Los pueblos mágicos de la Península de Yucatán guardan una singular afinidad con los colores; no sólo son sus edificios, el juego de monumentos, parques, estampas y hasta su riqueza culinaria se integran en una cromática que les da identidad y que garantiza el mejor recuerdo para quienes los visitan.
En el caso de Yucatán se encuentran:
- Izamal
- Sisal
- Valladolid
- Maní
Pueblo Mágico de Izamal
Todo el pueblo luce esta paleta cromática, lo que le da una personalidad única. Sus muros evocan la visita del Papa Juan Pablo II, quien ofició una ceremonia religiosa en el atrio del convento, en 1993. La memoria de este lugar también está ligada con una ciudad sagrada de la civilización maya: Zamná, que significa “Rocío del cielo”.
Pueblo Mágico de Valladolid
Conocida como la Capital del Oriente Maya; llamada por nuestros ancestros Zací o Gavilán Blanco. Su plaza central hace eco de las tradiciones locales, donde es posible degustar de las célebres nieves de coco, mientras se contempla la Fuente de la Mestiza, que mira de frente a la Iglesia de San Servacio, construida en 1543.
Pueblo Mágico de Sisal
Es el color de los flamencos, imponentes anfitriones de este pueblo, situado en medio de dos cuerpos de agua. El amante de la naturaleza tiene aquí un destino ideal para la observación de aves, especialmente esas de plumas rosadas que habitan las aguas de los humedales, por la abundancia de insectos, camarones, plantas y algas que les proveen de alimento.
Pueblo Mágico de Maní
Maní en el corazón del Estado, es uno de los pueblos más antiguos; su nombre en maya significa “Lugar donde todo pasó”. Es una comunidad viva que murmura en su lengua materna y porta orgullosa colores y diseños que le dan identidad. En este sitio las mujeres bordan y cocinan a la vista, los niños juegan y los ancianos reposan bajo las copas verdes de sus árboles.
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JG