Algunas leyendas aún se cuentan entre los pobladores, ya sea en la intimidad del hogar o en las calles con los vecinos, pues forman parte de la tradición oral de la Entidad, lo que hace casi imposible que se extingan. En particular, resaltan los relatos sobre los llamados huays, como el huay tsiimin, o seres como La X’tabay.
La cultura maya yucateca se distingue por su vasta formación de mitos con entes que supuestamente en algún momento existieron en el Estado, aunque algunos pobladores sostienen que aún se encuentran entre nosotros.
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Abuelitos de Telchac Pueblo reviven mitos de 'huayes', personas que se convertían en otros seres
En estas historias los personajes más populares son los que se transforman, entre ellos el huay chivo, huay kekén e incluso el huay tsiimin. Este último es un brujo que se convierte en caballo y galopa durante las noches.
“Nunca los he visto, pero mis padres nos platicaban de su existencia y que nos debíamos cuidar para no pescar un mal aire”, comentó el abuelito Darío Balam.
El entrevistado explicó que, según cuenta la leyenda, un hombre se convierte en un enorme caballo blanco y ronda por las calles en medio de la oscuridad; para no ser visto, galopa a gran velocidad y únicamente lo delata su trote, así como el ladrido de los perros que perciben su presencia.
“Como este mito, existen muchos otros que en su momento me narraron mis padres, pero en la actualidad no se habla mucho sobre el tema, o bien, no causan tanto miedo entre la gente como lo hacían antes”, apuntó.
Balam expuso que hace años el estilo de vida era muy diferente, puesto que muchos caminos eran rústicos o no contaban con buena iluminación, lo cual favorecía que estas historias tuvieran más impacto y se creyera que eran verdad.
Por su parte, el habitante José Chi indicó que el árbol de pich es emblemático en la tradición oral maya, pues de él surgieron numerosas leyendas que advertían sobre los peligros de salir a altas horas de la noche y encontrarse con un ejemplar de esta especie en el trayecto, pues atraía al mal viento.
El entrevistado señaló que estas historias les servían a sus padres para cuidarlos, pero ahora únicamente dan tema a una buena charla entre vecinos o familiares.
Los pobladores coincidieron en que en la región existe una gran variedad de relatos únicos que deberían ser transmitidos a las nuevas generaciones, pues, si bien ya no provocan miedo, siguen siendo parte de la cultura del Estado.
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NM