Comerciantes y turistas del Malecón Internacional pidieron al alcalde Julián Zacarías que refuerce las estructuras de los 110 metros que presenta el andador de madera. En recorrido por el lugar, se constató que el barandal presenta inestabilidad, la superficie del piso tiene maderas levantadas que ponen en riesgo el paso de las decenas de visitantes, deportistas y familias locales que acuden a diario a este punto.
Cabe mencionar que desde el día de su inauguración hasta la fecha, este andador no ha recibido un mantenimiento adecuado, pues no ha sido objeto de cambiarle alguna parte de su estructura.
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“Durante el mes de julio, que estaban abiertas las playas venía mucha gente, les gusta tomarse fotografías, pero creo que no aguantará más peso la madera, necesita una reestructuración o reforzamiento”, indicó una locataria dedicada a la venta de cordel a pocos metros del lugar, sobre la calle 84.
Otra de las afectaciones, es visible en la escultura ubicada debajo de los arcos del Muelle Fiscal, en el mismo andador de madera, pues faltan un par de piezas para tener completo el atractivo.
“Venimos con nuestras bicicletas por la mañana al andador, pero no nos dio mucha confianza y decidimos sólo rodar en la parte de concreto. La madera hace ruidos”, contestó Camila Güemes, que acudió con su pareja e hijos a este sector del Malecón.
Por su parte, los comerciantes ambulantes que se detienen a descansar en el andador comentan que el salitre origina en cualquier edificación este tipo de vulnerabilidad.
Como dato curioso, durante la presencia del corresponsal en turno en este recinto, una dupla de Policías Ecológicos que no se presentaron ni otorgaron razón alguna, detuvieron el registro fotográfico, argumentando que previamente hay que constatar ante esta dependencia de la actividad.
Este recinto que une al Malecón Tradicional con el Internacional, fue inaugurado a principios de marzo del año 2013 por el entonces Gobernador Rolando Zapata Bello. El proyecto se logró gracias a una inversión cercana a los 44 millones de pesos con recursos procedentes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En aquella ceremonia de apertura, se anunció también que se colocaron 62 bancas y 31 luminarias, además de que en su edificación se utilizaron 481 pilotes de madera y mil 572 piezas de contraviento.
El andador se compone de madera importada de Chile, así como también de madera de zapote. La infraestructura se pensó en aquel entonces que tendría una vida útil de 30 a 40 años, aunque sin tomar en cuenta huracanes o fenómenos de alta peligrosidad.
Seis años después en la administración blanquiazul de Julián Zacarías se añadieron otros activos a este punto como lo fueron un parador turístico, un carrusel y se dio paso a la apertura de negocios locales.
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