Yucatán

Mario Renato Menéndez, el periodista que traspasó fronteras

El Director y Fundador de Por Esto!, Don Mario Renato Menéndez, destacó por su labor periodística por más de seis décadas
Mario Renato Menéndez utilizó el cuestionamiento, la investigación rigurosa y la propuesta de soluciones para abordar problemas sociales / Por Esto!

Mario Renato Menéndez utilizó el cuestionamiento, la investigación rigurosa y la propuesta de soluciones para abordar problemas sociales en su labor periodística, que a más de seis décadas de la publicación de sus trabajos pueden identificarse con las más nuevas disciplinas del periodismo en el Siglo XXI.

La tarea informativa de Mario Renato Menéndez Rodríguez no sólo aporta a la revelación y difusión de grandes historias, sobre importantes momentos en la vida de México e Hispanoamérica; su estilo reporteril marca un hito en la presentación de noticias que hoy sirve a la escuela del periodismo mexicano.

Noticia destacada

Mario Menéndez Rodríguez y su lealtad a Andrés Manuel López Obrador

Hablar de Periodismo Social resulta propio de la primera década del Siglo XXI. Fue en el 2000 cuando, influenciado por la escuela norteamericana y la llamada “crónica de interés humano”, se comenzó a especializar lo que era apenas una tendencia de la profesión.

Pese a la esencial función social del periodismo, los diversos cambios sociales y económicos en el mundo fueron influyendo de tal manera, que se han tenido que reformular, tanto el rol de los medios, como el de los periodistas. Iniciado el Siglo XXI, a través de especialidades, como el periodismo social y el de soluciones, se volvió a desarrollar de manera preponderante el interés humano en las noticias.

Si bien el tránsito de la prensa por el Siglo XIX  fue mayormente como una plataforma para la expresión de opiniones públicas y la promoción de ideales políticos, religiosos y sociales, para el Siglo XX los medios y los periodistas iniciaron un camino largo y azaroso a la búsqueda de la garantía de la libertad de expresión.

Sin nombre ni definición, en el siglo pasado el ejercicio de lo que actualmente se conoce como Periodismo Social fue más que un reto, casi era el jugarse la vida y Mario Renato Menéndez Rodríguez, es -sin duda- uno de sus grandes expositores en México.

Los verdaderos protagonistas

Durante la década de los sesentas en México, si bien en el país se decía que había una relativa libertad de expresión, en comparación con otros países latinoamericanos; la realidad es que existían limitaciones y censuras impuestas por el Gobierno. Hubo momentos de represión contra periodistas y medios de comunicación que desafiaban abiertamente al Estado o investigaban temas sensibles. Y qué decir de la reprimenda a los movimientos sociales.

Entonces, en esa época, hacer protagonista del periodismo a la comunidad y las personas que forman parte de ella, especialmente aquellas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad o que enfrentan desafíos sociales; era un claro desafío para el estado de control establecido desde el Gobierno federal.

Exponer las historias, las necesidades y las luchas de la gente con el objetivo de  informar al público sobre su realidad y promover la conciencia social y la acción para abordar los problemas que enfrentan, era equivalente a buscar una sentencia durante una etapa de intolerancia oficial, encarcelamientos, espionaje y desapariciones.

Fue así como Mario Renato Menéndez Rodríguez inició, con sus primeros reportajes, una larga y turbulenta senda para darle al periodismo a sus grandes protagonistas: la búsqueda de la justicia social y el bienestar de las comunidades y personas más vulnerables.

Desafiando al sistema político, ese joven yucateco de vena periodística emprendió su viaje por el oficio de informar desde la Ciudad de México, dando voz a sus coterráneos, primeramente, para luego ampliar el horizonte noticioso hacia todo México y otros países del Continente Americano.

Sucesos para todos

A partir de 1963, como colaborador de la revista semanal Sucesos para Todos -propiedad del empresario y productor Gustavo Alatriste Rodríguez, Mario Renato Menéndez hizo eco de la realidad de la industria henequenera en Yucatán.

Pese a que Sucesos, a la fecha, es definida como un semanario sensacionalista y amarillista, se distinguió por sus reportajes políticos, sociales y de cultura; lo que le llevó a ganar la preferencia de los lectores desde su fundación, cobrando relevancia en todo el país, dando cobertura en cada rincón de las entidades donde se daba un conflicto social. También hizo eco de los grandes problemas internacionales de aquellos años.

Actualmente el mayor reconocimiento para sus dueños, directores y colaboradores en la historia del periodismo, es que no tuvo censura.

Ahí, Mario Renato Menéndez Rodríguez destacó por sus entregas semanales que desvelaron la situación real de Yucatán y la Península.

Conviene retomar sus escritos que hicieron temblar al Gobierno federal y al sistema partidista prácticamente dominado por el partido en el poder, encarnado entonces por Adolfo López Mateos.

En la edición 1642 del 23 de Octubre de 1964, la portada del semanario difundía en su portada el reportaje titulado “El gran fraude de Cordemex”, firmado por Mario Renato Menéndez.

Con las imágenes de los trabajadores del henequén como protagonistas, acompañaban a un texto encarador:

“Un día sí, y otro también, Yucatan es noticia de primera plana en la prensa nacional. Porque en la tierra donde el henequén es una maldición para los mayas, se ha llegado, con el cinismo que caracteriza la burguesía revolucionaria, al perfeccionamiento técnico del fraude. En no pocas ocasiones SUCESOS ha enfocado los graves problemas que aquejan a los habitantes peninsulares y, recientemente, por medio de su colaborador Álvaro Villa, denunció el vergonzoso fraude de Cordemex, S.A. de C. V., el monopolio cordelero que el Gobierno federal adquirió para beneficio de sus industrias previstas”.

“En esta misma revista adquirí el compromiso de continuar, denunciando los grandes fraudes henequeneros, con la esperanza, vaga si se quiere, de que algún día se haga justicia al pueblo yucateco digno de mejor suerte. Por eso y precisamente por eso por eso, Cordemex es mi tema. Porque se ha cometido nuevo atentado contra la economía de Yucatan”.

En el Archivo General de Yucatán hoy se da cuenta de la razón de ser (oficial) de esa instancia que más tarde pasó a manos del Gobierno del Estado. En los documentos de consulta pública se expone que la empresa paraestatal Cordemex fue creada en 1961 por el Gobierno federal con el objetivo de solucionar la “profunda crisis de la industria henequenera dado sus altos costos de producción y su baja productividad”.

En 1987, su jurisdicción pasó al Gobierno estatal, detallan, mientras que su desaparición fue dispuesta en 1991, “en el contexto de la privatización de empresas consideradas como no estratégicas por la administración pública”.

De acuerdo con el archivo se establece que la liquidación de la Cordemex se concluyó en octubre de 1993; esa historia de Gobierno que ahora se guarda 53 volúmenes, Mario Renato la resumió en su real impacto entre el conjunto social que estaba involucrado en la producción del llamado “oro verde”.

El henequén, que es un tipo planta perteneciente al grupo de los agaves, es considerada como uno de las forjadoras de la economía del Estado de Yucatán, que en durante su auge el interés económico por éste, aplastó a los trabajadores del campo.

Las víctimas de la explotación del llamado “Ki” en maya, eran esos campesinos a los que Mario Renato Menéndez, en el citado escrito de 1964, “enfocó”. Sobre el caso escribió:

“El martes 15 de septiembre, el consorcio cordelero anunció en desplegados publicados en la prensa yucateca una insólita reducción de cuarenta y cinco centavos por kilogramo de henequén de procedencia ejidal, que representará, en el transcurso de los próximos cuatro meses, una pérdida para los campesinos yucatecos de por lo menos cuarenta millones de pesos, sólo en lo relacionado con la fibra en rama y si se toma en consideración el actual precio que rige el mercado internacional, aunque todo indica que surgirá una racha alcista a partir del presente mes de octubre”.

El golpe económico que el reportero avizoraba, no era más que una amenaza para los trabajadores del campo. Punzante y escribiendo en primera persona hacía la denuncia:

“... Porque Cordemex es la historia -no termina, está muy lejos de terminar aún- de un cuantioso fraude por lo menos de 435 millones de pesos del que concretamente he acusado a los actuales miembros del Consejo de administración del consorcio cordelero ya nacionalizado”.

“¿Acaso no iba a continuar la corrupción, si se ha gravado al pueblo yucateco con una inmoral deuda de doscientos cincuenta millones de pesos, destinados a la adquisición de auténtica chatarra que valía ciento diecisiete millones y cuya compra sólo ha beneficiado al reducido grupo de cordeleros insaciables, encabezados por Vicente Erosa Cámara, Augusto Iturralde, Juan Macari Canán, Andrés García Lavín, Pedro Ignacio Manzanilla y Cía. -ahora premiados con el monopolio nacional del cacao-, señalados ante la opinión pública nacional y a quienes, por otra parte, se les permitió obtener utilidades ilícitas durante dos años y tres meses, aparte de autoventas de henequén industrializado en vísperas de alzas de precios fijados precisamente por ellos mismos?”.

Su estilo de proporcionar datos a través de los cuestionamientos para involucrar al lector y retar a la respuesta de los involucrados responsables, fue delineado en cada una de sus entregas. Técnica editorial que más tarde perfeccionó y de la que en este mismo texto da un ejemplo:

“¿Podría desvanecerse la mentira, si nunca ha existido la cacareada nacionalización de la industria cordelera, ya que se permitió a ex miembros del Consejo de administración de Cordemex, adquirir fábricas en Tamaulipas, San Luis Potosí y Campeche, y siempre ha  prevalecido la desorbitada diferencia de precios entre el henequén ejidal comprado por Cordemex y el que rige en mercado internacional?”.

Tras las aseveraciones y preguntas, Mario Renato Menéndez complementaba cada uno de sus textos noticiosos con datos (en columnas y listados) que, bajo consulta de fuentes e investigación documental, agrupaba para mejor explicación de la problemática planteada. En el caso que se aborda ahora (Cordemex) incluso de contexto internacional.

Cuando el Internet y la serie de herramientas de visualización que provee la tecnología de hoy día, que permiten categorizar al periodismo de datos como una disciplina, él lo ejercía con los recursos de la época. Por ello, sus textos también son dignos de consulta en el estudio de la profesión.

A la búsqueda de soluciones

De una forma sintetizada, en julio de 1965, aún apareciendo como colaborador en la Revista Sucesos; Mario Renato Menéndez Rodríguez  daba una lección más de periodismo, del que hoy se tipifica como “de soluciones”.

De acuerdo con la definición de International Journalists Network, el “periodismo de soluciones investiga y explica, de forma crítica y clara, los esfuerzos por resolver problemas ampliamente compartidos”.

Su título “La amargura de la miel” fue dedicado -dentro de la investigación- al señalamiento del estado de la industria mielera en Yucatán, la detección del problema inmediato y un planteamiento para resolverlo: una solución.

Con técnicas que hoy son tipificadas como ramas del periodismo, Mario Renato Menéndez Rodríguez seguía en el cumplimiento del compromiso adoptado desde que comenzó a publicar en Sucesos.

“La posible solución al grave problema de la miel que afecta a México, radica en una enérgica disciplina económica, exigida por un Gobierno honrado, que pueda tener la autoridad moral necesaria para proteger a los apicultores, sin caer, bajo ningún concepto, en un funesto monopolio como el de Cordemex. Esto sólo puede lograrse obligando a todas las casas exportadoras a integrar una sociedad que impida violaciones de precios previamente fijados por un comité de ventas. Y debe entenderse también, para evitar lo que ocurrió y ocurre con el consorcio cordelero, que las utilidades de las casas exportadoras, deberán ser limitadas y cualquier aumento, en los precios del mercado mundial, sea para beneficio exclusivo de los productores de miel”.

“ Claro, está, para mantener condiciones sanas y garantizar el desarrollo normal para impedir también lo que ocurrió y ocurre con el mercado del henequén, donde prevalecen los James Fife, Iturralde, Manzanilla, Delp, etc., debe venderse el producto peninsular entre el mayor número posible de agentes. Concretamente: evitar hasta donde sea posible el fortalecimiento de Tuchel & Sohn.”

“Todavía más: el Instituto Apícola de Yucatán, una falsa surgida del pequeño feudo familiar de Oramas Repetto, debería tener un departamento comercial dedicado a la recaudación de datos y estadísticas indispensables para conocer la situación del mercado de la miel y que ayudarían en la fijación de los precios.”

La apuesta que hace el periodista para explicar y plantear la posible solución, demuestra a la lectura completa del texto, cómo se basa en la observación del problema, se basa en las evidencias y la consulta de fuentes. Un buen comienzo, de una metodología periodística que no sería vista como una disciplina sino hasta el 2013, o sea casi 50 años después de la redacción y publicación del texto de Menéndez Rodríguez.

En el 2022, el periodista español Alfredo Casares, fundador del Instituto de Periodismo Constructivo, señaló que fueron los periodistas David Bornstein y Tina Rosenberg del New York Times, en el 2013, quienes crearon la técnica periodística “de soluciones”, con el objetivo de añadir nuevas metodologías para redactar noticias dada la transformación del oficio.

Antes de este año y con una clasificación, cada vez más amplia y clara, del periodismo, todo era iniciativa del reportero, con la intención propia de construir, al mismo tiempo que señalaba el conflicto.

“La terrible verdad de Yucatán: los Ejidatarios Explotados”, “En Yucatán sólo hay un líder: el hambre”, “Yucatán: Estado sin Gobierno” y “El gran fraude de Puerto de Alvarado”, fueron otros de los títulos destacados de la revista Sucesos de la pluma del reportero Mario Renato Menéndez Rodríguez; medio donde aparece su nombre como Director Editorial a partir de la edición número 1692, que salió a la venta el 8 de Octubre de 1965.

Con apenas 28 años de edad, Menéndez Rodríguez ocupó el cargo editorial más alto en el semanario que rápidamente cobró notoriedad por su corte editorial, diverso, duro y crítico.

En la Dirección Editorial le antecedió Raúl Prieto y en la Subdirección, Angélica Inzunza; cediendo un espacio hasta entonces reputado, con todo y las críticas a sus formas de hacer periodismo.

El 15 de octubre de 1965, en la edición 1693 de Sucesos, el nombre de Mario Renado Menéndez Rodríguez estaba en lo alto del directorio editorial en la edición de Sucesos para Todos. El periodista Álvaro Villa le acompañó como Jefe de Redacción  y Rius como Jefe del Suplemento Humorístico.

Bajo su dirección, se contaron colaboradores como Elena Garro, Carlos Monsiváis, Regis Debray, Carlos Loret de Mola, Enrique Gómez Vadillo, Andrés Henestrosa, Nikito Nipongo, Heberto Castillo (con quien años después tuvo un rompimiento), los dibujantes Rius, Naranjo, Heras, AB, Magú; entre otras muchas plumas más que antes le habían acompañado en su época de colaborador como la de Gabriel García Marquez.

Una mirada real a la Península

Todavía como territorio federal, no un Estado conformado a la República, Quintana Roo fue volteado a ver desde 1965 por los reveladores reportajes de Menéndez Rodríguez. No sólo esa entidad, volteó los reflectores también a Campeche y a sus pescadores; así como lo hizo con Yucatán y sus henequeneros.

En una especie de retribución editorial, pese a la salida de Mario Menéndez del territorio que lo vio nacer, nunca dejó atrás los problemas que conocía de cerca y que había palpado desde su adolescencia.

Si hoy se quisiera nombrar, en un estricto estudio, a esas muestras del trabajo, cabrían en la definición del periodismo hiperlocal. Así fue como Don Mario proyectó los problemas locales de la Península de Yucatán a la realidad global de ese entonces.

Por ejemplo, el 30 de julio de 1965, bajo el titular: “El abandonado territorio de Quintana Roo”, expuso:

“Quintana Roo, a pesar de su formidable potencial económico, no produce ni un solo kilo de pescado fresco, destinado al consumo de los mexicanos. Además de los elementos rudimentarios que se emplean para la pesca, los principales problemas que aquejan al territorio son las vías de comunicación, medios de transporte, distribución y venta del pescado.”

“Tan abandonada se encuentra esa región de México que, inclusive, fue palpable la falta de interés de la comisión de técnicos alemanes encabezada por el Ing. Minnemann y el Dr. Schmidt —que, a solicitud del gobierno mexicano, efectuaron en 1960 estudios sobre la pesca en nuestro país—, por las posibilidades de desarrollo y ampliación de la industria en Quintana Roo.”

El territorio siempre ha sido considerado como un feudo maderero y, últimamente, debido a Cozumel y a Isla de Mujeres, se ha subrayado el interés por el turismo. Pero, ¿se ha preocupado el Banco Nacional de Fomento Cooperativo por Holbox, Xcalac, Vigía Chico, Contoy, poblaciones que ayudarían al progreso de la república con pequeñas inversiones, no de millones de pesos sino de varios cientos de miles?”

“Mientras los habitantes de esos lugares se debaten en la más dramática miseria, ¿puede explicarse la inversión de ciento veinte millones de pesos en el puerto piloto de Alvarado, que no sólo no produce a la nación, sino que le cuesta al pueblo mexicano?”.

Poblados que en ese entonces apenas y se conocían en el mapa, Xcalac y Holbox, fueron elevados a discusión nacional por la observación e investigación del reportero.

“La angustiosa situación de la cooperativa de Xcalac, administrada con honradez, podría aliviarse con una inversión de cien mil pesos —¿qué son frente a los 120 millones de Alvarado?—, para instalar una fábrica de hielo y, si no igualar la pesca de los ingleses –los mexicanos no tienen mercado por ahora—, sí desde luego borrar considerablemente la patética diferencia que actualmente existe…”

“¿Y Holbox, que se encuentra a merced de todas las irregularidades? –No es un puerto habilitado para la pesca de altura; no tiene aduana, ni oficina de Hacienda, migración o alguna otra dependencia federal que pueda fiscalizar la entrada o salida de barcos extranjeros. Entonces… Ocurre que pescadores de Holbox, desamparados desde todos los puntos de vista, venden sus productos a barcos norteamericanos. Y esto podría evitarse, si el gobierno federal instalase una pequeña fábrica de hielo, que tanto se necesita en esa isla, y proporcionase medios de transporte.”

La premisa del abandono en Quintana Roo, que parecería actual, es la problemática que el periodista expuso en una serie de entregas que subrayó la crisis pesquera en la zona y región; situación que también exploró y demostró en Campeche.

“El Escándalo de Campeche” fue uno de los reportajes que exhibieron los compadrazgos políticos en el Estado controlado en aquella época por un grupo del que poco más tarde destacaría Carlos Sansores Pérez, extinto padre de la actual gobernadora de nombre Layda.

Sin recato, escribió Menéndez: “Los compadrazgos políticos son, por lo general, funestos para el pueblo. Porque son los medios más eficaces para enriquecerse ilícitamente al amparo de quien se encuentra en el poder. Con relación a Campeche, el Gobernador está unido a los Pérez Cámara no sólo por los lazos de la amistad, sino también por los familiares”.

Sus escritos desmenuzaban la situación: “Todavía más, fueron precisamente ellos quienes brindaron su apoyo a la candidatura del Lic. José Ortiz Avila, que no era, bajo ningún concepto, la principal baraja que figuraba sobre la mesa del partido oficial para substituir a Alberto Trueba Urbina. Actualmente, Carlos Pérez Cámara es diputado federal. Su hermano Genaro fue uno de los hombres de confianza de Ortiz Ávila, al grado de que, antes de ser acusado por el fraude en perjuicio de los 520 miembros de Pulperos de la Sonda de Campeche, cooperativa de la que era gerente, ocupaba también los cargos de subtesorero del Gobierno del Estado y de presidente de la Cámara de Comercio”.

Aunque poco se sabe de esta faceta, Mario Renato Menéndez también contribuyó con su trabajo gráfico a dar a conocer estas situaciones. Si bien tuvo un fotógrafo siempre a su lado, al que -cualquiera que fuera su nombre- le reconoció el valor de acompañarlo en sus aventuras editoriales; en Campeche con su lente captó la pobreza de los pescadores del Barrio de San Francisco, asentados en humildes chozas.

También retrató la realidad en las aguas litorales de Ciudad del Carmen y las vicisitudes de sus hombres de mar.

Con el suspicaz título, “Los Nuevos Piratas de Campeche”, el autor desentrañó la situación relacionada con el fraude a Pulperos de la Sonda; “un racimo de horca, encabezado por los hermanos Selem Kuri” era la consigna que destacaba en esas páginas.

“Los Braceros Marinos” sirvió para visibilizar la contratación de pescadores mexicanos en aguas de la región, de parte de empresas estadounidenses que les pagaban un salario menor al establecido por la captura de camarón. Un trabajo efímero, sin relación bajo contrato; como en el campo extranjero.

De ese reportaje se destaca: “Otra inmoralidad es la que se comete en perjuicio de las embarcaciones nacionales. Individuos al servicio de un Jacobo Selem o un Pedro e Ignacio Cetina, se dedican al saqueo continuo de las bodegas de las embarcaciones camaroneras de Campeche. El crustáceo robado es desembarcado luego de manera sigilosa en Seybaplaya, Champotón e Isla Aguada, y posteriormente se vende a la Congeladora del Golfo, de los Selem, o a Isla Camaronera, de Rubinstein, o a Mariscos del Golfo, de Eduardo Casares”.

“Comprenderá el lector que esta clase de robo es muy grave, porque lesiona, fundamentalmente, a pescadores mexicanos, cuyos ingresos dependen de la cantidad de camarón que entregan en el puerto”, escribió Mario Renato Ménendez Rodríguez.

Igualmente, revelaba la deleznable práctica de los empresarios. “También, durante los últimos años, ha adquirido gran auge lo que se conoce como el bracerismo en el mar.

Consiste en lo siguiente: Los barcos camaroneros norteamericanos –que cuentan con pilotos automáticos, radar, ecosondas, etc.— salen de la Florida y Tejas (sic) y se dirigen ??a las costas de Campeche, donde fondean, en espera de parejas de pescadores campechanos que son contratados por salarios inferiores a los que perciben los norteamericanos, pero muy superiores a los de cualquier otro pescador nacional.”

Relató que a bordo de esas embarcaciones, esos obreros mexicanos trabajaban como auténticos esclavos por períodos de diez a quince días. Al cabo de ese tiempo, retornan al puerto con mil quinientos pesos cada uno y “es fácil de comprender por qué el gobierno finge ignorancia. Después de todo, representa ese bracerismo fuertes ingresos para Campeche.”

Su patria, sus luchas

Periodísticamente, Mario Renato Menéndez Rodríguez deja ver en todas sus publicaciones, cuáles fueron sus intereses de cobertura editorial, mismos que en Sucesos tomaron una forma más clara.

En sus entregas: notas, reportajes, editoriales, crónicas, entrevistas y otros géneros; se revelan sus temas por convicción, siempre presentes durante su trabajo en campo.

Primeramente fue un mexicano, un periodista, que consideraba a América Latina como la Patria, incluso en una editorial de Sucesos lo ensalza:

“Para enfocar el concepto de la Patria con la mayor aproximación, es indispensable proscribir de tan puro sentimiento el espíritu chauvinista de la demagogia”.

“Empieza a dar frutos en todo el continente la siembra que hace más de medio siglo hizo con tenacidad inquebrantable el magisterio luminoso de José Enrique Rodó. Si alta es la idea de la Patria -decía sobre poco más o menos el uruguayo inolvidable-, más alta aún de la América, y proponía, con anchurosa amplitud de pensamiento, que tan hondo como el amor que experimentemos por el país en que nacimos, debe ser también nuestra devoción por la América toda. Soñaba con que la gloria de Hidalgo y Morelos, por ejemplo, no fuera sólo patrimonio de la historia de México, sino que igualmente sirviera para decorar, con la de Martí, Bolívar y San Martín, con la de todos los héroes de la emancipación hispanoamericana, el cielo de una América que, por generalización del nobilísimo concepto, resultara tan mexicana y cubana, tan venezolana y colombiana como uruguaya y argentina, como peruana y chilena.”

En la editorial se nota el mismo sentimiento que expresaba ya siendo un octogenario, pues su ímpetu por explicar la importancia de una Latinoamérica unida no aminoró con los años; por el contrario, fue una idea que le dio vida a su carrera periodística, como se verá más adelante.

“El dolor y las necesidades comunes han estrechado la unión de las grandes mayorías latinoamericanas que hoy día luchan decididamente por liberarse de la opresión de unas minorías impuestas para fomentar, defender y acrecentar las utilidades de los monopolios norteamericanos y que se mantienen en el poder por medio de sistemas y reglas ideados para tal fin por ellas mismas y por los Estados Unidos. Por eso el concepto de la gran patria americana, el concepto de la gran familia continental se ha convertido en una realidad urgente para los oprimidos de la América Latina, porque han comprendido que, mientras prevalezcan esos sistemas y reglas, no podrán ocupar el lugar de las minorías en el Gobierno de las naciones del continente y se seguirá viviendo sin justicia y libertad divisible.”

Sus valores democráticos, el poder del pueblo para el pueblo, servirle a él, no al uso del Ejército contra éste y otros, fueron plasmados en sus investigaciones en distintos países.

Para Mario Renato Menéndez, no había nada más importante en la labor periodística que salir al campo a tratar con la gente, los que estaban inmersos en la noticia, aquellos que padecían las injusticias sociales y por tanto debían tener voz; la que él les proporcionaba a través de sus escritos.

En sus redacciones, también, siempre fue priorizado el llamado Breaking news, el última hora que sin tanta tecnología como ahora -ni expresiones ciudadanas de periodismo o redes sociales- debía garantizar a su lector.

Muestra de ello fueron sus famosas ediciones extraordinarias, sus cierres en las madrugadas, en los cuales se aseguró que siempre tuvieraa para su audiencia “lo último”, y si materialmente le era imposible; siempre tuvo un mensaje para anunciar al que esperaba leerlo, que en breve: esta historia continuará.

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JG