Los últimos resultados de la Encuesta Nacional sobre Salud y Nutrición (Ensanut) 2021 revelaron que en la Península el 18.3 por ciento de los hogares está en situación de inseguridad moderada, mientras que el 11.5 por ciento sufre la falta de alimentos de forma severa, contextos que posiblemente estén relacionados con pobreza moderada y extrema.
La encuesta se aplicó en 12 mil 520 hogares de las 32 Entidades, que representan a 36 millones 477 mil hogares del país. A nivel nacional, la prevalencia de inseguridad alimentaria, en cualquiera de sus condiciones, fue de 60.8 por ciento: 34.9 por ciento en leve, 15.8 por ciento en moderada y 10.1 por ciento en severa, afectando con mayor intensidad a la población que habita en localidades rurales.
Lo anterior deja ver que en los Estados de la Península (Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán) la condición de inseguridad alimentaria es casi igual al promedio nacional, mientras que el indicador de situación severa es 1.4 puntos porcentuales ligeramente más alto que el resto del país. En tanto, el 35 por ciento se encontró en el índice de seguridad alimenticia y el otro 35.1 por ciento en incertidumbre leve.
Rezago social
En el mismo tenor, si se comparan los datos del informe anual sobre la situación de pobreza y rezago social de 2021, de la Secretaría de Bienestar, se puede apreciar que de la población total de Campeche, Yucatán y Quintana Roo juntos (5 millones 107 mil 246 personas), el 26.88 por ciento está en el índice de carencia de acceso a alimentación nutritiva y de calidad, un porcentaje prácticamente igual al indicador de inseguridad alimentaria (moderada y severa) del Ensanut, el cual se estima en 26.9 por ciento.
De esta manera la falta de alimentación nutritiva y de calidad afecta a 244 mil 258 campechanos (26.1 por ciento), a 553 mil 040 quintanarroenses (24.8 por ciento) y a 575 mil 373 yucatecos (24.6), es decir, a un millón 372 mil 671 peninsulares (26.88 por ciento).
Un comportamiento similar se presenta en los indicadores de población en situación de pobreza del informe de Bienestar, el cual muestra que el 38.11 por ciento de los habitantes de las tres Entidades está en situación moderada y el 11.27 por ciento en pobreza extrema.
Dicho reporte integra datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El desglose de las cifras de personas en pobreza moderada queda así: en Campeche son 359 mil 870 personas (38.5 por ciento); en Quintana Roo, 693 mil 436 habitantes (39.9 por ciento); y en Yucatán, 893 mil 187 ciudadanos (38.2 por ciento). O sea que a nivel regional estamos hablando de un millón 946 mil 493 residentes peninsulares (38.11 por ciento).
En cuanto a la población en pobreza extrema son: 112 mil 578 campechanos (12 por ciento), 199 mil 439 quintanarroenses (10.6 por ciento) y 263 mil 685 yucatecos (11.3 por ciento), lo que resulta en un total de 575 mil 702 personas en la Península de Yucatán que viven situaciones de mayor vulnerabilidad (11.27 por ciento).
Calidad o cantidad
Según la Ensanut, la seguridad alimentaria de un hogar se presenta cuando ninguno de los integrantes de la vivienda tuvo que sacrificar la calidad o cantidad de los alimentos que acostumbra a consumir ni tampoco omitió tiempos de comida o dejó de comer en todo un día.
En tanto, las familias con inseguridad alimentaria leve experimentan preocupación por conseguir alimentos y si la falta de acceso a comestibles se prolonga, sus integrantes reducen la calidad de la dieta.
Por lo tanto, las viviendas que se encuentran con inseguridad alimentaria moderada señalaron al Ensanut que se limitan en la cantidad de los alimentos consumidos. Mientras que, en las familias con situación de inseguridad alimentaria severa, alguno de sus integrantes omite tiempos de comida o incluso deja de comer en todo un día debido a la falta de dinero o recursos para adquirir comestibles, lo cual primero ocurre en personas adultas y luego en los menores.
La inseguridad alimentaria moderada y severa están relacionadas con experiencias como la disminución en la cantidad de alimentos que habitualmente se consumen, omitir algún tiempo de comida o haber dejado de comer en todo un día, debido a la falta de ingresos o recursos para adquirir alimentos. Esto mismo ocurre en los contextos de pobreza moderada y extrema.
“Estas experiencias afectan la calidad de la dieta, los hábitos de alimentación y tienen consecuencias graves a corto y largo plazo en el bienestar, estado de nutrición y salud de las personas” advierte el reporte.
Además, la Ensanut 2021, realizada por la Secretaría de Salud (SSA) y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), señala que, pese a la reducción de la inseguridad alimentaria que hubo en el periodo de 2012 a 2018, en el último año hubo un retroceso, pues hubo un aumento de 4.0 por ciento en la proporción de hogares que presentaron los niveles más graves.
“Como está sucediendo en diversos continentes, entre ellos Latinoamérica, la pandemia de COVID-19 está impactando de forma negativa la economía de los países y también su acceso a la alimentación, amenazando los medios de subsistencia de los grupos de población más vulnerables y que viven en contextos frágiles, como la población en pobreza y marginación de localidades urbanas y rurales”, explica el reporte.
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JG