Yucatán

Apellidos mayas y rasgos indígenas, motivo de racismo en Yucatán

Experto aseguran que los apellidos mayas han sido motivo de discriminación social en el país, por lo que algunas personas optan cambiar sus apellidos al español
En Mérida y en Yucatán, gran parte de la población se autodenomina como indígena / Saraí Suárez

Braulio Güémez Graniel, sociólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México y asistente de investigación en el Colegio de México, afirmó que en Mérida y en todo Yucatán existe un racismo estructural relacionado con una discriminación acumulada y una desventaja histórica, porque las personas con una adscripción indígena nacen en familias que han sufrido esta situación por muchos años.

Lo anterior, explicó, lleva a estos individuos a sufrir una desventaja económica y social, en el acceso al empleo o a la educación. Y quienes logran acceder económicamente y pertenecen a este sector, son discriminados al grado de que llegan a cambiar sus apellidos al español.

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El investigador, autor de la Encuesta PRODER (Proyecto sobre Discriminación Étnico-Racial en México) en el Colegio de México, señaló que los datos de este trabajo son importantes para las políticas de acción afirmativa y así el estado garantice el acceso al trabajo, la escuela y la no discriminación a este sector de la población.

La encuesta indica que el 40 por ciento de las personas que no tienen apellido maya, no hablan maya y no se adscriben culturalmente como indígenas, están en el rango con mayor riqueza en el país. Además, el 42 por ciento accedió a la universidad.

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En contraste, sólo el siete por ciento de las personas maya hablantes, con apellido maya y adscripción indígena accedió a ese mismo nivel socioeconómico; y sólo una de cada 10 tuvo acceso a estudios universitarios.

Respecto a si existe un racismo estructural en Mérida, dijo que “es un concepto que es importante, porque nos lleva a que los rasgos indígenas se asocian con una mayor desventaja económica y a una mayor percepción de discriminación. En este sentido, la desventaja socioeconómica se explica porque las personas con rasgos asociados a lo indígena o a lo maya nacen en familias que ya son, que tienen orígenes socioeconómicos más bajos o en situación de pobreza, ya nacen en una situación de desventaja”, dijo.

Lo anterior, comentó, los pone en una situación diferencial con respecto a los que no tienen esta condición asociada con lo indígena.

“Por eso hablamos de un racismo estructural, porque es la discriminación acumulada, histórica de desventaja; desde que nacen las personas nacen en familias que son discriminadas por la acumulación de desventajas, hablamos de las familias más pobres y ello constituye un factor estructural”, comentó.

Pero, además, agregó que estos rasgos indígenas limitan el acceso, a las fuentes de trabajo, a la escuela e incluso a otros ámbitos.

“En los grupos focales que tuvimos, con personas en Mérida y en municipios, nos decían que el apellido maya era un factor de estigmatización dentro del pueblo y de la ciudad; nos contaban que las personas toman decisiones matrimoniales de con quién casarse, de acuerdo con el apellido maya. El apellido maya posee un estigma y las personas mayas lo experimentan también en la escuela”.

“Estudiantes se burlaban de ellos y muchas personas se han cambiado el apellido maya, o lo ocultan, más las personas que ascienden o tienen puestos ocupacionales altos; entonces, en las estadísticas vemos que, si la persona ascendió y tenía apellido maya, se lo cambió”, comentó.

El entrevistado dijo que el término “indígena” se asocia con la pobreza y quienes se pudieran autodenominar, cuando ascienden en la escala social, ya no se sientan como tales, porque en la sociedad los asociamos con lo pobre.

“También ello habla de racismo, los que provienen de familias indígenas, cuando ascienden, deciden ya no adscribirse y también tiene que ver con la estigmatización”. 

“Algunos criterios de selección para contratar a alguien también están en función de cómo los empleadores perciben al posible empleado, si está o no en la adscripción indígena, y sobre todo en puestos que serán la cara de la empresa no se quiere al que tenga apellido maya o que tenga aspectos raciales como indígenas: morenos, chaparros, e, incluso en radio, en varias estaciones, les piden que no muestren acento asociado al maya”, explicó.

Güémez Graniel expuso que en el caso de las mujeres también afecta el racismo pues, por ejemplo, el tono de piel se asocia con la estigmatización.

“El tono de piel y el apellido son temas fuertes para las mujeres, sobre todo en los procesos de formación de pareja; hay personas que se sentían mal por su color de piel al momento de buscar novios, o de sentirse atractivas o no, en función de la idea racista de que lo moreno es más feo”, expuso.

La importancia de los datos 

Expuso que en Mérida y en Yucatán una gran parte de la población se autodenomina como indígena y muchos otros llevan apellidos mayas, o hablan o entienden la lengua nativa y, la cultura maya está presente en todos los aspectos sociales.

“Por ello es importante que se tomen medidas para hacer visible esta realidad y crear políticas de acción afirmativa y que el Estado garantice la educación y el empleo, a las personas más desprotegidas socioeconómicamente y una política de no discriminación. Se trata de poner el tema en discusión y que los ciudadanos se sientan con la confianza de denunciar actos discriminatorios”, señaló.

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GH