De acuerdo con información proporcionada por empleados de la Alianza de Camioneros de Yucatán (ACY), la empresa sacó a la venta de manera paulatina alrededor de 900 autobuses a través de publicaciones en redes sociales, ofreciendo unidades entre 180 mil y 350 mil pesos, incluso aceptando regateos. Tan solo esta semana se vendieron cinco camiones a un comprador del Estado de México.
Con esta estrategia se calcula que la ACY podría obtener ingresos por alrededor de 315 millones de pesos de la venta de las unidades que conforman su parque vehicular. Sin embargo, los trabajadores señalan que de esos recursos ellos no verán un solo peso, pues siguen sin recibir sus finiquitos, pese a que la empresa dejará de operar en marzo.
La empresa fundada en 1930 y que el año pasado fue adquirida por el consorcio ADO, se encuentra en proceso de liquidación ante su inminente desaparición, lo que ha generado incertidumbre entre cientos de trabajadores que aún no han sido liquidados.
Los empleados denuncian que el principal beneficiado de estas transacciones es el empresario Arturo Rodríguez, quien encabezó el proceso de quiebra y venta de la ACY, mientras que los trabajadores están siendo liquidados con cuotas irrisorias de 2 mil pesos, como si fueran “pordioseros”. Incluso acusan que de los 4 mil pesos que ADO entregó para cada trabajador como liquidación anual, Rodríguez se quedó con mil pesos y solo les entregó 3 mil, causándoles un daño.
Ante el cese de operaciones, alrededor de 100 trabajadores en edad de jubilación acuden diariamente a las oficinas de la ACY para reclamar su liquidación, pero solo reciben abonos de 2 mil pesos. En tanto, hay ocho personas a las que dieron de baja, pero no liquidaron, por lo que piensan demandar.
Mientras tanto, al menos la mitad de las secretarias ya fueron liquidadas. Pero lo que más preocupa a los empleados de mayor antigüedad, algunos con hasta 35 años de servicio, es que no se les ha informado sobre su finiquito, pese a que restan solo un par de meses para que la ACY deje de operar.
Incluso, desde el 30 de diciembre los trabajadores dejaron de laborar y solo acuden a las oficinas a verificar si serán liquidados, en un ambiente que asemeja un “cementerio” por el cierre paulatino de las actividades.
La incertidumbre se agudizó tras una semana en la que el empresario Arturo Rodríguez y el contador no se han presentado a las oficinas, por lo que el próximo lunes hay una cita a las 9:00 horas para que les informen sobre el futuro de la empresa y sus liquidaciones.
Mientras tanto, la ACY opera sus últimos meses con camiones que no tienen placas y circulan con permisos adheridos al parabrisas. El plazo para desincorporar todas las unidades vence en marzo, cuando ADO prevé iniciar operaciones con nuevos autobuses Va y Ven.
De hecho, en la parte trasera de las instalaciones de la ACY en el centro de Mérida, la nueva empresa propietaria ya realiza trabajos para construir una moderna estación de servicio que abastecerá de combustible a los buses Va y Ven.
Otra arista de incertidumbre se relaciona con el futuro de las escuelas de nivel preescolar, primaria, secundaria y preparatoria que formaban parte de los servicios de la ACY a sus trabajadores. Dichos planteles se encuentran cerrados por vacaciones, pero no se sabe aun si serán reabiertos o intervenidos por las autoridades educativas.
El fin de operaciones de la histórica Alianza de Camioneros ha derivado en una situación compleja y de preocupación para cientos de trabajadores, que dieron su vida laboral a esta empresa y que ahora enfrentan un futuro incierto, sin haber recibido aún sus liquidaciones y prestaciones de ley pese a la venta de activos que realiza la compañía.
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NM