Yucatán

'Entré en crisis y ya no quería vivir más': Sobreviviente de un intento de suicidio en Mérida

Ingrid, una sobreviviente de un intento de suicidio en Mérida, platicó para Por Esto! cómo es su día a día después de casi terminar con su vida tras una crisis por depresión
Yucatán ha superado los 60 casos de suicidios a casi medio 2022 / Imagen Ilustrativa

“Fue una cuestión de segundos, un momento de crisis donde no sabes qué puede pasar, ahí de repente me vino ese pensamiento a la cabeza: ya no quiero vivir más”, platicó Ingrid, sobreviviente de un intento de suicidio. Con el pasar de los años, ella recuerda aquel instante donde un capítulo de su vida terminó para iniciar otro completamente nuevo. Ahora para ella vivir tiene un significado diferente.

Son las seis de la tarde, Ingrid, a través de una pantalla decide platicar cada instante desde que su vida cambió. Al voltear al pasado recuerda todos los momentos en los que pareciera que tener ansiedad o depresión era cuestión de algunas personas, pero para ella no era así, o eso parecía.

“Nunca fui diagnosticada, durante mucho tiempo regularmente me decían que estaba de mal humor o que no me integraba, todo lo negativo del comportamiento cotidiano de una persona, pero no sabía que eso significaba que tenía depresión”, comentó.

Consideró que todos aquellos primeros indicios de un diagnóstico tenían una causa que la remontaba más al pasado en una situación de inestabilidad emocional crítica. “Tuve una relación de pareja que duró aproximadamente un año, después estuve muy vulnerable, muy sensible, lloraba mucho y me sentía frágil ante cualquier situación. Hubo un momento en el que entré en crisis y de repente, en cuestión de segundos, me vino a la cabeza: yo ya no quiero vivir“, relató.

Ella lo recuerda como un momento tan breve en el que intentó acabar con el dolor que llevaba, descansar de todo ese peso que cargaba día a día: “No te puedo decir qué pasó después, mi familiares se dan cuenta de que no les he llamado en dos días, que no he ido a visitarlos, que no he estado activa en redes sociales. Mis sobrinas tienen llaves de mi casa, llegaron y al verme inconsciente me llevaron al hospital”.

En su estancia en el centro médico un psiquiatra se acercó a ella, después de un tiempo de incertidumbre y tristeza la hizo sentir cobijada y segura.

“Me dijo que no me asuste, que no pasaba nada, que tengo una depresión muy profunda y que estoy bien, me van a cuidar y que estarían pendientes de mi, me dio mucha confianza y me sentí tranquila, por lo tanto fue que acepté que debo tomar los medicamentos… Al salir del hospital empiezo un tratamiento farmacológico con sesiones psicológicas”.

Aún con el miedo y la angustia por el futuro, ella decidió comenzar este nuevo camino, sin embargo, no fue nada fácil, en el trayecto le costaba mucho entender que tenía depresión, ya que antes de aquel episodio parecería que nada estaba mal, y es así, la ansiedad y la depresión en muchas ocasiones no se perciben a simple vista. 

Por su estado de ánimo y el proceso que llevaba tomó la decisión de abandonar su empleo, de lo cual no se arrepiente, empezó a dedicarse tiempo y a recuperarse, pero hubo algo en lo que más que una opción lo vio como una necesidad, buscar algún espacio en donde sentirse acompañada ante la empatía de personas, tal vez con una situación similar.

En un momento al borde de la tristeza, de no poder encontrar un espacio para hablar se refugió en la pintura, lo cual le salvó la vida, pero aún así la necesidad de sentirse acompañada de gente al igual que ella o que puede entenderla seguía latente, hasta un momento donde por fin logró encontrar este espacio, donde poder reconectar no solo con otras vivencias, sino, con la vida misma. 

Ingrid no fue una cifra más de los casos de suicidio, al igual que ella, son muchas las personas que no logran este cometido, pero aún así, tener que comenzar de nuevo, como si todo al final se hubiera perdido, no debe ser un camino que deben afrontar solos, al contrario, vivirlo acompañado con personas que te escuchen hace el trayecto menos doloroso.

Reconecta Mérida, un espacio seguro.

La psicoterapeuta Ileana Jiménez Gáber fundó hace aproximadamente tres años el grupo Reconecta Mérida, un lugar donde sobrevivientes de suicidio pueden afrontar este comienzo acompañados, comprendiendo que el acceso a estos lugares debe ser para todos, sin distinción de clases y sin que el factor económico sea un impedimento para recibir ayuda

Ileana Jiménez no se considera la “psicóloga” dentro del grupo, más bien entiende que este trabajo se hace entre todos, donde compartir, entender y escuchar son clave para llevar este duelo y expresarlo.

“Aprendemos a hablar de lo que vivimos día a día es aprender a vivir hoy y no preocuparnos por lo que pasará mañana, para las personas con depresión es difícil pensar a futuro, porque de pronto no se logran las metas, es más fácil tener metas a corto plazo donde sabes que lo vas a lograr y si no, no pasa nada, es normal”, aseguró.

Además, la especialista, agregó que es importante expresarnos con nuestras familias. Sin embargo, nunca está de más reconocer que también en este círculo puede generarse algún daño, ya que a veces entre los mismos integrantes no hay una apertura a escuchar por el qué dirán, los estigmas y los rechazos.

“Hay que aprender a hablar con nuestra familia, pero también entender que estas personas nos pueden hacer daño sin quererlo o sin saber el efecto que puede generarnos”, finalizó.

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CC