Yucatán

Estudiantes pasaron 'de panzazo' el ciclo escolar en Yucatán

El ciclo escolar 2020-2021 fue un reto tanto para los alumnos, como los maestros y padres de familia, sin embargo, los alumnos lograron pasar de ciclo escolar hayan o no mostrado interés en aprender
El uso de WhatsApp fue una gran herramienta de comunicación para maestras y alumnos / Víctor Gijón

El impacto de la pandemia del COVID-19 en materia educativa en el estado será incalculable, debido a que no se sabrá realmente de cuánto será el rezago escolar, ya que las autoridades educativas aprobaron a los estudiantes que hayan o no mostrado interés en aprender a distancia o hayan tenido o no acceso a Internet o a una computadora.

El informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) de la emergencia a la recuperación de la Pandemia por la COVID-19: La política social frente a desastres reveló que en la entidad sólo tres de cada 10 niños de tres a 15 años que cursaron educación básica tuvo una computadora y la mitad contó con Internet.

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Un ejemplo de lo anterior lo dio Thelma López Tamayo, maestra de la materia de Formación Cívica y Ética de la escuela secundaria “Rubén Darío Herrera”, de Hunucmá, quien comentó que WhatsApp fue el medio de comunicación que más ayudó en el ciclo escolar, ya que de los casi 200 alumnos con los que trabajó, 169 se comunicaron por esta aplicación.

Aunque a partir del 1 de diciembre, la Secretaría de Educación del Estado (Segey), lanzó el programa Kaambal, cuyo objetivo era reforzar el aprendizaje de los alumnos, pero la finalidad no se logró, al menos con los seis grupos que tenía la maestra, ya que sólo 148 estudiantes pudieron tener acceso al programa, porque había inconvenientes muchas veces.

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Como ejemplo de lo anterior, mencionó la maestra que, durante el primer trimestre del ciclo escolar pasado, es decir del mes de  septiembre a diciembre, 22 de 30 estudiantes cumplieron con sus tareas a través de WhatsApp, lo que disminuyó cuando se empezó a utilizar Kaambal, ya que sólo nueve alumnos pudieron acceder y continuar con sus obligaciones educativas.

“Allá tuvimos problemas, los alumnos no lograron acceder al programa educativo; primero requerían su CURP y luego no siempre tenían el Internet”, dijo.

Sobre ese conflicto, mencionó que no todos los libros de texto gratuito coincidían con la planeación de los maestros, por lo que se las tuvo que ingeniar para quienes no tenían acceso. “Podían aprender, aunque no tuvieran Internet, haciendo un esfuerzo para que fuera como si ellos estuvieran en un salón”.

Narró que en el primer trimestre del ciclo escolar que terminó, cuando sus alumnos le notificaron que no podían entrar a la plataforma, les sugería que vieran el programa de televisión “Aprende en Casa”; sin embargo, “un niño me puso que no tenía televisión, porque se quemó y no tiene trabajo su papá para comprar otro”.

“Hubo niños que decían que ya no querían seguir estudiando, porque no comprendían las tareas, porque su mamá no los apoyaba porque estaba trabajando, porque estaban solos en casa o porque no les entregaron los libros”, comentó López Tamayo.

Otras dificultades que tuvieron en el curso escolar, fue que no tenían dinero para comprar crédito a su celular o porque no contaban con ningún equipo.

Mencionó que las fallas con el programa de WhatsApp,  durante el ciclo escolar, dejó de tener contacto con 186 alumnos, por distintas razones, de los cuales identificó que 29 no tenían Internet y computadora o cualquier otro aparato tecnológico, para entregar tareas y conectarse a la plataforma Kaambal, lo que la obligo a imprimir cuadernillos para que pudieran estudiar.

Aunado a este apoyo, la maestra y sus colegas empezaron una campaña para poder recibir tabletas y celulares donados.

“Nosotros los reparábamos y los dimos a los niños que realmente estaban muy mal”. De los 12 equipos, siete pudieron ser reparados y repartidos entre el alumnado.

También comentó que, de esos 186 alumnos, 63 alumnos recibieron apoyo para el pago de Internet, lo que les permitió entregar sus tareas. La maestra viajó al menos tres veces a la semana a Hunucmá, y un total de 52 alumnos lograron recuperar el ciclo escolar gracias a los apoyos.

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“Tuvimos que hablar con los padres, motivarlos y decirles que es importante que terminen la escuela sus hijos; ahí fue donde vimos la recuperación de algunos niños”, comentó.

GH