La Doctora en Urbanismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Susana Pérez Medina, sostiene que, debido a las políticas de vivienda, al boom inmobiliario basado en la falsa idea de que mucha gente ha estado llegando a Mérida, ha crecido el número de vivienda de forma exponencial en las periferias urbanas, pero hoy más de 61 mil casas están deshabitadas.
“Yo digo que hay una burbuja inmobiliaria. Con la promoción que se ha hecho, de los atractivos y demás, la gente cree que Mérida es una buena inversión, pero va a llegar un momento, en el corto, mediano o largo plazos, que los atractivos de Mérida se van a perder y, lejos de incrementar el valor de las propiedades, va a jugar en contra, se va romper la burbuja y todos los que invirtieron y apostaron por el municipio se verán afectados”, dijo.
En el artículo “Política habitacional y desocupación de vivienda en Mérida”, publicado en el número 24 de la Revista MetrópoliMid, la especialista señala que los datos del recién publicado Censo de Población y Vivienda de 2020 arrojaron que, en la Zona Metropolitana de Mérida (ZMM), un total de 61 mil 238 viviendas particulares están desocupadas, lo que representa 13.8 del total. El número de unidades deshabitadas entre 2010 y 2020 sólo redujo 0.7 por ciento. Del total de las deshabitadas, ocho por ciento se encuentran en la zona central y 92 por ciento en la periferia de la ZMM.
Las zonas con mayor desocupación se emplazan en los fraccionamientos de varios miles de unidades habitacionales de la periferia del municipio de Mérida: en Ciudad Caucel, en varias secciones de Francisco de Montejo, en Diamante Paseos de Opichén y en Las Américas. También arrojan una alta desocupación los fraccionamientos Jardines de Mulchechén y Granjas, del municipio de Kanasín; al igual que Itzincab y Piedra de Agua de Umán.
En entrevista con POR ESTO!, dijo que toda una década “nos mantuvieron con la idea de que había mucha migración, mucha llegada de gente de fuera que llega a Mérida y a la zona metropolitana, pero resulta que ahora que salen los datos de población, resulta que no es tanta la gente que ha llegado”.
Así, dijo, se ha dado un crecimiento inmobiliario por la promoción que se le ha hecho a Mérida por parte del gobierno, del sector privado y el discurso de la gran llegada de gente al municipio, generando un atractivo que ha sido tomado por la gente con la idea de poder invertir.
Por ello, explicó que las casas deshabitadas no están necesariamente abandonadas, puede ser que se habiten por periodos.
“Aquí son casas desocupadas, no como sucede en otros lugares donde sí se abandonan las viviendas, pero el número que es significativo es que, entre las casas desocupadas y las de uso temporal suman el 20 por ciento del parque habitacional, que está vacío, que está ocioso y eso es un escándalo”, dijo.
El problema, agregó, es que lo anterior va en paralelo al déficit habitacional y ello significa que “no es que todo el mundo tenga solucionado el tema de vivienda, lo que se podría pensar con tantas casas desocupadas, sino que hay una sobreoferta de vivienda”.
En cuanto al abandono o que no se viva en las casas, tiene que ver, explicó, con que nunca se llega a hacer un vecindario o no hay relación con vecinos, sino que están aisladas.
“Hacen viviendas, pero no hay espacios de recreación fuentes de trabajo, y otros servicios, es vivienda y no es ciudad y a la larga llega a ser inhabitable”, comentó.
Dijo que en algún punto se romperá la burbuja inmobiliaria que existe y, lejos de incrementar el valor de las propiedades, va jugar en contra, se va romper la burbuja inmobiliaria y todos los que invirtieron y apostaron por Mérida se verán afectados.
“Esto ya ha pasado en otras ciudades y lo que pasa es que la inversión de capitales le apuesta al tiempo, probablemente en un periodo un poco largo se estabilice esta sobreoferta y ya no haya esta crisis inmobiliaria y el capital invertido ya se nivela, lleva tiempo estabilizar cuando hay una sobreoferta”, agregó.
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GH