Yucatán

Venta de naranja dulce desplaza al limón como fuente de ingresos a citricultores de Dzan

En los últimos días, camiones salen de Dzan repletos de naranja dulce, los cuales han beneficiado económicamente a los habitantes que se dedican a su cosecha
A pesar de que es apenas el inicio de la época de cosecha del producto, el precio alcanzó entre los 120 y 130 pesos / Amir Mex

Desde hace casi un mes en el municipio de Dzan hay una inédita demanda de chinas, como se le denomina popularmente a la naranja dulce en Yucatán, dejando gran derrama económica para sus pobladores, como hace muchos años no se veía, pues la venta de limón desplazó prácticamente al comercio de naranja dulce como principal fuente de ingresos para la población.

Sin embargo, por falta de producción este año a causa de la sequía que hay en otros Estados, los dzanenses viven desde hace unas cuatro semanas el apogeo de su citricultura, al volver la vista los grandes compradores hacia Yucatán.

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La SAGARPA informó que son 23 Estados que viven esta situación, entre los que destaca Veracruz, que produce más del 50% de los cítricos en el país; San Luis Potosí, Tamaulipas, Puebla y Nuevo León, donde las altas temperaturas han causado estragos en los sembradi´os, impidiendo la producción de estos frutos.

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Alejandra Hernández Flores, jefa de Ecología y Desarrollo Sustentable de la Dirección de Medio Ambiente del municipio de A´lamo Temapache, en Veracruz, alertó que las alteraciones de temperatura que se registran actualmente son parte de las consecuencias que ha desencadenado el cambio climático, fenómeno que se ha formado por la contaminación, el descuido y uso irracional de los recursos naturales en el planeta, provocando desabasto de cítricos en los municipios de la zona norte de Veracruz y otros Estados del Centro y Norte del país.

Por esta razón, la población de Dzan y otras comunidades del Sur del Estado vive una bonanza económica sin precedente, pues el precio de la naranja dulce alcanzó entre 130 y 120 pesos, a pesar de ser apenas el inicio de la época de cosecha, lo que también previene los productores locales, pues se acorta el tiempo de recolección de cítricos ante la inusitada demanda.

Bonanza que seguramente se reflejará en la celebración de su fiesta tradicional, que precisamente coincide con la época de cosecha. Desde sus primeros pobladores Dzan fue un pueblo eminentemente agrícola y ha sabido sacarle provecho a la privilegiada tierra de la región, que se consolidó durante la década de los 60, cuando técnicos estadounidenses llegados a la comunidad, tal vez por invitación de algún bracero dzanense de los muchos que ha habido en Estados Unidos desde la década de los 40 o tal vez sólo de paseo; lo cierto, según comentarios de varios vecinos, entre ellos el señor Demetrio Interián Paredes, al realizarle estudios a la tierra de esta región los norteamericanos la encontraron apta para la citricultura.

A iniciativa de aquellos técnicos el Gobierno norteamericano, encabezado en ese entonces por John F. Kennedy, envío los primeros apoyos en plantas y avituallamientos para empezar a cultivarlos en Yucatán. Entre las primeras estuvo la llamada naranja “tipo americana”, con la que se inició el cultivo, que por cierto según abundó Demetrio, se dio también por Tekax y Chapab; sin embargo, a Dzan le tocó lo mejor gracias a la calidad del suelo, los primeros frutos del proyecto se dieron en la década de los 70.

Así comenzó la curiosidad por experimentar con nuevas plantas, ya que dada la nobleza de esta tierra y con la experiencia ya adquirida por los campesinos, empezó la diversificación y se importó la que sería hasta hoy la naranja más apreciada en el mercado nacional e internacional, la que los dzanenses llaman “tempranera”, que llegó Brasil y que ha dado fama a Dzan por su calidad y sabor. Pero ese no fue el final, ya que los campesinos locales han sabido sacarle provecho a otros frutos, como el limón persa, que en esta temporada alcanza un precio de hasta de 450 por caja y que en no pocas ocasiones alcanza hasta un costo de mil peso por huacal, y así por el estilo con otras frutas, que complementan con legumbres y hortalizas que ha servido para que los locales vivan cómodamente gracias a su trabajo en el campo.

A diario en estos días salen has 10 o más tráileres de Dzan cargados de cítricos hacia el centro del país, rumbo a León y Guadalajara, para darnos cuenta de la derrama económica que se da en el pueblo, que incluso alcanza a para niños y jóvenes, quienes se emplean como “bajadores”. Ahora igualmente destaca la presencia femenina, pues muchas damas han tomado las riendas de su hogar y con sus camionetas se suman a “bajada”.

Las mujeres se mantienen en la competencia laboral, ya que antes se empleaban como “seleccionadoras”, es decir separaban las mejores chinas para su exportación, más con la modernización de la maquinaria para la selección de frutos, se han integrado ya al ejército de “bajadores” que se encarga de recolectar los frutos de los árboles.

Sin embargo, no todo ha sido bonanza para los dzanenses, que han aprendido que la unión hace la fuerza, pues ante los intentos de abuso que a lo largo del tiempo les han tratado de hacer los compradores, ellos han aprendido a responder, como dice Fernando Jiménez, los dzaneros no te dicen nada, solamente se organizan y si un comprador les trata de engañar pagando menos o rechazando sus chinas, le dejan de llevar sus naranjas.

Sin embargo, esta derrama económica no ha sido suficiente para el pueblo dzanense, ni siquiera el fomento de cientos de hectáreas más de cítricos, ya que históricamente, desde la década de los 40, sus pobladores han salido a buscar mejores horizontes, ya que desde esa época salían en busca del sustento a lugares como Belice, Quintana Roo y hasta Estados Unidos; manteniéndose ese flujo hasta la actualidad en la que grandes colonias de dzanenses se mantienen en Estados Unidos, muchos de los cuales regresan como cada año en el mes de septiembre a visitar a sus familiares durante la fiesta tradicional de Dzan. Esto ha transformado al pueblito de casitas de paja y ripios en una comunidad donde se observan grandes construcciones de corte moderno, muchas de ellas de dos plantas.

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CC