Pese a que por la pandemia han disminuido los enfrentamientos entre pandillas en la localidad, no significa que se haya erradicado el problema, ya que los vecinos de distintos fraccionamientos han interpuesto denuncias ciudadanas ante la Policía Municipal por los escándalos que los jóvenes arman en las calles.
Aunque se desconoce con certeza cuántas bandas existen en el municipio, al menos 10 se hacen presentes protagonizando en las calles peleas entre jóvenes que no sólo se enfrentan tras ingerir bebidas alcohólicas disputándose el terreno, sino que en ocasiones se agreden con piedras y hasta con armas blancas.
Las colonias con mayor índice de violencia son Santa Isabel, Mulchechén I y II, San Camilo, sin embargo, han estado abarcando más territorios a lo largo del municipio llegando a los fraccionamientos Villas de Oriente y San Pedro Nohpat.
Alam Paredes dijo que “antes no se veía este tipo de enfrentamientos por estos rumbos, era un fraccionamiento tranquilo, pero últimamente se han estado juntando los chavos aquí en el polifuncional de Fontana, como ya no van las familias ni los muchachitos a jugar por la pandemia, aprovechan estos vagos para merodear y hasta se han peleado aquí detrás de los nuevos locales en Jardines de San Pedro, donde no hay luz”.
Rosaura Montejo comentó que “hace un mes se enfrentaron a pedradas aquí en la puerta de mi casa y como tengo terraza mi hijo se encontraba con el perro en el porche y empezaron a llover las piedras; logré meter a mi hijo antes que algo peor pasara, pero mi auto no corrió con la misma suerte”.
Vecinos de Mulchechén, Cuauhtémoc y CROC aseguran estar cansados de los vándalos, que no sólo atemorizan a los jóvenes que transitan por las calles en las tardes o noches, sino también asaltan a los transeúntes pasando las 10:00 de la noche y se lapidan entre ellos, sin importar los daños que causan a las viviendas de los colonos de los mencionados fraccionamientos.
El 60 por ciento de los jóvenes involucrados en pandillas son de otros lugares, incluyendo Mérida, como los Vergeles, Kaua y el Sur, así como de la Castilla Cámara, que migran al municipio, pues las casas abandonadas son el lugar perfecto para establecerse, por eso hasta el 2019 el vandalismo había aumentado en un 45 por ciento en comparación con años anteriores.
SY