Por Yolanda Gutiérrez
La volcadura de una pipa de gas LP en la autopista Cancún-Mérida, que impactó previamente contra un volquete y dejó el saldo de dos personas lesionadas, aunque no de gravedad, además de cuantiosos daños materiales, provocó el cierre del tramo comprendido entre la avenida Huayacán y el bulevar Luis Donaldo Colosio por espacio de varias horas, hasta que los vehículos implicados en el siniestro pudieron ser retirados de la vialidad, reestableciéndose entonces la circulación.
Los hechos se registraron pasadas las diez de la mañana a la altura del kilómetro 303 de la carretera federal Cancún-Mérida, cuando según datos recabados en el lugar, una pipa de la empresa Sonigas, con placas TB 9006-6 de Quintana Roo, cargada con cerca de mil litros de gas LP, chocó por alcance con un volquete blanco marca International con placas 1-SWD-33A, también de Quintana Roo, lo que propició el cierre de la vialidad en el tramo comprendido entre la avenida Huayacán y el bulevar Luis Donaldo Colosio.
Esto orilló a decenas de vehículos que circulaban rumbo a la Riviera Maya a dar media vuelta y buscar otra vialidad alterna, que la mayoría encontró atravesando la periferia de la población Alfredo V. Bonfil.
Según informaciones recabadas en el lugar del percance, la pipa accidentada tiene capacidad para almacenar 12 mil litros de gas licuado, pero al momento del siniestro portaba alrededor de mil litros, en virtud que ya había surtido a varios clientes.
Al parecer, el volquete implicado encontraba realizando una maniobra y la pipa se estampó contra la parte trasera del primer vehículo y fue tal la fuerza del impacto que el contenedor del gas se desprendió de la cabeza de la unidad de Sonigas y quedó tirado en mitad de la carretera, con una de sus válvulas rotas, lo que provocó una importante fuga, que fue atendida por elementos del cuerpo de Bomberos, quienes con sus mangueras se abocaban a inundar el cilindro de agua para enfriarlo y evitar una posible explosión.
Uno de los testigos mencionó que al momento del impacto se salió una de las válvulas, que en el argot se conoce como “bola”, al parecer la del motor; a la par que hacía el comentario, otras dos personas se introdujeron en el monte con objeto de buscar una estaca que pudiese servir como tapón para detener la fuga.
Encontraron lo que se necesitaba y procedieron a afilar la estaca para acomodarla en el hueco que dejó la válvula, mientras que se les indicaba que no la afilasen demasiado porque bajo la válvula que se salió hay otras más que estaban aguantando la fuga, pero si la estaca quedaba muy afilada se corría el riesgo de que alguna de las otras válvulas pudiese romperse también, con nefastos resultados.