardiólogo comentó que su labor ha sido más de dar y devolver, parte de lo que la vida le ha ofrecido a lo largo de los años.

“Lo agradezco porque mis orígenes son muy pobres, nací en una hacienda que se llama San Eduardo, cerca de Telchac, en una mesa, como en todos los pueblos, porque no había doctor que atendiera a mi mamá. Hice como tres veces cuarto año de primaria, porque era todo lo que había en el pueblo, así que imagínese lo que significa este reconocimiento”, relató el venerable médico.

Indicó que continuar con la educación básica no fue cosa fácil, ya que eran siete hermanos y no había los recursos suficientes para que pudiera irse a otro lado a estudiar.

“No la teníamos fácil, porque se imaginan con tantos hijos, pues el dinero no alcanzaba. Hasta que un día de tantos, mi papá me preguntó que si todavía me quería ir a estudiar a Mérida, y pues le dije que sí. En ese tiempo teníamos que tomar el tren en Motul para venir a Mérida, primero viajar en camión de Dzemul a Telchac, y de ahí a Motul, te tomaba casi todo el día”, recordó.

Una vez en Mérida el doctor Arjona fue inscrito en la escuela “Miguel Hidalgo”, donde actualmente está el Palacio Cantón, donde cursó el cuarto grado nuevamente, pero después de que observaron que ya sabía todo pasó al quinto año. Una vez cumplida la educación primaria, ingresó a la Secundaria Federal número cinco, en dónde concluyó sus estudios secundarios, para después entrar a la preparatoria que estaba en el edificio central y finalmente ingresar a la Facultad de Medicina. 

“Para ese tiempo mi papá ya se había hecho de una casita cerca de donde está la (estación de) policía en la calle 66 por 33. Mi servicio lo hice en Ticul, Allá mi mamá tenía unos familiares y ahí fue en dónde lo terminé”, mencionó el doctor, quien añadió que al finalizar su servicio, reunió el dinero que tenía ahorrado y se fue a la Ciudad de México, para tratar de estudiar la especialidad de cardiología.

Sin embargo, pese a contar con las mejores calificaciones para entrar a cualquier especialidad, en la institución académica a donde acudió le dijeron que no podían darle un espacio, ya que solamente contaban con ocho lugares que estaban destinados a extranjeros.

Derivado de lo anterior, aseguró que ante la negativa, decidió empezar a enviar cartas a hospitales en Estados Unidos, donde fue admitido en uno en la ciudad de Washington. A partir de ahí comenzó su historia como médico en el vecino país, estancia que duró algunos años, hasta que decidió volver a México.

“Debo reconocer que la medicina se escribe en inglés, son gente que trabaja de verdad, son organizados y disciplinados. Estados Unidos tiene muchas cosas malas, pero en medicina están muchos pasos por delante de nosotros, y es gracias al trabajo duro. Yo aprendí mucho, y es por eso que quise compartirlo dando clases en la universidad. Al principio ni me pagaban, trabajaba a cambio de nada, pero quería inculcarles a los jóvenes, la disciplina, el trabajo duro, el estudio, pero sobre todo enseñarles el valor de la competencia, porque compitiendo es la única manera de mejorar, porque te exiges a ti mismo ser mejor”, indicó.

Después de más 60 años de trabajo, el doctor Arjona vive en su casa tranquilo, disfrutando a su familia y resguardándose del coronavirus pues dijo, “no es algo que se deba tomar a la ligera, hay que vacunarnos, cuidarnos y tomar las medidas necesarias”, y aunque extraña el trabajo y a los pacientes, dice que no deja de actualizarse ni de estudiar, pues un médico nunca deja de aprender.

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JG