La falta de oportunidades para encontrar empleo motivo a Isabel Cristina Pérez Ortega a montar un taller de reparación, venta de sillas de ruedas y de motos adaptadas, hace veinticuatro años, para que las personas con capacidades diferentes, para que, como ella, cuenten con una herramienta que además de movilidad, tengan la oportunidad de encontrar una manera honesta de trabajo.
Hasta donde sé, explicó, no hay un censo confiable sobre la población con capacidades diferentes que viven en la ciudad de Mérida o en el interior del estado, o cuántas personas tienen problemas de motricidad, del sentido de la vista, o auditivo.
“Muchas de éstas no concluyeron ni la primaria o estudiado o terminar una carrera, dijo la entrevistada.
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Recordó que antes de abrir el taller fue parte del grupo de atletas del deporte adaptado, especialmente en carreras de sillas de ruedas o en atletismo, donde percibe que para ser más ágiles y una mejor movilidad tenían que modificar sus sillas de ruedas para que éstas sean más aerodinámicas.
Otra de las razones que la motivo a crear un taller de soldadura para dar empleo a personas con alguna discapacidad, a las que se les fue capacitando sobre la marcha, porque no contaban con la ayuda o apoyos gubernamentales como ahora.
En todo caso, cada gobernante en turno creaba sus planes y programas nuevos y poco a poco esos apoyos en lugar de incrementarse fueron disminuyendo sobre todo por parte del Gobierno Federal, por lo tanto los dos primeros años fueron muy difíciles, pero después el taller comenzó a crecer y empezaron a construir motos adaptadas, que han permitido que cientos de personas, sobre todo del interior del estado, puedan autoemplearse como vendedores ambulantes, de frutas y verduras, helados, etc., o bien, prestando servicio de transporte de carga o de pasajeros, hubo épocas que recibían encargos de diez o más motos adaptadas, que incluso los políticos las compraban para apoyar a sus simpatizantes con capacidades diferentes.
Agregó que a partir de este sexenio el panorama cambio y que se fue agravando con la llegada de la pandemia y actualmente sólo dependen de la venta y reparación de sillas de ruedas, porque los pedidos de motos adaptadas con un costo de 24 mil pesos prácticamente se vino abajo y sólo se realizan por encargo, generalmente utilizan una honda, cuyo valor es de 37 mil pesos, sin incluir la estructura a la cual se adapta, lo que hace que ese tipo de transporte quede fuera del alcance de las personas con discapacidad.
Con relación a las sillas de ruedas lo que cambia son el tamaño que debe ser adecuada a la estatura y peso de la persona, así como el tipo de lesión que tenga, sobre todo si es de la cervical, incluso las personas que tienen parálisis cerebral utilizan sillas inclinadas y en ocasiones para que el usuario pueda estar en posición horizontal para evitar que se formen escaras o heridas, en caso contrario es difícil que éstas si no se cuidan pueden avanzar y por consiguiente su tratamiento es mucho más tardado.
Adelantó que el próximo lunes, el Ayuntamiento ofreció enviar a un grupo de podadores para limpiar el área verde que hay en el taller ubicado en la calle 87 entre la 52 y 54 cerca del sitio donde se desplomó el avión que manejaba el desaparecido Pedro Infante Cruz.
Debido a las medidas sanitarias por ahora sólo reciben trabajos por encargo y vía telefónica para evitar aglomeraciones, porque tanto ella, como don Willy Pérez y Marco, ambos con problemas auditivos, así como sus dos hermanas están entre el grupo de personas de alto riesgo.
Techos requieren mantenimiento
Por otra parte, explicó que el edificio es del Gobierno del Estado que se los dio en comodato, pero y por ser muy antiguo, sus techos se filtran y en temporadas de lluvias tienen que mover las sillas de un lugar a otro para evitar que estas se dañen por la humedad, tarea que realizan con el apoyo de varias personas que voluntariamente acuden a brindarles apoyo.
Manifestó que por muchos años participó en carreras de sillas de ruedas, incluso en el maratón de Muna a Uxmal, pero sólo una vez, porque realmente es muy difícil la parte de ascenso y descenso de los cerros, especialmente el retorno porque las sillas de ruedas alcanzan gran velocidad, que inclusive pueden arrancarle un dedo si no se cuenta con la destreza para su control, por lo que se inclinó más por el lanzamiento de bala y jabalina, que con el paso del tiempo comenzó a sentir dolores muy intensos en el hombro izquierdo, hasta que hace dos meses fue operada y apenas está en recuperación.
Sin embargo, dijo que está muy satisfecha de haber participado en actividades deportivas, ya que durante los doce años que compitió, tuvo la oportunidad de representar a México en un torneo mundial en Birmingham, Inglaterra, donde obtuvo el tercer lugar en lanzamiento de jabalina, en el año de 1998.
SY