La carretera Kinchil-Celestún, que cruza en 7.5 kilómetros la biosfera Ría Celestún y es una zona de refugio faunístico creada para proteger al flamenco rosado, es mortal para otros animales que mueren atropellados, debido a los vehículos que transitan por la vía.
De acuerdo con la investigación “Atropellamiento de vertebrados en la carretera Kinchil-Celestún, Yucatán”, en un año se registró el deceso de 732 individuos pertenecientes a 77 especies, 10 anfibios, 29 reptiles, 15 aves y 23 mamíferos, por lo que se requieren medidas de mitigación para reducir atropellamientos y mantener la conectividad de las poblaciones.
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Los investigadores Pedro E. Nahuat-Cervera, de la agrupación Ekuneil Península de Yucatán; Alberto González-Gallina, de la Red de Ambiente y Sustentabilidad, Instituto de Ecología; Rizieri Avilés-Novelo, del Campus de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, Universidad Autónoma de Yucatán; y Rogelio Cedeño-Vázquez, del Departamento de Sistemática y Ecología Acuática de la Unidad Chetumal del Colegio de la Frontera Sur, se encargaron de realizar dicho reporte.
Recorridos diurnos y nocturnos
En el documento se consigna que, para este estudio, se realizó un monitoreo carretero, a través de recorridos diurnos y nocturnos, en la vía mencionada, entre el 2017 y el 2018, particularmente en los 7.5 kilómetros que atraviesan la Reserva de la Biósfera Ría Celestún.
En este lapso, se registraron 732 muertes de animales, de los cuales, la herpetofauna, es decir, reptiles y anfibios, resultó más afectada, con el 89.7 por ciento de registros y el 75 por ciento de individuos fuera del Área Natural Protegida (ANP).
“Se requieren medidas de mitigación para reducir atropellamientos y mantener la conectividad de las poblaciones, dentro y fuera del ANP y donde aún exista hábitat en buen estado para la fauna”, se expone.
El texto señala que las carreteras construidas cerca de áreas naturales protegidas registran un importante número de atropellamientos de fauna silvestre, en parte porque estas zonas son de gran atractivo turístico, lo que deriva en un mayor número de vehículos transitando dichas vías de comunicación.
En el caso de la diversidad biológica de la reserva de la biosfera Ría Celestún está conformada por mil 149 especies reportadas, las cuales incluyen a la vegetación y los diferentes grupos de vertebrados.
Especies registradas bajo alguna categoría
Están registradas para el sitio: 13 especies de anfibios, 64 de reptiles, 265 de aves y 79 de mamíferos, de las cuales 73 se encuentran consideradas bajo alguna categoría de protección, de conformidad con lo establecido en la Nom-059-Semarnat-2010 (cuatro en peligro de extinción, cinco amenazadas y 21 bajo protección especial).
Cabe recordar que la carretera, que conecta los municipios de Kinchil y Celestún, fue pavimentada en 1977. Cuenta con una longitud de 44 kilómetros, consta de dos carriles sin acotamiento y tiene un ancho aproximado de seis metros de corona. Esta vía atraviesa diferentes tipos de vegetación, siendo los más abundantes la selva baja caducifolia y la selva baja inundable, incluyendo también selva baja subcaducifolia, pastizales, así como selva mediana subperennifolia y manglar en el extremo oeste.
Entre las especies afectadas aparecen sapos, boas, tecolotes, tejones, cocodrilos moreletti, iguanas, garzas, zarigüeyas, murciélagos, coatís, entre otros.
El estudio señala que la reserva está rodeada principalmente por manglar y pequeños manchones de pastizal inducido. Mientras que, en la porción externa al área, los tipos de vegetación presente son manglar, pastizal inducido, selva baja inundable y selva baja caducifolia. Lo anterior puede influir en la presencia y, por ende, en el registro de una mayor riqueza de especies impactadas por atropellamiento vehicular.
“Lo registrado en cuestión de vertebrados concuerda parcialmente con lo esperado para una zona tropical, donde uno de los grupos más afectados es el de herpetofauna. Cuando la carretera está cerca de cuerpos de agua, los anfibios y los reptiles suelen ser el grupo más afectado”, señala el texto.
Se destaca que el fenómeno de atropellamiento no está limitado al área natural protegida, que cumple su papel al mantener mayor diversidad, pero el resto de áreas que, si bien pueden estar perturbadas, aún albergan hábitat adecuado para muchas especies. Esto puede provocar que llegue a haber mayor frecuencia de arrollos vehiculares, aunque concentrados en menos especies. Por tanto, las medidas de mitigación no deberían limitarse únicamente al área natural protegida.
Este estudio forma parte del libro “Impacto de las vías de comunicación sobre la fauna silvestre en áreas naturales protegidas: estudios de caso para el sureste de México”, publicado por El Colegio de la Frontera Sur y publicado en el portal Researchgate, el cual se puede consultar a través de la investigación realizada.
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GH