Expertos y representantes de 31 organizaciones sociales se sumaron a la demanda de los pueblos contra las granjas porcícolas que contaminan el agua y el suelo en Yucatán, también extendieron este problema a la contaminación del medio ambiente por las grandes empresas, como caleras y cementeras, que perjudican la salud de los yucatecos.
En reunión realizada en esta ciudad, afirmaron que escucharán las voces de los afectados, como La Esperanza de Sitilpech y los ejidatarios de Homún, así como de otros pobladores donde se han instalado las megagranjas porcícolas que contaminan el agua y el medio ambiente, para plantear el problema a los congresos estatales y federales y que impulsen una iniciativa para proteger a los pueblos mayas.
Como ha informado POR ESTO!, varias instituciones se han sumado a la lucha histórica de los ejidatarios yucatecos por frenar a las granjas porcícolas de Kekén, ya que al no respetar los lineamientos ambientales contaminan el agua y el suelo. En agosto pasado Greenpeace, Indignación y el Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes elaboraron un documento en defensa de los pueblos mayas y anunciaron que realizarán actividades conjuntas.
Reunidos en el Sindicato de Electricistas, las 31 organizaciones sociales señalaron que están escuchando las voces de los ejidatarios yucatecos para plantear al Congreso federal que el agua sea un derecho constitucional, y al Congreso estatal que haya más supervisión, no solo para las granjas porcícolas y las refresqueras y cerveceras, sino también para el uso racional del agua.
Las organizaciones reconocieron que dos de los grandes dilemas que afectan a las comunidades y pueblos originarios son la contaminación del agua y la destrucción del medio ambiente, acusaron a las granjas porcícolas de ser envenenadoras, “haciendo que todo el Poniente del Estado sufra enfermedades por la contaminación de cenotes y el manto freático”.
“Kekén tiene contaminado todo el Poniente del Estado, muchas enfermedades se están dando en Kinchil, Samahil, Tetiz, Opichén, Maxcanú y Kopomá, donde la contaminación del agua es preocupante, lo mismo pasa con las otras grandes empresas que afectan la salud de los pobladores, como las caleras y cementeras”, dijo Jesús Solís Alpuche, presidente de la organización Chan Tzab Can, Sociedad de Solidaridad Social de Responsabilidad Ilimitada de Kinchil.
“Estamos en defensa del agua y la protección del Anillo de Cenotes y aguadas, ya que las granjas porcícolas provocan graves daños, no solo a las personas sino también al medio ambiente, sobre todo al manto freático y a la tierra”, explicaron.
De igual forma, señalaron que aunque aún se investiga cómo minimizar los estragos de las caleras y cementeras con sus micropartículas que perjudican la salud, harán todo lo posible para que las autoridades hagan algo al respecto.
“Las grandes hecatombes es la tierra que se está reacomodando y que se está defendiendo de la grave afectación que le genera el desarrollo industrial, el desarrollo inmobiliario que la cubre todo y no la deja respirar, hay que hacer algo antes que sea demasiado tarde”, recalcaron.
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JG