Yucatán

COVID-19 'golpea' venta de artesanos en Halachó, Yucatán

Algunos artesanos comentaron que debido a la baja de turistas por el COVID-19 sus ingresos se redujeron un 80 por ciento
Afirman que cada día es mas difícil conseguir el material para su artesanías / Edwin Farfán Cervantes

En el Estado de Yucatán se elaboran artículos artesanales de los más diversos materiales, diseños y colores, los cuales además de ser útiles, aportan belleza y distinción al entorno en donde son colocados.

Joyería de filigrana en oro y plata, artesanías de carey, concha, caracol, piedra y madera tallada, bordados en ropa y tejidos de palma y jipi entre otros, son característicos y admirados en el Estado y fuera de él.

Juana Bautista Tun Collí, es una tejedora de huano desde los 10 años de edad, con cuyo material hace sombreros, abanicos, cestas y hasta moisés para recién nacidos.

Indicó que la falta de compradores en el municipio y el no poder distribuir sus productos a otros lugares ocasionó que sus ventas hayan caído hasta en un 80 por ciento.

“Debido a la pandemia el turismo en este municipio ha disminuido mucho y por ende igual los compradores de los productos, pero también ahora ya no estamos enviando las artesanías para su venta en otros lugares porque tampoco nos lo están pidiendo”, aseguró Juana.

La entrevistada señaló mientras iniciaba una cesta, que esto también ha ocasionado que cada día menos personas se dediquen a esta labor que en su momento dio fama internacional a la cestería de Halachó.

Señaló también que, aunque la palma es una mata que prácticamente crece en todo Yucatán y que fue muy utilizada en los techos de las casas mayas para la fabricación de las artesanías, tiene un elaborado proceso que permite la ductilidad del material, lo cual permitió a la gente de Halachó la elaboración de artesanías de huano de la más diversa creatividad y destreza de las manos de los artesanos.

“Desafortunadamente cada día es más difícil conseguir el material”, dijo Tun Collí, quien señaló que ahora tiene que recorrer casas del municipio para conseguir la materia prima para seguir elaborando sus artesanías.

Indicó que puede elaborar un sombrero diario, si se dedica todo el día a hacerlo, siendo que su costo de venta es de 50 pesos, pero de excelente calidad y belleza, misma que la ha llevado incluso a Dinamarca, a donde acudió hace 15 años como parte de un intercambio cultural para llevar sus productos, siendo este viaje una de las satisfacciones más grandes de su vida. “Que a la gente tan distinta le guste tu trabajo es un gran orgullo”, dijo.

Y aunque trata de que sus hijos y nietos aprendan el oficio, reconoce que ya por la crisis de la vida es muy difícil sobrevivir de la elaboración de estas artesanías.

“A nosotros nos piden que les demos descuento en los abanicos, pero me han dicho mis hijas que, en tiendas departamentales, productos con menor calidad que los míos, los vendan a precios exageradamente altos”, lamentó.

Por su parte Manuela Collí Tun, quien elabora artesanías con fibra de jipi, dijo que desafortunadamente las artesanías no son valoradas como deberían, “tal vez ven lo bonitas que quedan, pero no se ponen a pensar en las horas que lleva para tener este resultado”, indico.

Comentó que ella ha buscado diversificar sus productos, haciendo collares, aretes y alhajeros, pero que tiene que comercializar a bajo costo para que le sean comprados.

“Mis alajeritos los estoy vendiendo en 30 pesos y aun así hay gente que te pide que les des descuento, no es el tamaño del producto si no el amor y las horas que te lleva elaborarlo lo que debe darle el valor”.

Dijo que esperan que con la llegada del Tren Maya y la reactivación económica después de la pandemia, pueda hacer que se incrementen sus ventas y que le permita que sus artículos puedan ser vendidos en otras partes del país.

Señaló que, de no buscarse una estrategia real para los artesanos, cada vez menos personas se dedicaran a estos oficios, y este gran tesoro de Yucatán tenderá a desaparecer porque ya no es redituable para vivir.