Por falta de vegetación en Mérida, producto de la creciente mancha urbana, la capital ha sido catalogada como una “isla de calor” desde el 2004. También otras ciudades al interior del Estado ya presentan un aumento gradual de sus extensiones de pavimento, señaló Juan Vázquez Montalvo, especialista del Comité Institucional para la Atención de los Fenómenos Meteorológicos Extremos (Caifeme) de la UADY.
En días recientes, las redes sociales se inundaron con la frase #NoesCalorEsDesmonte, como una forma de hacer conciencia de que la falta de vegetación en zonas urbanas está elevando las temperaturas.
Juan Vázquez explicó que Mérida no es la excepción, al contrario, desde hace más de 15 años la ciudad presentó un descenso en la cobertura vegetal, que ahora se ha extendido hasta la zona periférica, con la llegada de los proyectos inmobiliarios.
El especialista destacó que en la entidad hay al menos ocho islas de calor, contemplando las ciudades que van en constante crecimiento, como Tekax, Oxkutzcab, Ticul, Peto, Motul, Izamal y Mérida. En estas zonas, las temperaturas aumentan de dos a tres grados en comparación con el resto del Estado, pero en algunos municipios aún no se presenta una tala excesiva de flora.
Recalcó que los árboles son reguladores del clima, por tanto, al no haber suficiente cantidad, provoca un aumento en las temperaturas y desestabiliza el clima.
“Definitivamente la falta de árboles sólo provoca que el ambiente se vuelva más extremoso en ciertas zonas. En Mérida hay menos cobertura vegetal, se enfrentarán fenómenos más severos, habrá más calor, más frío, lluvias más violentas con fuertes vientos y depresiones fuertes por el choque de masas de aire frío y caliente”, explicó.
Recordó que el 2020 fue un año en el que se vivieron aproximadamente 40 días consecutivos con temperaturas que llegaron hasta los 40 grados, pero por el encierro a causa de la pandemia no tuvo impacto en la población, lo mismo ocurrió en el 2021, cuando se presentó un lapso caluroso similar.
Destacó que en el 2022 hasta ahora no se presenta un aumento mayor que en años pasados por la entrada de diversos frentes fríos que regularon las temperaturas hasta los 30 grados; sin embargo, la temporada de sequía empezó a tener presencia desde febrero, cuando su inicio se da regularmente a partir de abril.
“Este año sentimos esta época con más grados, peor no es así, lo que pasa que nos acostumbramos a temperaturas de 30 y 32 grados y hemos tenido temperaturas de 38 a 40. Con las lluvias de estos días baja a 34 y 36 grados, pero subirá nuevamente”, aseguró.
Dijo que el cambio climático causa que las temporadas ya no tengan fechas específicas que puedan medirse, pues el calor comenzó a sentirse desde febrero y al llegar abril “sentimos que es un infierno, cuando es normal que a partir de este mes aumenten las temperaturas”.
Anunció que este tipo de problemas ambientales van a continuar e irán en aumento, por eso es necesario comenzar a prevenir y protegerse contra los rayos del Sol y comprender que esto es consecuencia de la falta de planeación territorial, que destruye los recursos naturales que regulan el clima.
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CC