Las mascotas son parte importante de muchas familias y por ello las incluyen en los viajes. Eso se pudo apreciar ayer con cinco canes que estuvieron en la terminal aérea.
El que más llamó la atención fue un Rottweiler de nombre Baloo. Con seis años de edad y más de 50 kilos de peso, necesitó del transportador más grande disponible para acompañar a su dueño, de nombre Jorge Toro.
El joven español radicado en Estados Unidos contó que vino a Mérida precisamente para que atiendan a su compañero perruno. “Preferí que lo atienda una persona de mi entera confianza”, comentó.
En lo que resolvía lo del contenedor, los demás pasajeros, incluso personal aeroportuario, se acercaron para saludar y acariciar a Baloo.
Por su parte, Gabriela Santoro viajó a la Ciudad de México junto con Fernando Rodríguez y su perrita de apoyo emocional. Dada su importancia, los viajeros señalaron que Mirka ya ha acumulado bastantes kilómetros aéreos y resaltaron que solo Viva Aerobus permite que los canes acompañen a sus dueños en el área de pasaje.
La familia Álvarez también se dirigió a Ciudad de México y lo hicieron junto con un sabueso de nombre Thor. A su vez, dos lomitos arribaron a Mérida desde la capital del país.
Uno de ellos, de nombre Coco, hizo escala, pues sus dueños son oriundos de Chihuahua. “Queremos conocer más de Yucatán, pues la vez anterior que venimos sólo fue para visitar Chichén Itzá”, dijeron los integrantes de la familia Macías.
Alejandra Hidalgo y Kesha volvieron a casa. La joven dio muestra de responsabilidad, pues limpió el piso que ensució su mascota.
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CC