Yucatán

Le pedí a Dios por mi mamá: Hijo de abuelita hallada tras 100 horas perdida en Motul

Uno de los hijos de la señora Sara Tepal Chan, de 70 años, narraron a Por Esto! cómo se vivió la búsqueda de su mamá en Motul, quien tras ser encontrada, fue llevada a un hospital

“Me hinqué a pedirle a Dios por mi madre y 20 minutos después, la policía gritó ¡Está aquí!”, Julio Enrique Martínez recuerda muy bien esta escena como algo adherido al corazón. Su madre Sara Yolanda Tepal Chan, de 70 años edad, aún está en el hospital en proceso de recuperación. Además de un severo cuadro de deshidratación, padece lagunas mentales y ataques epilépticos.

Julio Enrique fue uno de los hijos de la señora Sara Yolanda que participó en la intensa búsqueda. Él ha vivido en Playa del Carmen, Quintana Roo, desde los 12 años de edad, pero con frecuencia visitaba a su madre. El día en que se enteró de su desaparición, inmediatamente viajó hacia Motul para apoyar en algo con la situación que sufría el resto de la familia.

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El jueves 17 de febrero, a las 7:00 horas, Sara dejó una nota en la casa de su hija Berenice. El pequeño Esteban Alexander no supo leer su contenido porque estaba en “mano escrita” (sic). Su abuelita salió de su casa, ubicada en la colonia San Roque, para ir al centro, como solía hacerlo de vez en cuando.

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“Mi abuelita a veces pierde la memoria”, recuerda Esteban Alexander. Y esa mañana caminó y caminó. Un vecino del rumbo de la colonia la vio pasar, pero no prestó mucha atención, le pareció algo normal que Sara saliera a comprar algo al mercado. Otro vecino dijo que ella tropezó y cayó cerca de una iglesia, pero que luego se levantó y siguió su camino, sin más contratiempos.

No se supo más de ella. Entrada la noche, Berenice Abigail empezó a preocuparse. Enteró a la policía de la desaparición, pero ésta no se ocupó de la búsqueda. Ella misma avisó al resto de la familia y a sus vecinos para salir y preguntar si alguien vio a su madre. Unos dijeron que la vieron irse rumbo al rastro.

Esteban Alexander llegó a preocuparse. Llegó a pensar que nunca más volvería a ver a su abuelita. La familia se ocupó de elaborar carteles para fijarlos en sitios públicos del municipio, incluso en comisarías:

“La señora Sara Yolanda Tepal Chan, se encuentra desaparecida desde el viernes 18 de febrero del 2022. Cualquier información comunicarse al…(números telefónicos)”, el material estaba acompañado de una antigua fotografía de la señora, en la que se veía con cabello cano, corto, y ataviada con playera oscura y con un gesto de alegría.

Julio Enrique recuerda que él caminó por la carretera hacia Muxupip, donde una persona había comentado que vieron un bulto y que podría ser de la desaparecida. La pista que habían dado de ella fue la de su bulto prendido en una rama de un arbusto.

“Entré por el rastro. Un señor que vive cerca dijo que había visto el bulto de una mujer. Yo llegué hasta el bulto, caminé como un kilómetro. Cuando llegué vi que era de color negro, que tenía dentro un monedero y el tapaboca de mi mamá. Seguí toda la brecha, caminé un kilómetro más. Me hinqué a pedirle a Dios que apareciera mi mamá”.

Veinte minutos después de su oración, Julio Enrique escuchó las voces de la policía que se habían sumado al operativo. “¡Está aquí!”, gritó uno de ellos. La señora estaba recostada en el suelo, entre los arbustos, estaba como descansando. Vestía short y una “ropita”. Julio Enrique enjuga sus lágrimas con el brazo, mientras evoca aquel momento.

“Me vio y se rio y me dijo: ¡tengo sed!”. Sin embargo, dada la condición de deshidratación de la señora, la Policía no le dio de beber. La subieron a la patrulla y la llevaron al hospital.

“Yo sí llegué a pensar que se iba a morir”, dice Julio Enrique. “Antes la familia estaba dividida, pero ahora ya estamos unidos. Tengo una casa en Playa del Carmen que estoy dispuesto a venderla para ayudar a mi mamá”.

Mientras narra su versión del tiempo que su madre estuvo extraviada en el monte, Julio Enrique, de 50 años de edad, está sentado sobre una piedra y bebé refresco de cola. Muestra la cicatriz de una antigua herida de un atropellamiento que sufrió en Playa del Carmen. Un volquete lo arrolló y estuvo a punto de morir. Siendo adolescente, se alejó de su familia por los problemas que tuvo con su padrastro.

Abuelita sigue hospitalizada

Mientras tanto, Sara sigue en recuperación en el hospital. Ella tuvo seis hijos: Julio, Lisa, Lupe, Lety, Calín y Berenice, la más pequeña.  

Julio comenta que muchos de los problemas de la familia se deben al “bendito alcohol”. De hecho, la enfermedad que padece su madre podría estar relacionada a ese problema. “Ella a veces se enfiesta y dura dos o tres días. Ha llegado a consumir, incluso, alcohol de farmacia”.

Por eso tal vez, a mi mamá le da ataques epilépticos y de vez en cuanto pierde la memoria.

La familia está contenta por haber encontrado con vida a Sara. Aunque sigue en recuperación, esperan que pronto regrese a casa. Por lo pronto, la puerta principal tiene candado y Julio Enrique se encargó de limpiar el patio y desyerbar el frente.

Berenice considera que la policía no ayudó mucho en la búsqueda de su madre. “Es más, el Alcalde tampoco debería recibir algún crédito por la labor de búsqueda, pues fue un esfuerzo de todos, de la familia, de los vecinos, de los conocidos, porque no fue nada fácil haber sobrevivido una semana en el monte”.

Por ahora no saben lo que comió o bebió la señora mientras se hallaba en calidad de extraviada. Pero Julio Enrique está convencido de que fue un “milagro de Dios”.

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CG