En varias poblaciones del estado de Yucatán y del país, se han registrado incontables casos de violencia intrafamiliar, como ejemplo, el recién ocurrido en el Puerto de Celestún, donde un elemento de la Policía Municipal resultó lesionado al acudir a prestar auxilio a una mujer identificada como Isabel Montalvo, quien pidió socorro al oficial cuando su esposo le propinaba una brutal golpiza.
Sobre este suceso, se dijo que el sujeto puso resistencia a ser detenido y, en sus actos violentos, no sólo atacó a su esposa, sino que también violentó a los elementos de policía. Según comentaron, esto ocurrió cuando el denunciado se encontraba bajo los efectos del alcohol y posiblemente de alguna droga.
Respecto a la violencia intrafamiliar, la tanatóloga Jenny Campos, comentó que es un problema social, y que, en estos tiempos de pandemia, al parecer se ha agudizado debido al aislamiento, pues los números estadísticos van en aumento en este último año de COVID-19.
Según los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que, 66 de cada 100 mujeres de 15 años o más de edad que viven en el país, han sufrido al menos un incidente de violencia a lo largo de la vida. El 43.9 por ciento de ellas han sufrido violencia por parte de la pareja actual o última a lo largo de su relación mientras que 53.1 por ciento ha sufrido al menos un incidente de violencia por parte de otros agresores.
El doctor en psicología, Diego Sánchez Ulua, explicó que son muchos factores los que intervienen en la violencia intrafamiliar, como la situación económica, el entorno social, los vicios, entre otros, aclarando que: “el ser humano necesita un espacio agradable y cómodo, que le permita el desarrollo de actividades. Muchas veces resulta que el predio en el que se habita no cuenta con el espacio o los servicios para tener una buena calidad de vida”.
En el aspecto económico, mencionó que las madres de familia de los hogares con extrema pobreza viven en la angustia de qué comerán o cómo pasaran el día sus hijos. Si a esto se le agrega el alcoholismo y vicios, generalmente de los maridos, se convierte en una “bomba mental” que, al explotar, se traduce en violencia, no sólo entre la pareja, sino también para los infantes que están prácticamente indefensos.
Jenny Campos concluyó recordando que la violencia intrafamiliar se puede iniciar y detectarse de muchas maneras, comenzando con la violencia psicológica o emocional, hasta llegar al maltrato físico.
SY