Un día después del banderazo de las autoridades, las calesas eléctricas registraron baja afluencia. El servicio se ofreció desde las 9:00 horas y seis horas después apenas se había realizado un viaje. Esto propicio que, de las dos unidades que iniciaron la primera jornada completa, sólo hubiese una durante la tarde.
“La gente todavía no está acostumbrada ni las ubica”, dijo el chofer Manuel Torres Velasco, quien esperaba una mejora para la noche. “Los demás compañeros seguramente vendrán más al rato cuando baje el Sol. Cada quien maneja su jornada como mejor le convenga”, explicó.
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Y es que, entre seis vehículos deben cubrir el horario de 9:00 a 23 horas. Como se indicó, al menos ayer el inicio fue muy lento. De hecho, hubo turistas que eligieron las calesas tradicionales con caballo, que todavía están disponibles en el Centro Histórico.
“Las personas se han acercado a preguntar, pero hasta ahora nadie se ha animado a subirse”, agregó el guiador, quien compartió que se necesita un permiso especial para operar estas unidades.
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El plástico que se les entrega es de un chofer de transporte público, pero con la especificación de que es un operador de calesa.
Torres Velasco heredó el oficio de su padre y abuelo, por lo que se trata de un negocio familiar. “Tenemos dos calesas de caballos”, dijo y matizó que, al ser los equinos los que aportan la fuerza de trabajo, se les provee de cuidados y alimentación adecuada.
“Sólo en su comida son unos 200 pesos en pasto”, reveló.
Regresarán a las tradicionales
“Vamos a seguir probando las eléctricas para ver qué tal la respuesta, pero si sigue bajo, pues igual y combinamos con las tradicionales”.
Cuando se acercaron interesados a consultar el precio del viaje, algunos desistieron al escuchar 400 pesos. No obstante, se trata de la misma tarifa que se pide en los carros jalados por caballos.
Los dos puntos para subir a las calesas eléctricas son la Plaza Grande (frente de la Casa de Montejo) y en Paseo de Montejo, a un lado del módulo de información turística (a la altura del monumento a Justo Sierra).
“Yo comencé el día en el paradero de Paseo de Montejo y vine aquí al Centro cuando se fue mi compañero”, indicó Torres Velasco, quien no sabía cómo se iban a acomodar hoy.
“Por Mérida en Domingo aquí se ponen puestos de comida, así que no sé dónde nos tocará estacionarnos”.
El proyecto de unidades eléctricas tuvo opiniones divididas en las redes sociales. Por un lado, muchos celebraron que “ya no maltratarán” a los caballos y se dio un paso a la modernidad, pero por el otro, se preguntaron qué pasará cuando ya no se les necesite.
“Me hubiese encantado que mejor los hubieran obligado a tratar bien a los caballitos. Se acaban las tradiciones, era un gusto circular en calesa por tan bella ciudad. Ahora ¿Qué va a pasar con estos animalitos?”, señaló Ximena Báez, en Facebook.
“Les quitaron la razón de vivir a los caballos y la forma de sustento a sus dueños. Además, seguramente se quejarán por el precio que se tiene que pagar para el recorrido”, expuso, por su parte, Dorita Díaz.
Y es que, para varios usuarios la tarifa no está al alcance de la mayoría de las familias yucatecas, es un atractivo para los turistas.
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JG