Dentro de las zonas habitacionales del Oriente y Poniente de la Ciénaga 2000 han avistado numerosos cocodrilos saliendo de su hábitat y avanzando hasta la vía pública. Si bien, los vecinos se dicen alertados por el temor de ser mordidos, también aseguran que no caerán presas del pánico colectivo, pues, durante el invierno, se considera parte de la vida cotidiana la convivencia con estos réptiles.
La familia Montero, oriunda de Ciudad del Carmen, pero con 15 años residiendo en Progreso, habla por primera vez con un medio sobre sus vivencias del día a día, corriendo el riesgo de ser atacados por estos reptiles que llegan a medir hasta metro y medio de largo en las inmediaciones de su negocio de pescado frito, ubicado a la orilla del pantano en una zona federal, considerada prohibida por las autoridades.
“Yo creo que ya hasta perdimos el miedo de antes, pero sí estamos constantemente alerta de que pudiera pasar en caso de que salga uno. En estos días los hemos visto con más frecuencia, cada parte de la Ciénaga tiene su cocodrilo, el más grande se encuentra cerca del parador La Ría, varios vecinos ya lo vieron y mide como dos metros, aparte de que pesaría como 150 kilos porque está enorme”, comentó Edgar Montero.
En su vivencia dentro de esta zona de viviendas, los entrevistados rememoran que aparte de las temporadas de frío en el puerto, durante la época de lluvia que se tiene entre julio y septiembre, han amanecido incluso con ejemplares de estas aguas en medio de sus habitaciones.
“Una vez para un día lluvioso hasta pescados entraron a la casa, se rebasa el canal y comienzan a salir animales de todo tipo, nos da un poco de temor por las inundaciones, pues el agua alcanza profundidades superiores al metro y a es imposible ver lo que hay en el fondo” aseguró Monserrat Montero.
Asímismo, las fotografías y vídeos que circulan en las redes sociales se han acrecentado gracias a los mismos pobladores, pues incluso cazar cocodrilos para capturarlos en pantalla se ha convertido en un pasatiempo.
“Depende del peligro es como te tomas la experiencia, una vez pasó sobre los pies de mi suegro un cocodrilo como de un metro de largo, él estaba leyendo el periódico afuera de la casa y ni cuenta se dio, yo cada vez que me voy a trabajar los veo saliendo del agua, avanzan pocos metros y vuelven al agua, el único miedo que hay es con los niños, pues ellos no tienen la misma agilidad que un adulto para huir si se los encuentra en la calle”, asegura el ama de casa Fernanda Cauich.
Juana Dzul Hoch, bióloga de la Policía Ecológica expresa que la salida de los reptiles se debe al cambio de clima que se está teniendo en el puerto debido a los Frentes Fríos que se han presentado desde el inicio del año, pues estos ejemplares buscan calor al estar acostumbrados a navegar en aguas cálidas.
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CC