¡Qué pasa ilustre caballero!
Con esa jovialidad, me saludaba, siempre, el eterno director de los diarios Por Esto!, tanto cuando desde Mérida me llamaba por teléfono a Cuba, o cuando llegaba a su oficina o su casa
Con esa jovialidad, me saludaba, siempre, el eterno director de los diarios Por Esto!, tanto cuando desde Mérida me llamaba por teléfono a Cuba, o cuando llegaba a su oficina o su casa
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